ser unica no es ser especial

Cap 30

Era jueves y Potter aun no le había entregado el libro a Slughorn. No quiero ser una chivata pero me lo está poniendo bastante difícil. Un día, Harry solo te queda un día para entregarlo y más te vale que lo hagas. Me obligan a ser borde y antipática, yo más no puedo hacer. El profesor de pociones había organizado una cena el jueves,  el curso pronto acabaría y con los exámenes quizás esta fuera la última vez que nos reuniéramos todos. Sin contar claro la cena de fin de curso que, según había comentado, sería tan buena como la de Navidad. Me senté junto a Hermione que estaba en medio de mí y de Harry. No hablamos prácticamente nada, solo nos dedicamos miradas incomodas. Era como si estuviera asustado, como si hubiera descubierto algo, malo o…raro. Slughorn también estaba raro, no estaba nada pomposo ni animado. Puede que un poco animado si, por el regalo que le traje.

-Gracias por la piña garapiñada, Jenell. Es mi golosina favorita. Como lo haz sabido?- pregunto algo alicaído y sin entusiasmo, con risa fingida

- Intuición- conteste sonriendo. Fue una mentirijilla, cuando fue a la dulcería de Hogsmeade algo me hizo comprar la piña, y al parecer he acertado. Noté como la mirada de Potter se me clavaba, tenía el ceño fruncido. El resto de la comida fue como siempre.

La situación con Salazar era…incomoda no es la palabra, la verdad no había mucha diferencia con cómo nos llevábamos antes del quinto año.  A el parecía que nada le afectaba y yo solo decidí olvidarlo todo. Salvo una cosa: el por qué cada vez que podría haber ocurrido algo entre Sabinci y yo me acordaba de Malfoy, por que los comparaba.  Ya que he mencionado a Draco, diré que parece un inferi, un fantasma, un alma empena que vaga tramando algo. Ese algo me asustaba cada vez más, pronto pasaría algo malo, y yo no podría hacer nado, solo sentarme a esperar a que pasara.

 Mientras tanto me asolaban los terrores nocturno y al igual que Draco, mi aspecto había empezado a ser espantoso. La falda del unirme casi se caía y mi piel estaba helada, la falta de sueño me hacía parecer débil, quebradiza, como una muñeca de porcelana. Era como si la fuerza de mi cuerpo estuviera desapareciendo, por eso me asombraba  de donde sacaban mi pelo y mis uñas el poder para crecer, como podían mis músculos hacer que me levantara de la cama, y sobre todo, me parecía admirable lo bien que hacia los hechizos. Mi magia era poderosa, siempre lo ha sido, pero es como si ahora hubiera florecido; quizás mi magia se ha librado del lastre físico y ahora se estuviera desarrollando. Una reverenda tontería lo sé, y aunque no lo parezca me preocupa parecer un palillo de madera. En unos meses estarás lista, queda poco. Qué? Si, esta última semana me había estado diciendo eso o cosas parecidas, las decía con regularidad cuando me despertaba de una pesadilla. Me estaré volviendo loca de verdad? Estoy loca ahora? Lo que veo es real, lo que hago pasa de verdad? Genial Jenell ahora tu misma te cuestionas tu cordura, quien va a creerte si ni tu misma te tomas en serio.

Fin de la clase de D.C.A.O, más fácil no pudo ser. Gracias a Dios, ya todos pueden hacer hechizos no verbales, algunos peor que otras pero bueno. Debía recoger las cosas rápido, Thomas me esperaba en la biblioteca para que le ayudara a hacer un trabajo de Transformaciones.  Al coger la mochila y levantar la vista vi al profesor frente a mí. Tenía una ceja levantada y rostro de incredulidad. Que abre hecho ahora. Por Merlín!

-Ya no tendrás que venir más a mi oficina. Creo que ya habrás aprendido la...- levantó mi brazo y miró lo delgado que estaba- lección. O tal vez has dejado de comer en señal de protesta-  dijo con sarcasmo

-Estrés, tengo que hacer muchas cosas- mentí en la razón de mi delgadez

-Ya. No volverás a acusar a ningún otro compañero de ser aliado de Quien tú sabes.- respire hondó

- No profesor, nadie me creería. – contesté. El frunció el ceño

-Necesita otra poción para dormir o para sus nervios?-