[...]
Marinette y Adrien se habían encontrado en la puerta del colegio sin planearlo, ambos habían llegado más temprano que de costumbre (más para la chica). La verdad era que no habían podido dormir bien en los últimos días, se la pasaban leyendo e investigando sobre el asunto del ojiazul.
—Buenos días...— se saludaron al mismo tiempo.
—¿Encontraste algo?— preguntó. El hecho de que ella ya no tartamudeara frente al otro era más que evidente para todos.
—Nada nuevo...— soltó con decepción. — Cuado Colín dijo que ya lo había leído todo no creí que lo dijera tan literal...
—Estoy de acuerdo... no hay texto que él no haya analizado ya...— suspiró. —Es más práctico y entendible leer lo que él hizo...
Entraron al salón de clases, en donde solo se encontraba Nathaniel. A ninguno le sorprendió, el chico solía llegar temprano para poder dibujar unos momentos en paz. Lo saludaron y éste solo les devolvió el gesto tímidamente.
Adrien aprovechó la soledad de la habitación para voltear al lugar de su amiga para poder seguir debatiendo sobre el tema que les robaba el descanso entero.
—¿Y Colín?— preguntó él, notando de repente que las cosas de rubio estaban en su respectivo lugar. La chica levantó ambos hombros indicando que no sabía la respuesta. —Oye Nathaniel...— llamó. —¿Has visto a Co... Chloe?
—Bueno... sobre eso...— comenzó a decir, bajando el tono de su voz conforme avanzaba. Desvió la mirada de sus compañeros para después señalar hacia abajo en el lugar que se encontraba vacío junto a él.
Lo miraron confundidos sin entender muy bien que quería decir aquella seña. Se levantaron y caminaron hacia el pelirrojo.
Adrien llevó sus manos a la boca con sorpresa y Marinette a su frente decepcionada.
El gran Colín Bourgeois, recién aclamado héroe de París, se encontraba recostado en el asiento usando de almohada las piernas del pobre chico.
—¿Cómo...— intentó preguntar.
—No lo sé... solo llegó, dejó sus cosas y se acercó a mi... — intentaba explicar. —Se sentó a mi lado, se acostó y me dijo; Cállate y hazme mimos.— usó un raro tono de voz al tratar, fallidamente, de imitar al rubio que parecía dormir tranquilamente.
–Suena a algo típico de él...— el pelirrojo y la chica vieron con confusión a Adrien. —¿Qué?, ¿dije algo raro?
—¿Y tu aceptaste eso?— ignoró el comentario del otro.
—Bueno... lo pidió amablemente... creo... al menos ya no me acosa verbalmente.
—No, ahora es algo físico...— un pequeño golpe en la pierna la interrumpió. Buscó asustada el origen de la repentina agresión.
Colín la había pateado levemente.
—¿A quién llamas acosador y con qué derecho?— lo vieron abrir un ojo, tenía el ceño fruncido y una pequeña mueca de molestia en los labios.
Por supuesto que Marinette entendió la indirecta, y sin poder decir más, se cruzó de brazos con un puchero en el rostro.
—¿Encontraste algo nuevo?— intentó cambiar de tema.
—Hablé con un señor que parece capaz de ayudar, pero ya no estoy seguro de si va a hacerlo o no...
—¿Por qué?
—Anoche, mientras leíamos, me dijo: "deberías ir a descansar..."— trató de imitarlo—... y yo le respondí: "y usted debería jubilarse, pero ambos sabemos que hay cosas más importantes que hacer antes." Entonces me arrojó un libro a la cara y me echó de su casa.
ESTÁS LEYENDO
Él No Es Chloe.
Fiksi PenggemarEs obvio que Colín Bourgueois no es un ejemplo a seguir, en ninguna dimensión existente lo sería... Con excepción tal vez de ésta. ¿Cómo es que el egocéntrico hijo de la alcaldesa terminó en un lugar tan extraño como ese?, ¿por qué todos lo miraban...