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Había llegado a su hogar sin problemas mayores, Marinette y Adrien le habían acompañado después de haber discutido con la primera por su egocentrismo injustificado.
Un hombre regordete les estaba esperando en la puerta del gran hotel, llevaba una banda colgada en el pecho. Colín supo de inmediato que se trataba del alcalde; de su "padre". Le miró con asombro por un momento, incrédulo. Solía molestar a su madre con el tema de que no estaba en la mejor forma posible porque le divertía hacerla enojar, pero el hombre que tenía enfrente a punto de soltarse a llorar era más regordete de lo que hubiera imaginado.
—¡Cariño!— le llamó elevando los brazos, listo para apretarlo lo más fuerte que pudiera una vez que estuviera cerca suyo.
—Hola...—saludó sin más levantando levemente la mano, siendo abrazado al instante.
Colín se sentía consternado por la acción, y su rostro no se molestaba en intentar ocultarlo. Sin evitarlo se tenso y se dejó levantar unos centímetros del suelo.
—Gracias a Dios estás bien.— Lo soltó después de un momento. —¿Estás bien?, ¿no te duele nada?, ¿quieres que vayamos al médico?
El rubio rió levemente, recordando todas las veces que su madre le hizo exactamente las mismas preguntas paranoicamente.
—Estoy bien... tranquilo.
—Menos mal...— suspiró.— Adrien, muchas gracias por acompañarla hasta acá.— Se giró al joven. —También a usted, señorita.
—Solo agradece al Agreste, ella no lo vale.
—Oh, ¿quieres pelear de nuevo?
—Sería un desperdicio total de tiempo, querida.
—¿Acaso tienes miedo de perder?
—¿Quién le tendría miedo a un insecto como tú?
El alcalde los observaba pelear confundido y aliviado, el rubio los veía receloso.
—Adrien, en verdad gracias.— Repitió en tono más suave, casi en un susurro.
—No tiene que agradecer, prometí que la cuidaría siempre.
Sus palabras fueron interrumpidas al instante por el tono de llamada de su celular; Nathalie. Seguro que el tiempo se le había acabado y tenía que volver a casa ahora. Contestó y escuchó las ordenes de la mujer, efectivamente, el conductor estaba a punto de llegar por él. Suspiró cansado luego de colgar. La verdad era que él quería quedarse un poco más con "Chloe" y tratar de descubrir de que se trataba aquello. Todos parecían aceptar las cosas con demasiada facilidad ¿solo a él parecía altamente ridícula toda esta situación?
—Marinette.— La llamó, justo cuando ésta estaba a punto de soltarle un pequeño golpe al rubio. —Vendrán por mi en un momento, ¿quieres que te lleve a casa?
Los ojos de la chica se iluminaron. Adrien no le dio importancia. Colín sintió ganas de vomitar.
—P-por supuesto... sería ayuda de mucha.
—Sería de mucha ayuda. — Le corrigió con fastidio el ojiazul.
—Si, eso, lo que dijo el teñido...— Apenas y podía pronunciar palabra alguna, se sentía como en una nube, en un hermoso sueño del que no quería despertar.
Colín sintió ganas de golpearla con algo de nuevo, trató de respirar para calmarse un poco. Justo ahora no tenía tiempo para odiar personas, tenía que pensar en algo y era obvio que él solo no iba a conseguir nada. Necesitaba ayuda, aunque detestara aceptarlo.
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Él No Es Chloe.
ФанфикEs obvio que Colín Bourgueois no es un ejemplo a seguir, en ninguna dimensión existente lo sería... Con excepción tal vez de ésta. ¿Cómo es que el egocéntrico hijo de la alcaldesa terminó en un lugar tan extraño como ese?, ¿por qué todos lo miraban...