V E I N T I C I N C O .

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[...]

La explosión les había tomado por sorpresa, pero por fortuna todos supieron reaccionar y ninguno resultó herido.

Las dos parejas de héroes originales tomaron posición defensiva de inmediato, tomando yo-yo y bastón con fuerza por si se necesitaba atacar. La portadora del zorro y el de la tortuga se dedicaron a prestar atención a los ruidos, y ellos, los de la abeja, comenzaron a buscar con la vista al atacante.

Allá, a unos metros por encima, se encontraba aquel ser. Colín no quiso admitirlo, pero el verlo de nuevo le había ocasionado un terror horrible. Retrocedió unos pasos inconscientemente, chocando sin querer con Chloe. Ésta le miró atenta, notando al instante la situación.

Lo sabía, daba miedo. La mínima idea de volver a perderse, de caer de nuevo a cero y no volver era horrenda. Le sonrió tomándolo de la mano.

—No va a pasar nada, no estás solo.

Y esta vez, aquellas palabras no parecían ser solo una mentira para hacerle sentir mejor.

—¡Denme sus prodigios!— gritó, desgarrando un poco su voz en el proceso.

Era dolida, desesperada, capaz de ponerle la piel de gallina a todos, en especial a los más jóvenes del grupo.

¿Qué era eso?, ¿cómo era posible que un akuma pudiera lucir de esa forma?, ahora entendían porqué Colín parecía tan tranquilo en los ataques de su dimensión. Compararlos era simplemente absurdo y tonto. ¿Qué tan desesperado estaba el Papillon de aquí como para crear eso?

Marinette comenzaba a dudar de sus posibilidades de ganar.

—¿¡Cuántas veces tengo que repetirlo?!— gritó Lordbug, con cansancio y determinación. La amable y dulce voz que había utilizado hasta hace un momento era ya inexistente. —¡Ella no va a ayudarte con tu hermano!, ¡te está utilizando!

—¿¡Crees que no lo sé?!— gritó de vuelta. —¡Sé que no voy a ganar, pero ella no lo entiende!

—¿Qué?— susurró Adrianne, confundida. Podía ser solo idea suya pero, ¿aquella voz no había sonado muy humana?

Estaba dispuesta a decir sus descubrimiento a todos cuando el grito de dolor de su contrincante se escuchó. Todos tuvieron que cubrir sus oídos ante tal ruido.

Era obvio que a la villana no le gustaba que hablaran mal de ella.

—¡Dejanos ayudarte!— habló esta vez la de coletas. —¡Tal vez podemos hacer algo!

—¿Otro prodigio de la mariquita?— se sorprendió.

Tal vez si robaba los de esa niña sería más fácil, tal vez podía robar ambos, si le entregaba a Papillon cuatro prodigios en lugar de los dos que quería ¿salvaría y le dejaría un tratamiento estable a Claude?

Su mano se levantó inconscientemente, mientras tenía su mirada perdida escuchando las promesas que le hacían. Dinero, médicos, casa, ropa, alimento. Todo. Ella se lo aseguraba.

Lanzó el rayo, sin mirar, cayendo éste a unos metros de donde debería.

—Damelos. —pidió, ignorando todas las palabras que los héroes le habían dedicado. —¡Damelos, damelos, damelos!

Los ataques incrementaron, en cantidad e intensidad. Lordbug tuvo que dar las ordenes gritando para que fueran capaz de oírle.

—¡Tú y tú!— señaló a Alya y Nino. —Haz ilusiones de ti misma y avisa a todo paris que se proteja, acompañala y usa tu poder si es necesario. — ambos asintieron y saltaron al vacío, en camino a lo ordenado, mientras los azabaches les cubrían.

Él No Es Chloe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora