Capítulo 21

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[...]

- Tenemos que hablar - la voz de Mariam se escuchaba entre cortada a través del teléfono

- ¿Qué quieres?, estoy ocupado

- Es Joaquín

- ¿Ya se lo dijiste?, muy bien, no eres tan estúpida después de todo

- Pero aún hay un problema

- ¿Ahora que?

- Joaquín tuvo un accidente y esta hospitalizado

- Puta madre Mariam, ¿no puedes hacer nada bien? Ve a verlo, muévete

- Si, si, te mantengo inf... - la rubia no pudo concluir su oración porque la persona del otro lado ya había colgado

Como pudo tomo su bolso y se montó en su camioneta rumbo al hospital, el cuál previamente había llamado para pedir informes sobre la condición del castaño.

No paso mucho tiempo cuando su camioneta se vio estacionada fuera del enorme hospital, entró agitada preguntando informes pero para su mala suerte María fue quien la atendió.

- Buenas tardes en q...- cuando la ojiverde miro a Mariam frente a ella solo pudo poner una mueca en su rostro - tú, ¿que es lo que quieres?

- ¿Como esta Joaquín?

- Eso a ti no te interesa, el esta bien a lado de su novio, no tienes nada que hacer aquí

- Te recuerdo que estas en horas de trabajo y tú deber es darme información sobre Joaquín

- Te la daría, si fueras familiar o amiga

- Soy su amiga - alegó la más alta

- Oh, no, tú eres una zorra - al término de sus palabras la enfermera en jefe la escucho y se acerco para sancionarla, si María quedó suspendida de sus labores por la actitud "grosera" que tuvo con Mariam

- Disculpe señorita, ¿que desea?

- Información sobre Joaquín Bondoni

- ¿Es familiar?

- Si, soy su pareja

- El joven esta estable y se encuentra en la habitación 312

- ¿Puedo verlo?

- Supongo que si - la mujer de edad avanzada le hizo señas a la enfermera compañera de María - Sofía, acompaña a la señorita a la habitación 312 por favor - la joven pelirroja asintió y llevo a la rubia a su encuentro con el castaño

[...]

- ¿Quién eres? - los ojos de Joaquín mostraban curiosidad, miraba atento a todos y cada uno de los movimientos del rizado

- Joaquín, soy yo, Emilio - la voz de este se quebraba cada vez más

- Lo... lo lamento, pero no te conozco - pronunció el castaño un poco avergonzado mientas jugaba con el tubo de suero - ¿te puedo pedir un favor? - el rizado asintió

- ¿Puedes llamar a Mariam? - esas palabras fueron como una daga para Emilio que atravesaba su corazón, dejándolo sin vida.

Estaba por responder cuando la puerta se abrió dejando ver a la rubia alta de ojos color mar y cabello recogido en una coleta.

Cógeme - COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora