Tortitas

10.5K 396 15
                                    

POV NATALIA

Me desperté con caricias de Alba sobre mi brazo, cuando abrí los ojos me encontré con los suyos, tan grandes, tan bonitos...

- Buenos días rubia...
- ¿Qué tal has dormido?
- Como un bebé, tu cama es muy cómoda.
- Me alegro – Alba rió - tengo que ir a despertar a Oli.
- Claro si, ¿qué quieres que haga? ¿Quieres que me vaya ahora y venga en un rato?
- No te preocupes, sigue dormida. Y es muy pequeña para pensar estas cosas... Vístete y ve a la cocina si quieres. Yo voy a despertarla y a vestirla, que siempre me lo pone un poco difícil... - dijo mientras se levantaba de la cama y yo tiré de su brazo.
- Te olvidas de algo – dejó un suave beso en mis labios y salió.

Me vestí rápido y fui a la cocina. La casa de Alba era como ella, cálida y acogedora, y con mucha personalidad. Me apetecía hacer algo de desayuno, raro en mi la verdad, así que me puse a hacer tortitas, una de las pocas cosas que sabía hacer en la cocina... de repente cuando sacaba la última tortita de la sartén...

- ¡¡Nalia!! – un cuerpecito se abrazó a mis piernas y yo me agaché para abrazarla.
- Hola pequeñaja – Olivia no dijo nada, solo sonrió y volvió a abrazarme.

Levanté la cabeza y vi a Alba que me miraba con una sonrisa tierna en la cara.

- ¿Tenéis hambre? – dije levantándome del suelo.
- No tenías por qué Nat...
- Ya, pero me ha apetecido.
- A ver – dije dejando a Olivia en su trona -¿te gustan las tortitas? – la niña asintió - ¿y con qué las quieres?
- ¡Cocholate!
- Muy bien – le puse el plato a Olivia y miré a Alba apoyándome sobre la encimera y acercándome a ella- ¿y a ti con qué te gustan las tortitas? – Alba se mordió el labio inferior.
- Con lo que tu quieras.

Nos pusimos a desayunar las tres y después nos fuimos a dar un paseo para ir a comprar lo que necesitaban. En algunas tiendas Alba le compró algo de ropa pero la pequeña no tardó en cansarse de probarse cosas. Llegamos a El Corte Inglés y fuimos a la sección de niños, Olivia no paraba de corretear por todos lados, era un terremoto, mientras tanto Alba intentaba probarle algunos abrigos y chaquetas.

- Oli por favor estate quieta un poquito, solo 5 minutos que pueda ver cómo te quedan los abrigos.
- ¡No! – dijo y salió corriendo.
- ¡Olivia! – gritó Alba y fue tras ella, a los dos segundos apareció con Olivia en brazos llorando como una loca y a mi se me rompió el corazón – Nos vamos. Y no hay pizza Olivia.
- ¡No! – dijo mientras lloraba desconsolada y Alba la dejaba en el suelo desesperada.
- ¿Puedo intentarlo? – susurré a Alba que me miró rodando los ojos y asintió – Ey Oli – dije acercándome a ella – yo tengo mucha hambre, no quiero quedarme sin pizza – Olivia se secó las lágrimas y me miraba atenta – mira, a ver qué te parece mi plan. Mamá tiene que comprarte un abrigo nuevo, así que tienes que dejar que te los pruebe, y después si te portas bien te prometo que vamos a comer una pizza – miré a Alba que sonreía levemente - ¿si?
- Vale... - dijo finalmente la pequeña.
- ¡Bien! Entonces, ¿podemos probarte estos abrigos? – asintió.

Olivia se dejó probar los abrigos sin quejarse y Alba le compró un plumas de color frambuesa y un par de gorros.

