No pasa nada, pequeña tigresa.

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Me duele la cabeza. Oigo gritos. Son del él. Noto algo caliente rodear mi cabeza. Mi vista está cansada y no puedo responderle. ¡Quiero responderle joder! Quiero verle y decirle que no se preocupe, que no llore más. Pero no puedo.

Entonces deja de dolerme la cabeza. Dejo de sentir el frío y simplemente dejo de oír los gritos de Alex. Desaparezco del mundo y se crea un vacío negro.

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Despierto con una punzada en la cabeza. Abro los ojos, pero enseguida los cierro. Cada mínima acción me duele. No tengo fuerzas casi ni para respirar. Entonces siento a una persona a mi lado y, me vuelvo a sumir en sueños.

No sé donde estoy. Repaso mentalmente. No recuerdo nada. Y cuando digo nada es nada. ¡Sé que he vivido más tiempo joder!

-¿Kira?-susurra una voz casi inaudible. Me suena pero no sé de quien viene.-¡Kira! ¡Ha despertado!

Se abre la puerta y aparecen tres adultos. Todos tienen la cara demacrada y los ojos rojos ojerosos. Se quedan parados estupefactos. El más pequeño de ellos susurra.

-Kira... -se acerca a mí y me besa la frente.

La mujer sale corriendo de la habitación y el otro hombre empieza a llorar. Se acerca lento y me da otro beso en la frente. Yo... No sé quienes son.

-Perdonad... Pero es que no sé quiénes son ustedes...

-Kira no empieces con las bromas- Dice el segundo más joven sonriendo.

-Yo... En serio que no sé quién es usted ni de que me conoce.

Se queda callado y mira al otro hombre. El mayor se apoya en la pared y solloza mientras contiene el llanto.

-¿De verdad que no sabes quiénes somos? ¡Tienes que saberlo joder! ¡No nos puedes hacer esto!

-N-no lo s-sé...

Le veo contener las lágrimas. Siento una punzada en la tripa al verle así. Se me remueve mi corazón.

-Kira ... Yo soy tu hermano, Carlos. Tienes que recordarme...

-Yo... Encantada de conocerte otra vez pero es que... No recuerdo nada. Lo siento.

Entonces, lo que veo me impresiona. El hombre se da la vuelta y con el rostro hinchado de llorar me sonríe y me susurra con voz melosa:

-No pasa nada, pequeña tigresa. Descansa.

Entonces recuerdo algo.

Me miro al espejo. Soy una tigresa muy mona. Mi cara maquillada es una ricura. Soy pequeña y redondita, quizá demasiado redondita. Entonces, en el reflejo veo a alguien acercarse.
-¡Papi!
Corro a él y me da vueltas en el aire. Me sube a sus hombros y me lleva a casa. Vemos una peli muy triste y me pongo a llorar porque el caballito de la peli se ha muerto.  Entonces me lleva a mi camita y me abraza. Me acurruco en las sábanas. Sollozo.
-Papi estoy triste...
-No pasa nada, pequeña tigresa. Descansa.

Entonces lo recuerdo todo. Recuerdo mi infancia y el divorcio de mis padres. ¡Él es mi padre! También recuerdo los nombres de mis otros hermanos y el de mi "mamá".

-¡Papá!

Me sonríe y me abraza con ternura.

-Sabía que con eso te acordarías.

-Por favor quiero ir a Madrid ,papá, todavía no he empezado el instituto y...

- Pequeña ya lo has empezado. Llevas cuatro meses yendo. Haz memoria.

-No recuerdo nada...-digo asustada.

-Tranquila, no pasa nada...-dice acariciándome el pelo.

Entonces entra... Mia? Sí, se llamaba así; acompañado del doctor. Mia se acerca y me abraza flojito. El doctor manda salir a fuera todos y me hace distintas pruebas. Le cuento lo que me está pasando y noto su preocupación. Pero a su vez noto su intento de pasarla desapercibido. Sé que mi amnesia no es lo que se pueda decir normal, pero al menos he recordado a mi familia, mi vida aunque no sepa que he hecho estos últimos 4 meses. Me sonríe y sale de la habitación para llamar a mis padres. Entran y conversamos de pequeñas tonterías de mi infancia. Sé que lo hacen para comprobar que esté bien, pero no me gusta que lo disfracen de conversación normal y corriente. Esta situación no es así.

Cuando el doctor nos explicó mi problema todos nos asustamos. Tengo un pequeño derrame en el cerebro por culpa de el golpe que supuestamente me di, aunque no hay riesgo de que aumente solamente desaparecerá; y resulta que mi cerebro necesita los datos para recordar y él solito ha seleccionado que información no debe recordar. No sé que habré hecho en estos meses para que mi subconsciente no quiera recordarlo.

Ceno y adormilada oigo a mis padres conversar.

-Tenemos que convencer al chico para que se vaya. Lleva viniendo aquí todos los días desde el accidente... Necesita continuar su vida...

-Mia, ya sabes que lo he intentado y que no quiere. Me apena la situación, pero es su voluntad.

¿De quién estarán hablándo? Y pensando en eso me sumo en sueños.

Pero, ¿cuál es tu historia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora