[...]
Lordbug había terminado oficialente la batalla lanzando la corona que su miraculous le había proporcionado al aire.
Al instante, París volvió a sus hermosos orígenes.
—¡Esta si se parece a mi ciudad!— festejó Chat Noir, extendiéndole el puño a Ladybug, aunque la que había respondido al gesto fue su contraparte.
—¿Quieres un paseo?— propuso emocionada. —Oh, ¡puedo mostrarte mi casa!, ¿también tienes esa colección?
—¿Esa?— repitieron los azabaches, curiosos por el misterio que había metido la rubia.
Comenzaron por fin una charla despreocupada, provocando risas y comentarios que de seguro serían innolvidables.
Escucharon desues de unos momentos a alguien aclararse la garganta, interrumpiendo un casual coqueteo de la felina a Lordbug. Era Colín, acompañado de la mirada de miles y miles de personas.
—¡Colín, eres un asombroso hér...!— comenzó a gritar Chat Noir, siendo interrumpido por los líderes.
—¡Que ocurrente eres!— le abrazó el mayor por los hombros. —¡Casi tan graciosa como mi Chat!
—Oh, cierto, que aqui no saben...— recordó en un susurro, viendo por fin los ojos de molestia de su no amigo de infancia.
—¿Puedo hablar?— soltó con molestia.
—Adelante mi Rey...– accedió Ladybug, provocandole una pequeña sonrisa.
—Escuchen atentamente, que en la vida va a pasar algo igual, plebeyos...— todos asintieron. —Muchísimas gracias por todo.
No son los héroes, sino que todo paris... literalmente, porque aquel famoso reportero de característico cabello morado ya se encontraba transmitiendo en vivo... se encontraban sorprendidos por las palabras y sonrisa que el rubio dedicaba.
—Ladybug, ¿podemos quedarnos con él?, prometo alimentarlo y bañarlo...
—Bien, gracias a todos menos a él...
La azabache dió un paso al frente, para hablar por su equipo.
—No hace falta agradecer, Colín. Sabemos que tú hubieras hecho lo mismo por nosotros... aunque te hubieras negado al principio...— aclaró, haciendo que todos le dieran la razón. —Fue un gusto conocerte.
—Claro, el gusto fue suyo...
—Ay, por favor.
—Por cierto...— interrumpió, quitándole importancia al reclamo de la chica. —Ya que no creo que haya forma de hacerlo por mi cuenta...— comenzó a frotar su brazo con nerviosismo, esquivando la azulada mirada de la moteada.—¿Podrías agradecerle a Marinette y a Adrien por todo?, me gustaría despedirme personalmente pero...— sus palabras fueron interrumpidas por el abrazo que los líderes le dieron sin permiso.
Correspondió después de unos segundos, sin entender muy bien porqué se sentía tan cálido aquel tacto.
—Ellos te van a extrañar.— habló el ojiverde, separándose. —¿Y tú?
—Más de lo que me gustaría admitir, pero no les digan.
Ladybug se separó, limpiando unas pequeñas lágrimas que habían logrado escapar.
—No prometo nada.
Una repentina luz morada les cegó por un segundo, asustandolos, para después quedarse estética a unos metros.
Era el portal.
Los primeros en despedirse fueron los morenos, quienes dieron un pequeño abrazo al rubio y entraron.
—Adrien está muy orgulloso de ti.— soltó el de negro. —Nunca dudes de eso. — saltó a la luz.
—Puede que Marinette crea que eres un gran héroe. — comenzó la de rojo. —Y puede que admire un poco tu determinación, pero sigue creyendo que tienes un horrible genio. — saltó, antes de que el rubio pudiera decir algo en contra.
Ya solo quedaba ella.
—¿Estarás bien sin mi?— soltó altanera. —Por lo que me contaron eres propenso a caer y golpearte.
—Soy muy resistente, que linda por preocuparte. — respondió imitando el tono. —¿Y tu?, por lo que vi no tienes muchos amigos.
Le dió un pequeño golpe en el brazo, molesta por osado comentario. Ambos rieron después de eso, abrazándose una última vez.
—Va a ser difícil...— avisó. —...Vas a querer rendirte muchas veces, sentirás que no vale la pena y que estás completamente sola, pero no es así ¿de acuerdo?
—¿De que hablas?— soltó una risa. —Soy Chloe Bourgeois, hija del alcalde de París, soy increíble.— presumió.
—Lo eres...
—Lo somos.— corrigió mientras se separaba. Caminó al portal. —Soñemos juntos.— pidió, antes de saltar.
La luz desapareció, dejando en su lugar una nostalgia indescriptible.
(...)
Andrea Bourgeois ordenó que se organizara una fiesta en el hotel para festejar la tan esperada victoria de los héroes, y obvio, el regreso de su amado hijo. Quien por cierto, se saltó la fiesta en su honor y había ido directo a su habitación, cayendo en un casi coma al recostarse en su cama ignorando todo el ruido y alboroto que había.
Lo sabia, los deseos de los prodigios no eran gratis y el universo se cobró poco a poco el favor concedido.
Justo tres días después del altercado, Colín no recordaba absolutamente nada del ataque del akuma.
Si, recordaba haber sido atacado, pero lo siguiente en su memoria era la explosión en la cima de la torre, la lucha contra el monstruo y su acostumbrada victoria.
Cuando quiso buscar aquello que sentía que faltaba el blog que Aly había publicado sobre la lucha había desaparecido de la red, al igual que las fotos y los recuerdos de los demás héroes.
Tal vez de verdad no faltaba nada y la amnesia que tenía de poco más de un mes le hacía creer que había algo para no dejarlo caer en locura. De cualquier forma, se había rendido al respecto.
La sola idea de buscar respuestas le daban mareos y le nublaban la vista.
Acababa de salir de la ducha cuando encontró aquella bolsa de papel sobre su cama; dentro había un suéter tejido negro con detalles verdes. Su sentido común le dijo que era horrendo y que en su vida iba a usarlo, pero aún así se lo puso casi sin notarlo. Era cómodo y bastante cálido.
Leyó la nota, escrita a mano en cursiva, que estaba al fondo;
"Era para Adrien, pero parece que lo necesitas más que él. -Marinette."
Los nombres le parecieron familiares, y hasta un poco bonitos, pero los ignoró después de sentir una punzada en la cabeza. De nuevo amenazaba con doler.
Bajó hasta donde su chófer le esperaba con calma.
—¿A dónde vamos, joven?— preguntó, abriéndole la puerta.
—Al hospital. — entró y esperó a que el hombre iniciara su camino.
—Perdone que le pregunte, pero ¿por qué?— le miró con curiosidad a través del retrovisor.
—Voy a visitar a un amigo...
[...]
Eh... ¿sorpresa? :D
Ya casi... ya casi...
¿Qué tal están?, ¿qué opinan?
Gracias por leer, votar y comentar... si comentaste ¿verdad?
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Él No Es Chloe.
FanfictionEs obvio que Colín Bourgueois no es un ejemplo a seguir, en ninguna dimensión existente lo sería... Con excepción tal vez de ésta. ¿Cómo es que el egocéntrico hijo de la alcaldesa terminó en un lugar tan extraño como ese?, ¿por qué todos lo miraban...