- Ahora vamos a comprar algo para mamá, ¿vale? – dije cogiendo en brazos a Olivia.
- ¿Qué? No, no. Da igual Nat en serio, otro día vendré.
- Que no, Oli, ¿a qué no te importa que mamá se pruebe algo de ropa?
- No mami.
- ¿Seguro Oli? No quiero que te aburras.
- No aburro mami.
- Vale – dijo Alba y me dijo un gracias mudo.

Estuvimos dando una vuelta y Alba cogió algunos jerseys y pantalones. Vió un mono qu ele encantó y yo le insistí en que se lo probara. Alba se metió en un probador con un montón de cosas que nos iba enseñando a Olivia y a mi.

- ¡Esto es lo último! – gritó Alba desde el probador – ya está, ¿os gusta? En realidad no se cuándo voy a ponerme esto tan puesto pero bueno...

Me quedé mirando a Alba embobada. Se probaba un mono largo de color gris oscuro con lineas verticales como de purpurina. Estaba impresionante.

- Mami guapa – dijo Olivia que estaba sentada sobre mis rodillas.
- ¿Si? ¿Te gusta mi amor? – la pequeña asintió y Alba dirigió la mirada hacia mi.
- Estás impresionante.
- Gracias – se puso ligeramente colorada.

Después de eso fuimos a comer pizza, como le prometí a Oli. Cuando volvíamos a casa de Alba la niña empezó a estar muy cansada así que Alba me dio las cosas que llevaba en las manos y cogió a Oli en brazos, que se quedó dormida en seguida. Una vez en casa Alba la dejó en la cama y salió al salón, donde yo la esperaba de pie, no sabía qué hacer porque pensaba que igual su reacción de ayer era porque no quería que estuviera tanto con Olivia.

- Lo he pasado muy bien Alba - le dije por fin.
- Pero ¿por qué estás ahí tan tiesa? Ponte cómoda.
- Ya es que no sabía si querías que me quedara - dije mirándola a los ojos.
- No voy a echarte más, prometido - sonreí como una tonta - eso sí, Oli es un torbellino, necesitarás alguna sesión de fisio y puede que hasta de psicólogo si pasas mucho tiempo con ella... - reí.
- Creo que me gustas como para asumir las consecuencias... - dije abrazándola.
- Bien.
- Oye, no me lo cuentes si no quieres, pero... - iba a preguntarle por el padre de Olivia cuando me cortó en seco.
- Se fue - dijo rápidamente - nos queríamos mucho, bueno, él no tanto supongo. Cuando me quedé embarazada fue una sorpresa, pero cuando Oli nació el empezó a agobiarse y un mes después desapareció. Dejó una nota en ese mueble de ahí - dijo señalando una cómoda - y nunca más he vuelto a saber de él - se quedó mirando a la nada - por eso no te dije nada de Olivia - me miró - se que no es excusa pero su padre se fue, y mi ex novio pasó con ella apenas un mes y luego también decidió irse... Desde entonces no he tenido relaciones serias, y la verdad, no pensaba que lo nuestro fuera a serlo... pero me gustas mucho Natalia, siento haberte oultado todo esto, supongo que es por miedo, por cobardía... no se.

No sabía qué decir. ¿Cómo alguien puede abandonar a su propia hija? No me entraba en la cabeza. Quería quitarle un poco de hierro al asunto.

- Pues ¿sabes qué te digo? - dije y Alba se giró a mirarme - que ellos se lo pierden - La sonreí guiñándole un ojo y después de unos segundos mirándome me sonrió.

Después de un rato en el sofá sin hacer nada más que hablar de nuestras vidas, me fui a casa. Estaba empezando una relación una mujer con una hija. No es que me asustara, pero joder, que es una niña. No es un perro. Es algo serio. Y lo que menos quiero en el mundo es que Alba u Olivia lo pasen mal, y menos por mi culpa. Pero lo que le dije a Alba era verdad, me gustaba tanto que estaba dispuesta a asumir las consecuencias. De camino iba pensando que Marta tenía razón, me estaba metiendo en un lío... bueno en realidad ya estaba metida de lleno.

Todo o nada // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora