Cap 26

896 55 6
                                    

La nieve ya había caído. Todo estaba blanco y congelado: el lago, los charcos, las montañas, y pocos arboles quedaban con hojas. Estaba siendo un invierno muy cruento, por eso me sorprendió bastante que organizaran una excursión a Hogsmeade. La verdad entre los deberes, estudiar y las pocas horas de las que disponía a causa del castigo no me dejarían tregua para el ocio. La idea de ir al pueblo estaba descartada…o al menos eso creía yo.

Bajé a desayunar y a buscar mi ejemplar de El Profeta. Comía muy apresurada, no quería perder nada de tiempo, hoy pasaré todo el día repasando los hechizos no verbales y memorizando runas. Una lechuza parda llego por fin con mi correo, portando la esperada carta de mi madre, acompañada del periódico.  Sin ningún rodeo abrí el sobre. La letra era perfecta.

Jenell Mary Prince

Te has superado a ti misma, lo que no has hecho desde que naciste lo haces ahora.  Como es posible que hayas pasado de ser una alumna modelo a una gamberra de la noche a la mañana. Me has decepcionado un poco, Nell. Esta navidad vendrás aquí, tenemos que hablar seriamente  de tu comportamiento, es preocupante.

Mamá

Aunque no lo parezca, está hecha una furia. No suele usar la palabra “seriamente” y “gamberra” a la ligera. Por Merlín! Eso significa que pasaremos la navidad en casa de mi abuela, no sé qué puede ser peor. No he pasado las navidades fuera de Hogwarts desde….desde nunca. Suspiré profundo sujetándome la cabeza con las manos.

-Alguien se ha levantado de malas hoy- me susurró al oído Salazar, como no.  Lo miré ceñuda- Ve a buscar tu abrigo, nos vamos a Hogsmeade- mandó enseñando una fila de dientes blanquecinos. Negué con la cabeza y volví a fruncir el ceño

-Ni hablar. Tengo que…

-Hacer deberes, estudiar y bla bla-interrumpió – Hoy no. Hoy vas a venir conmigo a Hogsmeade, te lo vas a pasar bien. O… me quedare incordiando mientras estudias. Tú eliges.- dijo burlándose. Torcí el gesto.

-Solo un rato. Tengo que hacer cosas- farfullé levantándome. Camino a las mazmorras no había nadie. Me parece increíble la cantidad de gente que prefiere pasar frio en vez de quedarse  haciendo algo productivo. Que ironía, ahora yo soy una de “esa gente”. Fui con lentitud, la verdad no era que me entusiasmara estar por ahí mientras nevaba pero era preferible a tener a Sabinci molestando cuando yo intento hacer algo útil. Entré a la Sala Común y me dirigí a mi habitación, tomé  el primer abrigo que encontré. Al bajar me sorprendió ver una figura encorvada, pálida y nerviosa sentada en el sofá. Exhibía un pelo rubio platino. Me estremecí, no tenía ganas de cruzarme con él y menos de hablarle; aunque parte de mi sentía la necesidad de preguntar la razón de su estado demacrado y lastimero. Draco sintió mis pasos al bajar por los escalones, pues se giró dando un brinco.

-No te habías ido con tu…- puso gesto de asco- novio de excursión- agregó con retintín

-Déjame en paz Malfoy-  gruñí sin mirarlo

-No te conviene estar con alguien como el- opinó

-Eso no es asunto tuyo. Soy bastante inteligente para saber qué es lo mejor para mí- repliqué. Debe saber que Salazar es  un mortifago, como él. No debería poner en entredicho a ninguno de su calaña.

-Entonces no eres muy lista- rebatió acercándose a mí.

-Lo soy. Por esa razón sé que esta conversación termina aquí- espeté. Giré mi espalda para irme y volver al Gran Comedor pero me agarró del brazo.

-Sé que me viste la otra noche.- dijo con voz neutral. Mis músculos se tensaron – No te metas,  por tu bien-

-Eso es una amenaza acaso?- soltó una mini risa

ser unica no es ser especialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora