Las riendas

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POV NATALIA

Me desperté con el recuerdo de la noche con Alba en mi cabeza. Joder. Era perfecta. No se qué es lo que se siente cuando uno se enamora hasta las trancas, de esas veces que dejarías todo por alguien, pero si se lo que se siente cuando estás totalmente colgado por una persona, y lo estaba sintiendo de lleno. El fin de semana no vi a Alba, le propuse quedar un par de veces pero parecía estar muy liada así que no pude verla. La semana siguiente, fui a verla a la galería por sorpresa.

- Perdona, ¿tienes alguna obra de un atardecer? - le dije acercándome a su mesa.
- ¡Pero bueno! ¿Tú que haces aquí? - dijo levantándose y dándome un abrazo.
- Me apetecía verte, así que, aquí estoy. Ya que llevas todo el fin de semana desaparecida...
- Ya, lo se, lo siento - se sentó en la mesa y parecía nerviosa - tenía un montón de cosas que hacer. Siéntate si quieres - me senté.
- ¿Cenamos hoy?
- Ay no puedo...
- ¿Mañana?
- Lo siento Nat, tampoco. Tengo la semana liada... - como siempre... pensé yo.
- ¿Y este finde tienes algo que hacer?
- Pues no, la verdad es que este finde puedo hacer lo que quieras. ¿Qué me propones?
- Estamos en horario infantil, no puedo decirte lo que quiero hacer contigo - le dije pícara y Alba se mordió el labio.
- Entonces esperaré al viernes para descubrirlo...
- ¿Paso por aquí a las 3 y pasamos el día juntas?
- ¡No! - dijo en lo que fue casi un grito - perdón, quiero decir que no puede ser, porque este viernes tendré que salir más tarde pero aún no se cuándo. ¿Cenamos?
- Claro. Cenamos - dije un poco confundida.
- Genial.
- Pues me voy entonces que no quiero entretenerte - dije levantándome.
- Me encantaría que me entretuvieras... - dijo Alba mirándome de arriba a abajo desde su mesa.
- Hasta el viernes rubia.
- Chao.

Alba se había comportado de una forma un poco rara, pero no le di mucha importancia la verdad. Estaba esperando que llegara el viernes como agua de mayo. A las 9:30 habíamos quedado en un restaurante mejicano, cuando Alba llegó pensé que me moría. Entraba en el restaurante mirando hacia los lados con su boca entreabierta, su pelo algo despeinado y sus ojos achinados. Llevaba un pantalón ajustado de efecto cuero y una camisa semitrasnparente del mismo color. Sus labios carmín perfectamente pintados captaron mi atención al instante. Levanté la mano para que me viera y se acercó rápido.

- Perdón, perdón - dijo sentándose en la silla de al lado - llego tarde perdóname.
- No pasa nada rubia, pero no me has dado ni un beso ni nada... - me sonrió y se acercó a mi para dejar un beso suave en mis labios.
- Hola - dijo sonriendo.
- Hola... - ya estaba cachonda perdida.

Pasamos la cena riéndonos y contándonos nuestra vida, bebiendo margaritas y chupitos de tequila. Lo estábamos pasando genial y de repente llamaron a Alba al móvil.

- Ay perdón - miró la pantalla y yo la miré sin poder evitarlo, vi que ponía Mari - da igual mañana hablo con ella.
- Ey Alba no, contesta en serio, no me importa. Vamos cógelo tonta - cogió de nuevo el móvil.
- Dime Mari. Si, estoy cenando. ¿Pero qué dices? Vaya pedo llevas - dijo riéndose - no Mari que ya te dije que tenía plan, no voy a salir. No seas pesada. Ay Mari... - le corté.
- Oye, a mi echarme unos bailes no me importaría la verdad - le dije en un susurro - si tu quieres ir claro.
- ¿En serio?
- Si, además me encantaría conocer a tus amigas - Alba me sonrió.
- Mari. Bueno igual pasamos un rato, dime luego donde vais y te digo. Si. Calla idiota. Venga chao.
- ¿Vamos a ir?
- Pues, a ver si tu quieres si, yo encantada.
- Pues entonces vamos, en serio me apetece.

Una hora después más o menos cogimos un taxi para ir a la discoteca donde estaban los amigos de Alba. Me presentó a María y Marilia, eran tan diferentes que sorprendía que fueran amigas. También conocí a Joan y Carlos que estaban también con otros amigos.

- Oye Natalia - me dijo María - ¿Tú qué intenciones tienes con mi amiga eh?
- ¡MARI! - gritó Alba y yo me reí.
- No tranquila - le dije a Alba - ¿quieres la verdad?
- Si claro.
- Pues, mi intención esta noche es llevármela a casa y follar con ella mucho y muy bien - dije seria mirando a María y a Alba. La cara de Alba era un cuadro, mientras que María se reía - y a largo plazo, hasta lo que ella quiera - dije centrando mi mirada en Alba que me miraba alucinada.
- Me cae bien - dijo María después de unos segundos mirándome sin reaccionar y todas reímos. Estábamos hablando todos juntos y Alba se acercó a mi.
- ¿Quieres bailar? - me dijo al oído.
- Pues claro rubia - dejamos al grupo junto y nos alejamos un poco.

Todo o nada // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora