Cap 44

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Desperté de súpito empujando sin querer a Madame Pomfrey, que estaba intentando curarme con uno de sus hechizos sanadores. Con la respiración acelerada mire el panorama para ser consciente por completo de cuál era la situación que me rodeaba. Heridos siendo atendidos en el suelo, alumnos angustiosos en un rincón, escombros, sollozos de algunos, cadáveres, cadáveres conocidos: como el de Fred Weasley, una manada de pelirrojos lloraba su muerte; pero por alguna extraña razón no sentí nada al ver tanto dolor y pesadumbre en aquella sala. Solo podía concentrarme en lo que acababa de pasar antes del shock, en lo que tendría que hacer ahora. No sabía cuánto tiempo llevaba ahí, pocos minutos según la enfermera, aun así en no mucho rato volvería a tener la rosa ardiendo y supurando, recordándome que debía entregarme, al igual que Harry. Y Harry? Por mi mente pasaron todos los extraños momentos en los que lo había visto y estado con él de forma abstracta, los momentos en los que pude leer sus pensamientos y lo que sentía. Habría percibido él también los pensamientos de Voldemort?

Fuera cual fuera la respuesta a eso, aunque pudiera tener mucho valor para aclararme aún más mi situación y, de paso, la suya, tenía cosas más importantes en las que pensar. Snape me había pedido que sobreviviera, me había dado claves para ello, y no tenía tiempo. Severus Snape dejó que me convirtieran en un monstruo, intentó remediarlo, hizo lo posible por protegerme y lo habría conseguido de no ser por mi curiosidad excesiva; sabe, o sabía como poner fin a esto, sus últimas palabras fueron para ayudarme a acabar con lo que llevo dentro, para mantenerme a salvo.

Me levanté corriendo dirigiéndome a la oficina del director dejando atrás los gritos de Madame Pomfrey pidiéndome que volviera para que terminara de curarme. Esquivando escombros, deslizándome por el suelo lleno de polvo, ascendí las escaleras desbloqueadas y llegué al despacho deteniéndome en el escritorio. Saqué mi varita y conjure el hechizo invocando ese cajón oculto: Los cajones que estaban a la vista se apartaron dejando ascender un compartimento de metan con dragones y fénix esculpidos a relieve y un mango de oro macizo lleno de polvo. Tire de el con dificultad, la puerta estaba encajada. Al conseguir abrirlo hizo un sonido chirriante pero al fin vi lo que contenía en su interior: un libro con la cubierta negra, sin título ni autor, ni adornos, solo una caratula negra. Lo abrí y fruncí el ceño emitiendo bufidos parecidos a gruñidos comprobé que las primeras páginas estaban en blanco. Por qué? Que pasa? No hay nada escrito, seguí ojeándolo con violencia hasta que llegue a una serie de páginas que al tacto se tornaron rojas; poco a poco fueron apareciendo letras, formando líneas enteras, hasta que varias hojas estuvieron rellenas. Respiré aliviada. Por un momento creí que el libro correcto había desaparecido y con el mi vida.

La tranquilidad fue interrumpida por un cosquilleo en mi mano, la rosa de sangre. El cosquilleo fue quemazón y el dolor desgarrador volvió. Chille con voz aguda, el ardor era como acido que recorría mis venas, llegando a salir por mis ojos, boca, oídos y nariz. Me deje caer al suelo convulsionando de la agonía, podía notar como el pus y la sangre coagulada de la herida me recorría el brazo e iba encharcándose, mojando mi túnica y salpicando cuando golpeaba mi mano contra el mármol. Era como ser quemada viva, solo podía oír mis gritos, solo podía sentir el fuego u la sangre saliente de la rosa maldita, no era consciente de nada más. Quería desmayarme para dejar de soportar semejante sufrimiento, pero en lugar de eso mi visiones lleno de imágenes, imágenes antiguas, otras nuevas; eran recuerdos, recuerdos de Snape, hablando con Dumbledore sobre Harry? Sobre mí también hablaban, desvelando los secretos que ya sabía sobre mi origen, pero también sobre el misterio de por qué de la conexión tan estrafalaria que tenían mi mente y la de Potter. Revelaron algo que no pude imaginar nunca, era demasiado estrafalario incluso para toda la situación en la que me encontraba: Harry también era un horrocrux. Voldemort no tiene otro entretenimiento acaso? Quiere hacer lo mismo con Harry? No, Harry no era como yo. Y por lo que hablaban su situación no era muy favorecedora, sería la mía igual a la suya? Tendría que morir. Con un grito ahogado salí del trance y me encontré con un sudoroso Harry sujetándome las muñecas para calmar los espasmos. Me incorpore y lo mire con los ojos abiertos como platos y las inhalaciones alteradas. No hable, debo hacerlo quizás? O él lo sabe todo ya? Me habrá visto el también en ocasiones como yo lo vi a él?

ser unica no es ser especialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora