Capítulo I

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Para decir que mi vida era demasiado emocionante, no lo era, para nada, mientras planeaba mis actividades para esta nueva etapa de mi vida, siempre y todos los días tenía el apoyo de mi madre. Aunque yo sea un poco ingrata y no la llame muy a menudo.

En vista de que vivíamos en las afueras de Wisconsin en un pequeño pueblo, vi la necesidad de mudarme a una residencia para estudiantes, debido al elevado costo de los aranceles de la universidad solicité una beca para la exoneración de los mismos, obtenido eso entonces me puse en campaña para conseguir un trabajo de medio tiempo y así poder costear la residencia y otros gastos personales, ya que los ingresos de mi madre en la granja y la venta de ganado no estaba yendo tan bien.

La universidad me quedaba a unas cuantas horas de mi hogar, así que estaba tranquila sabía que tendría cerca a mi madre. A Colin no le agradó la idea de que me mudase, era bastante controlador siempre quería estar al tanto de mis actividades y de mi círculo social, debido a eso apenas tenía amigos, como dije no soy una persona muy sociable que digamos, a veces era un tanto agotador, pero de igual manera lo quería. Bueno eso era lo que yo cría, nunca antes había intentado nada con nadie, tal vez por el hecho de que siempre tuve miedo a estar vulnerable ante una persona.

Todo iba sobre ruedas, de maravillas teniendo en cuenta mi relación con Colin. Ya llevaba cursando el segundo semestre y adoraba una de mis asignaturas optativas Literatura Inglesa, a pesar de que mi carrera no tenía nada que ver con ello, bueno en realidad no sabía por qué especialidad decidirme. Hoy en día encontrar un trabajo decente con un sueldo promedio para sobrevivir cuesta bastante, así que intento buscar una especialidad que tenga un campo laboral más amplio.

Eran pasadas las nueve de la noche, iba saliendo de la cafetería en donde trabajo, la misma quedaba a tres manzanas de la residencia, el clima era bastante agradable en esta época del año, el invierno aquí es bastante frío y las nevadas suelen ser muy intensas, hacía un poco de fresco, sería como el último aliento del invierno y andando era bastante reconfortante, el invierno ya casi se había ido y la nieve ya no queda.

Llegando a la residencia, para mi sorpresa distinguí una figura bastante robusta y corpulenta, que me resultaba bastante familiar y cuándo volteó me quedé estupefacta.

— Buenas Noches Anne, ¿cómo has estado? — saludó dulcemente.

Casi se me saltaron los ojos de las órbitas, hacía como un mes que no nos veíamos y apenas manteníamos contacto debido a nuestros horarios.

— Hola Colin, ¿qué haces por aquí? —inquirí aún sorprendida, me quedé callada aguardando su respuesta. Sé que he sonado bastante fría teniendo en cuenta nuestra relación.

Él bajó los escalones, se acomodó la ropa, llevaba unos jeans negros bastante ajustados, una camiseta blanca con una chaqueta de cuero.

— Sólo quería verte, te he echado mucho de menos, hace tanto que no nos vemos. Perdona por no avisarte antes sé que eso te molesta. Pero quería sorprenderte. — dijo mientas se pasaba la mano por el pelo y luego se acercó para abrazarme dándome un beso.

— Menuda sorpresa — espeté, sonriéndole respondí a sus cálidos labios y lo abracé. — También te he echado de menos — agregué.

Lo invité a pasar a mi habitación, mientras subíamos las escaleras el me preguntó de dónde venía a estas horas, reconozco que para una chica, andar sola por las calles a estas horas es peligroso, para que me pudiera entender le expliqué que en mi trabajo tenemos turnos rotativos, no siempre saldré a estas horas, no quería que se hiciera mala sangre pensando mal de mí.

Agradezco por no tener compañera, mi habitación era pequeña y tener visita no siempre es muy agradable, tener que compartir mi intimidad con una persona extraña, eso no me iba muy bien.

Cuando llegamos a la puerta me tomé el tiempo buscando mis llaves, mi bolso era un desastre.

— ¿Necesitas ayuda? — preguntó al ver qué no podía encontrar mis llaves.

— Ya las tengo, gracias. — dije y las saqué al fin luego de revolver todo mi bolso.

Entramos a mi habitación de más o menos tres por tres, las paredes eran blancas, era muy frío y desolado así que las decoré con algunas fotos que tomé de algunos lugares que había visitado por aquí, no tenía muchas cosas, solo los muebles que ya estaban aquí, un armario muy pequeño, no podía quejarme, no tenía mucha ropa, mi cama era solo de una plaza — Dormiremos muy apretados, que incomodo —pensé para mí misma y lo peor era que el sanitario está a más de cinco habitaciones de aquí, en el invierno era lo peor.

Pero era lo que podía pagar en estos momentos.

Dejé mi bolso en mi escritorio mientras Colin se acomodaba en mi cama.

Le pregunté si tenía apetito y ordenamos una pizza.

Luego de cenar, conversamos sobre su viaje y él comentó que fue bastante aburrido, me hizo bastante gracia todo lo que tuvo que trajinar para llegar hasta aquí, estaba agotada realmente fue un día muy pesado el que te vimos en la cafetería, por consiguiente vi la necesidad de invitarlo a pasar la noche conmigo y el asintió, no creo que haya hecho alguna reserva en algún hotel por aquí.

Se despojó de la ropa que llevaba puesta dejando a relucir su piel de albaricoque que era suave como un terciopelo, se notaba que se había estado ejercitando, solo se había dejado el bóxer para mas tentación, le quedaba bastante ajustado por cierto, me acosté en la cama y él se acomodó a mi lado, en nuestra relación solo habíamos llegado a segunda base y nada más.

Antes de que pudiera cerrar los ojos él me susurra al oído que había venido a confesarme algo y entonces entendí que era eso su propósito, no que me había extrañado. Lo miré impaciente, pero me ganaba el sueño y entonces le dije que ya hablaríamos al día siguiente con más ganas y con más fuerzas.

Me quedé dormida casi enseguida abrazada a su cuerpo que era bastante cálido, y resultó que no era para nada incómodo, me perdí soñando con este chico de piel cálida y ojos de miel.

ANNE©[✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora