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Jimin temblaba debajo de su abrigo, la temperatura fría de Varsovia se hacía notar y una fina capa de nieve la acompañaba cubriendo las calles, casas y automóviles.

El pequeño Jimin movía sus dedos simulando tocar el piano para evitar que se le entumieran, su cuerpo pedía comida, débilmente se levantó de la camilla y caminó hacia la entrada del hospital, miró a los lados asegurándose de que nadie estuviera fuera, tomó un poco de nieve entre sus manos y la comió.

Para el pobre hambriento, ese puñado de nieve un poco sucia sabía a gloria, la mejor comida que haya probado, tomó un poco más hasta sentirse satisfecho y regresó a recostarse.
Su tobillo aún dolía pero no podía hacer nada ya que la medicina se había terminado.

Regresó a recostarse ignorante de un par de ojos que lo miraban llenos de malicia, el dueño de ese par murmuró un te encontré, pequeño, por otra parte, Jimin comenzó a sentirse incómodo, como si tuviera un mal presentimiento, y claro que estaba en lo correcto, porque en aquel momento en el que aquel general se percató de aquella sombra, corrió a su despacho en la nueva base y planeó el siguiente movimiento.

Debes escapar pronto, ratoncito, que él gato comenzó la cacería.
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A la mañana siguiente, Jimin despertó un poco nervioso, ese mal presentimiento seguía ahí, tomó el bolso que llevaba y sacó las partituras, la melodía estaba incompleta, así que se dispuso a continuarla escuchando en su mente las notas e imaginando como sería si tocara el piano.

Al poco tiempo, estaba completa y Jimin estaba feliz dentro de lo que cabe. Se levantó de la camilla y caminó para inspeccionar el lugar, el dolor en su tobillo había desaparecido casi por completo así que siguió caminando sin quejarse mucho. Llegó a lo que antes era la cocina, desesperado, buscó algo de comida, al no encontrar nada se resignó, se disponía a salir de la cocina cuando una lata cayó, Jimin se giró asustado pensando que alguien lo había encontrado, la lata rodó y Jimin fue hasta ella, lágrimas de alegría brotaban de sus ojos, una lata de sopa salvó su vida. Ahora, tenía que encontrar algo con que abrirla.
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Jeon Jungkook, noche anterior》

El General, molesto, una noche antes se dirigió a la nueva base para crear nuevos planos, los cuales dirían el siguiente bombardeo, una sonrisa llena de malicia apareció en su rostro, llenaba los papeles de coordenadas y dibujos de edificios.

Al terminar de rayar las hojas se dirigió al comandante en turno, le explico que su padrastro personalmente le había ordenado destruir aquellos edificios, lo cual era una completa mentira. El comandante un poco dudoso aceptó los planos y se dirigió para llevarlos a cabo al día siguiente.

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Capítulo corto, maratón.

Piano -Yoonmin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora