Capítulo XI

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Estoy en el porche tratando de leer un manuscrito que me dejo Lili mientras ella se fue de compras, no puedo dejar de pensar en el día anterior y de la vergüenza que pase por culpa de ese idiota. No debería pensar así de él pero lastimosamente lo es.

Aún estoy en pijamas, llevo una remera negra lisa, me queda un poco grande con unos pantalones de franela con cuadritos. Me levanté bastante temprano, quería contemplar el amanecer. Es tan diferente a Wisconsin es como si aquí los colores del amanecer fueran más intensos, este lugar me atrapa.

Decido avanzar con el manuscrito, está realmente interesante trata de un hombre que lo tenía todo, una familia, un trabajo estable creyendo que había alcanzado la plenitud de su vida adulta, y en un abrir y cerrar de ojos su vida se desmorona, cuando pierde su trabajo, su matrimonio se complica y lo único que lo mantiene fijo a su viejo mundo es su única hija y cuando tocó fondo, por ella logró resurgir. Puedo imaginarme lo distinta que habría sido mi vida si mi padre hubiera estado conmigo y con mi madre, tal vez hoy no estaría aquí sentada.

Le doy un sorbo a mi café y levanto la vista para apreciar el hermoso paisaje, me aparto el pelo enmarañado de la cara y puedo distinguir una figura masculina que está trotando. Y para mi pesar se dirige hacia aquí. Siento como algo se revuelve en mi interior y de pronto entro en pánico.

Mientras tomo la determinación de escabullirme rápidamente el hombre ya está en la entrada agitado, pero no es cualquiera es Thomas Decker ni más ni menos, está sudado y una gota de sudor resbala por su rostro, su remera se pega a su cuerpo sudoroso dejando a la vista lo perfecto que es. Me encuentro bastante sorprendida por su repentina visita supongo ha venido para conversar con Lili porque conmigo no tiene mucho de qué hablar.

— Hola An.. — dice tomando una pausa para recuperar el aire — ¡bonito pijama! — dice mirándome de pies a cabeza y me indigna siento que se burla de mi y pongo una expresión más seria y fría.

— ¡Lili no está! — exclamé adelantándome a cualquier cosa que él me pueda decir — se ha ido de compras, ¿que necesitas? — muestro un poco más de educación en esta frase y me siento superior demostrando mi falta de interés hacia su persona.

— Ah.. No he venido por ella.. ¿puedo sentarme? — y señala uno de los sillones.

— Claro.. ¿y a qué viniste entonces? — trato de no mostrar tanto interés pero en realidad estoy muriéndome por saber que lo ha traído hasta aquí.

— He venido por ti — dice mientras se acomoda y se recuesta para estar más cómodo.
¿Por mi? ¿Pero porque por mi? ¿Que tengo yo que él pueda querer? Seguro vino por trabajo eso si, eso es.

Estoy un poco sorprendida ante su respuesta, ensimismada en mis pensamientos sobre lo que él podría querer de mi.

— Oye.. ¿te pasa algo? — me pregunta sacándome de mis pensamientos.

— No.. es solo que me parece extraño que hayas venido a verme — digo mientras me siento devuelta en mi lugar.

— ¿Y porque piensas eso? ¿A caso no crees que eres lo bastante interesante para que una persona se interese en ti? — pone los codos sobre sus muslos mientras posa su rostro en sus palmas y me mira fijamente con una leve sonrisa. Tiene una dentadura blanca y perfecta se nota que cuida su imagen. Como no lo haría, dirige una empresa, más vale que cuide su apariencia.

Y de nuevo tengo esos hermosos ojos grises puestos en mi, que molesto es.

— Una persona como tu no se interesaría en alguien como yo.. — respondo al instante

— Auch.. — dice asiendo una mueca de dolor — ¿no crees que me estás juzgando antes de conocerme? — tiene razón pero creo que no hace falta conocerlo para saber qué es alguien arrogante.

ANNE©[✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora