Q U I N C E

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[...]

—¿Qué hiciste Bourgeois?

—Además de ser hermoso y perfecto, nada.

Estaban desalojando la escuela. Todos los alumnos llevaban sus manos a su cabeza para protegerse y la mayoría ya estaba en pánico. Colín, por su parte, parecía estar en un tranquilo paseo por el parque. Claro, la gente le miraría sorprendida si tan solo tuvieran tiempo de verlo.

Adrien se había separado de ellos, aunque nadie más pareció notarlo. Llegaron al salón de clases para ayudar a sus compañeros a salir, después de todo Marinette era delegada de la clase.

La chica estaba sorprendida. Nunca ningun akuma había provocado una explosión real, había mirado por una ventana cercana y la nube negra que se había formado era inmensa. Todos tenían poderes inofensivos hasta cierto punto, era consciente de eso pero... ¿por qué este akuma le daba tan mal presentimiento?

—Hey, Mari...— llamó, mientras está tomaba sus cosas y trataba de pensar en algo. —¿Por que todo mundo está tan alterado?

—¿Será porque hubo una explosión?

—O sea si pero... ¿solo por eso?

La azabache le miró sorprendida. ¿Solo por eso?, ¿acaso no era suficiente razón?

—¿Por que pareces acostumbrado...

Otra explosión apareció, demasiado cerca de la escuela. Algunas ventanas del salón de clase colapsaron y cristales rotos cayeron al suelo, por suerte no había personas cerca de ellas sino hubieran resultado heridos.

La escuela se veía caótica.

Colín miraba a su alrededor. Todo mundo parecía estar en pánico, inclusive Marinette.  Esto le pareció extraño, pues al menos su Mario se mantenía en calma en estas situaciones; siempre sabía como calmar a todos. ¿Por qué ella aprecia tan sorprendida y asustada?

La pregunta sin terminar resonó en su mente.

— Porque lo estoy. — llamó su atención. —¿Los akumas no son así aquí?

La mirada azul de la pequeña le respondió. No, no lo eran.

—Escuchenme, mocosos. — habló en un tono de voz más alto de lo normal. Su voz ya no era sarcástica o altanera, sino fuerte y autoritaria. —Quiero que mantengan la calma o juro que si el akuma no los mata, yo lo haré ¿entendido?

Todos le miraron atentos, incluso algunos asintieron a su orden. El rubio caminó lentamente a su escritorio y tomó sus cosas.

—¿Qué esperan?, ¿una invitación escrita? El techo está en buenas condiciones y las ventanas ya están rotas, no hay mayor riesgo. Tomen sus cosas y salgan. — ordenó, saliendo del lugar. Todos se apresuraron a seguirlo. —¿Ven las escaleras?, aún están en perfectas condiciones, aún así tengan cuidado y no corran; son animales pero no literalmente.

Él se había parado junto a las mencionadas, para inspeccionar y asegurarse de que ninguno de sus compañeros estuviera herido. Al parecer todos estaban bien. Suspiró un poco aliviado.

—¿Colín? — la chica le miraba asombrada. —¿Cómo son los akumas de donde vienes?— preguntó al aire. No necesitaba una respuesta, podía imaginarlo. La imagen de la espalda dañada del rubio era prueba suficiente para hacerse una idea.

—Iré a revisar los salones, puede que alguien esté arriba todavía. — informó. —Ve a casa y mantente a salvo.

Él sabía lo difícil que era pasar de un akuma que controlaba palomas a uno que se creía terrorista. Recordaba a la perfección la primera explosión real que vió, las primera heridas reales en sus compañeros... en Samuel.

Él No Es Chloe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora