Cap 14

904 69 0
                                    

Draco estuvo unos segundos más recostado a mí pero al menos me había soltado las manos. Estaban entumidas y frías por la falta de riego, pero, pese a que eso pudiera incomodarme no le di importancia debido al estado de desconcierto en el cual me encontraba. Podría decirse que también de…emoción. Me hablo cordialmente y sentía como si tuviera acurrucado a un ser indefenso. Pero… es Draco Malfoy, su actitud tiene que ser premeditada. Ante esto me aparte de el despacio y en silencio. Al estar libre totalmente moví mis muñecas anquilosadas y rojas. Tenía la marca de sus dedos en mis metacarpos; los mire estupefacta aunque sinceramente no me sorprendían, pues era lógico que fueran a acabar así, cosa que no quitaba que me molestara.

-Si me hubieras contestado desde el primer momento no tendrías marcas- recriminó. Dije que me conmovía, pues ya no. Voltee a mirarlo con rostro de desdén

-Sera mejor que te vayas- sugerí

-Si- coincidió. Sin embargo cuando se iba  a marcharse se quedó estático mirando hacia mi cama intrigado- Que es eso?- pregunto mientras caminaba hacia mi lecho . Me gire en la dirección que señalaba y me percate de un trozo de papel perfectamente doblado. No había reparado en el hasta que lo mencionó. Lo cogió antes de que pudiera reaccionar pero obviamente protestaría por ello porque el hecho de que me revisaran el correo me enfadaba en demasía.

-No lo sé, pero dámela,  no te incumbe su contenido- exigí. Pegué un brinco hasta él, el cual esquivó empujándome sobe mi cama. Mi intención era levantarme y arrebatarle la nota pero no lo hice al ver su cara: ojos inyectados en sangre, mirar resentido y puños arrugando el papel;  pero se paró, parecía que iba a explotar pero no ocurrió. Camino hacia la puerta calmadamente, tiro la nota al suelo, me miro por encima del hombro y dijo

-Quizás debí hacer las preguntas correctas- no entendí su frase-“Princesa”- añadió con retintín. Salió dejando tras de sí el estruendo de un portazo. Qué demonios acababa de pasar? Tenía que ver que ponía esa dichosa nota para dejar a Malfoy hecho un…bueno la verdad es difícil de describir. La recogí del piso y la leí:

Hola Princesa, no he tenido tiempo de hablar contigo por los acontecimientos acaecidos. Pero cuando termines de estudiar para  los T.I.M.O.S tendremos que continuar con lo de aquella noche.

Salazar

Así que es por esto, por eso se enfadó, he aquí la razón de esa afirmación tan extraña. Me niego a creer que Draco se vuelva inestable por una cosa como esta. Si la situación fuera otra diría que le gusto pero evidentemente es otra cosa. Una cosa que sinceramente no me interesa. Deje escapar una sonrisa al recordar la manera en que el rubio dijo “Princesa”, que tontería por que Salazar me habrá llamado princ… Princesa. Mi mente trajo a mí el recuerdo de las palabras de Dumbledore hace meses:

“La sangre del príncipe en el cáliz no fue vertida con honor”

Príncipe. Mi apellido significa “príncipe”. La sangre, su sangre; soy yo, y el cáliz debe referirse a mi madre. En la sociedad mágica no hay príncipes por lo que mi padre si se apellidaba Prince o quizás su segundo apellido fuera ese. Todo encaja. Exaltación era lo que describiría que siento, haber descifrado ese, ahora, simple acertijo. Sin embargo el orgullo se desvaneció al recordar el resto: “no fue vertida con honor”. Era indudable que mi padre no me quería y más indiscutible aun: que no está muerto. Increíble, mi madre me lo había vendido como un gran hombre y simplemente se deshizo de nosotras fácilmente. No, mi madre pudo haberlo no sabido nunca, lo que era aún peor.  He llegado a un punto muerto, sigo buscando o lo dejo para no hacerme más daño, seguir viviendo con esta sensación de abandono y rechazo por parte de una de las pocas personas a las que consideraba que les importé en algún momento. La decisión era absoluta y tenía que tomarla aquí y ahora.  Seguiré buscando, no me rendiré así de fácil. No desperdiciaré todo lo que he arriesgado y el tiempo que me ha consumido esta búsqueda solo porque una parte de mí se sienta mal. Seguiré solo para encontrarle y saber porque dejo a mi madre sola y engañada. Ya solo no va conmigo, una persona más que no me ha querido, ya van muchas, un cuarto del colegio para ser exactos.

Esa noche volví a dormir mal, no solo porque me acosté con un dolor de cabeza horrible sino por el sueño tan escabroso y traumático que tuve.

Estaba en el gran salón de posiblemente una mansión abandonada. La oscuridad inundaba la sala escasamente iluminada por unas velas puestas en unos candelabros oxidados y empolvados. Bajo mis pies, una alfombra vetusta. Había varias personas en  aquella sala, demasiadas en mi opinión, todos enmascarados exceptuando una mujer que lleva un vestido negro muy largo de encaje y satén; su pelo es oscuro y enmarañado. Lleva un…bebe que llora en sus brazos,  aunque no parece mostrar mucho interés en él. Su expresión al mirarlo no es como la de una madre, da la sensación que más que un niño lleva en sus brazos cualquier otro animal. Lo más extraño es que su cara me resulta familiar. Valiéndome de la poca luz de la habitación intento ver mejor su rostro, pero me distraigo al oír el llanto de una mujer y sus gritos de súplica. En ese momento me percato que al final de la alfombra hay una chica de unos 20 años tumbada en el suelo con una túnica blanca. Su voz la conozco, reparo en sus rojos cabellos y me quedo petrificada al ver de quien se trata es… es mi madre.

-Acaba ya con esto para que ambos dejen de llorar- chilla la mujer de oscuros cabellos a la par que se me… acerca. Por qué? Pero gracias a eso pude ver su cara. Es la mortifaga fugada de Askaban, es Bellatrix Lestrange.

Desperté exaltada, con el pulso a mil y sudando. Me senté al borde de la cama con la respiración entrecortada. He tenido una pesadilla, demasiado estrés-“Segura que es eso? puede que sea otra cosa, tal vez tenga que ver con tu reacción de hace una semana“- expresé en voz alta y en parsel sin motivo aparente. Quizás sea por eso y como dice el profesor de pociones estaré perdiendo la cordura-“O quizás no, recuerda lo que dije ese día”- Este no tiene sentido, estoy hablando conmigo misma como si fuera dos personas en plan bipolar. Lo más sensato será tomarme la medicina que me dio la enfermera-“Sabes que no te ayudara”-Decidi ignorarme a mi misma, beber la medicina y retomar mi descanso.

Después de mucho estudiar, de enclaustrarme, evadiéndome de todo y de todos,  y de las agotadoras pero provechosas clases con el profesor  Snape; llego esa quincena para la cual me había preparado tan arduamente. Los demás estudiantes parecían bastante nerviosos por el examen de Encantamientos se notaba que muchos ni siquiera le habían prestado atención considerándola muy fácil. Era una asignatura apasionante y desde un punto de vista muggle, fascinante, pues desafiaba las leyes físicas. Me encontraba abstraída en mis libros  recodando cada palabra de la teoría cuando se me acerca Harry

-Como llevas el examen?- pregunto. Una charla trivial, en serio cree que me va a engañar con eso. Levante una ceja

-Muy bien. Que pasa?- espeté. Sonrió mirando hacia abajo

-Pues Ron me contó lo que paso y después lo de la enfermería y… la verdad con los exámenes y- hizo una pausa-las demás cosas, no he tenido tiempo de preguntarte si estás bien-titubeo. Cerré el libro que tenía en mis manos y me aclare la garganta. No me tendría ningún problema en contarle lo que había pasado, de cómo me sentía y lo demás, pero no iba a hacerlo, por ahora no.

-Estoy bien, gracias por la postal de la enfermería por cierto. Y será mejor que no hablemos en público, las serpientes se molestan- advertí un poco en broma, a lo cual respondió con una sonrisa apagada. Me percate de su deteriorado aspecto físico no tenía buena cara, se parecía a mi cuando no…dormía bien.

ser unica no es ser especialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora