Capítulo 32

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Los días en familia en el departamento Bondoni estaban siendo los más maravillosos. Joaquín propuso que ya que serían esposos, sería buena idea que Emilio se mudará al departamento y eso hizo. El día de la mudanza había llegado y como sabían que sería un trabajo pesado, dejaron en manos de María e Isidora a la pequeña Melek.

Y no era porque quisiesen tiempo a solas, de hecho amaban tener a la pequeñita cerca, pero no querían desatenderla mientras ellos ordenaban la habitación principal.

— Amor, esto sonara raro pero, ¿donde irán mis calzones? — preguntó Emilio, sacando una carcajada de parte de el más pequeño

— En el suelo cariño — respondió Joaquín un tanto pícaro provocando que las mejillas de su prometido se pintaran de un color carmín

— Amoor — bufo el rizado — hablo enserio — este se había levantado del suelo para acercarse por detrás a Joaquín y rodearlo por la cintura

— Yo también hablo enserio — en un pequeño giro, ambos quedaron frente a frente y a pocos centímetros uno del otro — el suelo es un lugar perfecto para los tuyos y los míos — el rizado estaba completamente rojo y Joaquín se acercaba cada vez más a el

— Joaco

— ¿Si? — sus labios estaban a milímetros de tocarse, la respiración de ambos era agitada y en un impulso el menor roso sus labios con los de su pareja para después quitarse y caminar triunfante — puedes guardarlos en el tercer cajón de aquel mueble — dijo sin más acercándose al otro lado de la cama para recoger una de las cajas que se encontraban en el suelo 

— Te encanta hacer eso verdad— reprocho el rizado 

— ¿Hacer qué? — de manera tierna colocó una mirada angelical 

— Dejarme con las ganas de darte un beso 

— Lo siento Emi, tienes que ganártelo — y antes de que el rizado pudiese hacer algo, Joaquín salio corriendo de la habitación para guardar las cajas con cosas de el que no ocupaba en la pequeña bodega 

Emilio solo pudo reír ante el comentario y reacción de su prometido, lo conocía perfectamente y se había enamorado totalmente de ese humor que solo el castaño poseía.  

Camino lentamente al cajón que anteriormente le había indicado su pareja y lo abrió, noto que estaba casi vació, solo había tres cargadores, una lampara y... UNA CARTA.

LA CARTA... 

Firmada en la parte inferior derecha por Samuel Carpenter 

Emilio noto que estaba arrugada, se veía sucia, más no abierta. Él sabia lo que significaba ese hombre para el amor de su vida y entendía el hecho de que no hubiese querido leerla, pero también sabía que podía ser algo importante, pues a pesar de todo, el hombre escribió algo para Joaquín antes de morir.

Tomo la carta entre sus manos y se senté en una de las esquinas de la cama con la cabeza gacha esperando a su prometido, de pronto escucho pequeños brinquitos acercándose a la habitación, no tardo mucho tiempo para que una silueta delgada apareciera en la puerta.

—¿Todo bien amor? — cuestiono Joaquín entrando lentamente a la habitación 

—Sí solecito, solo que encontré esto en el cajón — alzó la carta hasta la altura de los ojos de su pareja y después este se agachó.

Cógeme - COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora