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El almuerzo por fin había llegado. Había pasado todas las clases luchando consigo mismo para no dormirse y para no voltear a ver a su primera víctima. Tenía que ser paciente.
Le indicó a Sabrina que almorzaria en el salón de clases, que ella podía salir a tener el almuerzo con Max que tanto se había esforzado por ocultar de él. La chica, avergonzada, cumplió por fin el sueño del moreno.
Él no se consideraba malvado, sino maquiavélico. Cabe resaltar la diferencia entre estos términos, porque si no seguro dirían que es lo mismo; como el idiota de Mario.
Ser malvado era solo eso, malo; en cambio el ser maquiavélico era todo un arte. Planear, construir, hacer, pensar, reflexionar... no cualquiera podía hacerlo, y menos de manera tan perfecta como él.
La mayoría de sus comparemos había salido ya, a excepción de algunos. Se levantó de su lugar, metió ambas manos a los bolsillos de su pantalón y caminó a paso firme hasta las mesas que estaban al fondo del salón. Se sentó sin permiso, ante la mirada confundida de las chicas, junto a aquel pequeño ser que había llamado increíblemente su atención desde el primer día.
—No podemos seguir manteniendo lo nuestro en secreto.— soltó totalmente serio, interrumpiendo la conversación que el trío de amigos mantenía alegremente.
—¿Disculpa?— la mirada avergonzada y confundida del pelirrojo fue todo un deleite a su vista. Sonrió divertido.
—También me molesta un poco que solo me ames por mi físico, tengo más cualidades ¿sabes? — siguió.
Un notable sonrojo invadió el rostro del menor, miró a sus lados casi en pánico buscando respuestas.
—¿A-amarte?— su vista se posó de nuevo en el rubio. Sus hombros estaban tensos y su voz sonaba por debajo de lo normal.
—Si, eso dije. — extendió su mano para tomar como juguete y distractor el suave cabello rojizo. — Eres lindo cuando te avergüenzas, ¿sabes?
Y ahí estaba, esa reacción era justo lo que esperaba y extrañaba. El ceño fruncido y las mejillas encendidas, confusión y vergüenza apoderándose de la víctima. Que divertido era molestar a Nath; a ambos.
—Yo no soy lindo. — protestó.
—Tienes razón. No eres lindo, eres adorable.
—¿Q-qué es lo que quieres?
—No lo sé, ¿qué crees que quiero?— soltó pícaro.
Rose y Juleka abrieron la boca sorprendidas ante las osadas palabras, habían imaginado millones de escenarios y se sentían un poco culpables de todos ellos.
—Eh... no sé, ¿qué quieres?— su semblante se volvió inocente, provocando solo más y más diversión en su agresor.
—¡Nathaniel!— regañó Rose levantándose de su lugar para cubrir la boca de su amigo.
—¿Desde cuándo?— logró preguntar la peli negra. —¿Estás saliendo con Chloe?, ¿por qué no nos contaste antes?
—¡Yo no estoy saliendo con Chloe!— quitó las pequeñas manos de la chica, levantándose bruscamente de su lugar para gritar en protesta.
—Duele que lo niegues incluso conmigo al lado. —fingió indignación.
—¡No lo niego, solo digo la verdad!— las personas que aún no salían estaban ya atentas a la conversación.
No era sorpresa, después de todo era la primera vez que veían a Nathaniel actuar tan extrovertido en su vida.
—Pero... ayer dijiste que me amabas, ¿ya lo olvidaste?
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Él No Es Chloe.
FanfictionEs obvio que Colín Bourgueois no es un ejemplo a seguir, en ninguna dimensión existente lo sería... Con excepción tal vez de ésta. ¿Cómo es que el egocéntrico hijo de la alcaldesa terminó en un lugar tan extraño como ese?, ¿por qué todos lo miraban...