Piano -Yoonmin-

y.g

Infancia

Yoongi a la edad de cinco años era bastante saludable, tenía energía de sobra para jugar con sus amiguitos y amar al prójimo, era un ser noble y sincero, era puro y de buen corazón.

Sus padres, los señores Min eran todo lo contrario a su único hijo, eran amargados, rencorosos y por desgracia aborrecian el hecho de tener un hijo. En cambio Yoongi no se molestaba cada que su padre le golpeaba o cada que su madre le obligaba a besarle los pies por "respeto", el pequeño tomaba los golpes como enseñanza y besaba a su madre con amor.

Un día, en su cumpleaños número seis, Yoongi tuvo un "accidente" cuando cayó de las escaleras de su hogar rompiéndose la pierna teniendo un día muy triste porque no podía jugar con sus amigos. Sus padres estaban felices por eso.

Al día siguiente, Yoongi se encontraba acostado demasiado aburrido escuchando el radio de su padre, esto es su sección preferida, una hora con Beethoven, Sonata Claro de Luna, disfrutenla, habló el locutor, el piano comenzó a ser tocado, Yoongi sintió algo cálido en su interior, jamás había sentido algo así, mientras más avanzaba la melodía, más le gustaba el como se sentía. Ahí, el pequeño se dio cuenta de que quería ser pianista o tener una orquesta, se dio cuenta de cuánto se le permitiría amar al arte.

A la edad de nueve años, decidió que era el momento adecuado para pedirle a sus padres lo que desde aquel día aburrido anheló. Llegó a la cocina donde vio a su madre cocinar y a su padre leer el periódico.

-Mamá, papá... ¿pu-puedo tomar c-clases de piano?- habló temeroso.

Su padre se levantó de la silla, lo miró con odio y comenzó a golpearlo, puñetazos en su tierno rostro eran repartidos con furia, Yoongi se dejaba ser golpeado pensando que era una lección más que debía aprender, pensando que había dicho algo malo, pensando que no habló lo suficientemente seguro de si mismo.

-¡Pequeño bastardo, jamás vuelvas a pedir algo como eso, pura mierda. El aprender piano o cualquier otro instrumento es para maricas! Ahora fuera de mi vista, desaparece de aquí.- lo empujó sacandolo de la cocina mientras murmuraba insolencias hacia él.

Al salir completamente de la cocina, Yoongi corrió a su habitación y lloró, lloró por su madre, por su padre, lloró desconsoladamente hasta quedarse completamente dormido.

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Llegó el día en que tuvo trece años, Yoongi seguía siendo un niño alegre y energético, seguía siendo noble y de buen corazón, varios creían que era como un ángel, sus padres lo odiaban cada día más entorpeciendo en cada oportunidad su vida.

Lograba sacar buena calificación en el colegio y sus padres lo hacían sentir menos diciendo que eso no le serviría de nada.

Logró comprarse una bicicleta con ahorros que tenía por repartir periódicos y su padre estropeó los frenos causándole un brazo roto.

Era medio día de otoño y Yoongi estaba en el parque viendo caer las hojas del árbol.
Cerró los ojos aspirando el olor a pasto y tierra, cuando una risita tierna interrumpió su paz interior.

Abrió los ojos y vio a un niño de cabellos negros y mejillas abultadas, éste niño le sonrió y Yoongi le devolvió la sonrisa.

-Hola pequeño ¿te has extraviado?- curioso preguntó Yoongi, el pequeño negó sonriente.

-No, vine a jugar. Eres tan bonito.- dijo sin pena el más pequeño y
Yoongi tuvo el mismo sentimiento que la primera vez que escuchó ese piano en la radio. Sonrió, estiró su mano para acariciar la piel del otro pero una tercera voz interrumpió su acto.