D I E C I N U E V E .

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[...]

Recordaba con claridad aquel día.

El miedo que el pensamiento evocaba era casi tan fuerte como el original y los sonidos se recreaban casi a la perfección.

Aquel día de los héroes fue sin duda el comienzo del final... un final que parecía eterno.

El festival era gigantesco, la emoción y la alegría que los parisinos sentían en aquel momento era por mucho más grande que los globos aerostáticos que navegaban por el cielo. Los niños con disfraces completos, jóvenes y adultos con solo antifaces de su héroe favorito; era sin duda un día de esperanza para la bella ciudad que se consumía en la maldad de aquel desquiciado ser diariamente.

Porque era lo que los héroes simbolizaban; esperanza.

Ellos demostraban que no importaba la dificultad o el nivel de maldad de las cosas, el bien, la honestidad y los buenos siempre terminaban ganando aquella eterna guerra. Que los buenos eran más.

Recordaba a la perfección como todas aquellas ilusiones se rompieron estrepitosamente en cuanto se vio por los cielos al héroe. Sus colores invertidos y una sonrisa infernal en el rostro. Todos supieron que algo andaba mal, pero se negaban a aceptarlo. La prensa, los ciudadanos y todo ser pensante apreciaba con atención la tensa batalla que los protectores de París habían iniciado en uno de los globos.

Los gritos eran audibles pero incomprensibles, causando solo más ansiedad en todos.

París se quebró cual cristal al ver como Lordbug asesinaba a sangre fría a su compañera. Había utilizado su propio cataclismo en ella, convirtiéndola en simple polvo negro que voló inmediatamente a la nada.

Gritos de miedo, de incredulidad y el clásico sonido de interrupción en la televisión fueron lo único que se escuchó después.

Los rostros congelados y paralizados de los reporteros dieron a entender que todos habían presenciado lo mismo: la muerte de Chat Noir.

El terror no tardó en aparecer.

Y por si fuera poco, el caos no fue lo único que vio la luz ese dia. Miles de mariposas rojas comenzaron a inundar las calles, trayendo consigo a más y más akumatizados del pasado. Todos en tonos carmesí, tal vez profetizando lo que pasaría después.

Papillon había ganado, y se había regocijado al pararse en la Torre Eiffel a dar su discurso de victoria.

Y sin saber porqué, los héroes no aparecieron sino hasta el día siguiente. Ellos tres no eran suficientes, necesitaban ayuda y habían tardado un poco en conseguirla.

Lordbug le dió el prodigio a Renard rouge, Chat Noir se lo entregó a Carapace y King Bee se había encargado de calmar a las personas... a las que aún quedaban.

La batalla siguiente duró cuatro días exactamente. Papilllon había desaparecido justo después de su sermón, sin dejar rastro alguno de existencia. Dejando solo desgracia en su lugar.

Los akumas eran demasiados y eran mucho más agresivos que nunca... como si ya nos les importara nada.

Los primeros días fueron, aunque sin saber,  los más tranquilos. Desakumatizando a villanos para verlos cinco minutos después de vuelta en combate. No tenían descansos realmente, los héroes se cubrieron entre sí para darse unos minutos de respiro y para poder hidratarse y comer algo rápidamente. 

La verdadera pesadilla empezó cuando aquella chica convertida en cupido se encargó de corromper al zorro y a la tortuga. Luchar contra ellos no se comparaba en nada, tenían más fuerza, rapidez y agilidad que ningún otro.

Él No Es Chloe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora