Capítulo XXXVIII

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Me habré quedado dormida porque desperté y me encontré vestida con la remera negra de Thomas que él traía puesta anoche, solo llevo mi ropa interior de bajo y una de mis piernas se encontraba reposando sobre Thomas, él se habrá tomado la molestia de cambiarme la ropa para así poder dormir más cómoda.

Su pecho bien definido subía y bajaba en armonía con su respiración, verlo dormir plácidamente es uno de mis mayores placeres.

Me levanté con cuidado de no despertarlo y tomé mi neceser para dirigirme al baño, me había fijado en la hora y resulta que aún es muy temprano, así que me tomé mi tiempo para darme una ducha que me quite esta resaca.

Mientras me lavaba el pelo y masajeaba mi cuero cabelludo con delicadeza me puse a pensar en lo que ocurrió hace unas cuántas horas, ¿Massimo se aprovecharía de mí? ¿Intentó besarme a la fuerza?. Jamás pasó por mi mente que él fuera capaz de aprovecharse del estado etílico de una mujer para confesar sus intensiones, la verdad es que ahora ya no podré verlo de la misma manera, gracias a Dios Thomas no perdió el control por completo o de lo contrario el desenlace de aquella noche habría sido distinta, tal vez trágica, por otro lado no quiero saber que habría pasado si Thomas no hubiera hecho acto de presencia, no quisiera pensar lo peor de Massimo, pero me decepcionó, traicionó la confianza que empezaba a tener en su persona y ahora no hay manera que pueda acercarse a mi de nuevo. 

Entré a la habitación envuelta en la toalla y me encuentro con que Thomas ya está despierto y tiene en sus manos la foto que había dejado sobre mi escritorio, se encontraba solo con su bóxer negro que le quedaba como una segunda piel y resaltaba sobre su blanquecina piel, todo su cuerpo se mostraba impetuoso, me quedé un rato allí en la puerta observándolo y mordiendo mi labio inferior pensando otra vez en que esa criatura de los dioses era solo para mi, todo para mí.

— Buenos días.. — saludé cerrando con seguro la puerta.

— Buenos días preciosa.. — dijo mientras dejaba la foto en su lugar y volteó a verme. Madre de todos los cuadritos, pensé al ver lo perfecto de sus abdominales — ¿Puedes ser menos tentadora? — preguntó mientras sus ojos me observaban detenidamente llenos de picardía con un brillo lujuriosamente impresionante.

Baje la mirada para observar mi cuerpo por el que aún se escurrían gotas de agua intentando ocultar mis mejillas acaloradas, incluso podría decir que el agua se evaporaba debido a la temperatura que aumentaba dentro mío.

— Todo de ti me consume por completo.. eres mi dulce tentación..— confesó con su voz cargada de seducción.

Y para cuándo alcé la vista ya lo tenía parado frente a mi, sus dedos acariciando con suavidad por donde se escurrían las gotas de agua, al instante una corriente me recorrió el cuerpo quemándome y derritiendo todo a su paso, impidiéndome pronunciar una sola palabra, un suspiro se escapó de mis labios.

— Aún tenemos tiempo.. — aseguró jugueteando y aflojando la toalla para luego dejarla caer, esta se deslizó por mi piel húmeda, dejándome expuesta, vulnerable.

Yo solo podía observarlo perpleja con los ojos bien abiertos, mi piel se erizó cuándo empezó a acariciar mis hombros con su pulgar, como si le estuviera sacando la medida a mi cuerpo, pasó sus dedos por la cicatriz de mi brazo, para luego acariciar mi cintura, delicadamente subió hasta rozar con ternura la parte más sensible de mis pechos, todo mi cuerpo estaba tenso y mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho, me quedé quieta viéndolo detenidamente mientras él disfrutaba acariciando mi cuerpo, sus ojos estaban encendidos de deseo y algún bulto empezó a hacerse notar en su entre pierna, de repente me apretó a su cuerpo y pude sentir su excitación presionando mi vientre que estaba ardiendo en un deseo descontrolado.

ANNE©[✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora