V E I N T I U N O .

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[...]

—¿Eso se puede?— preguntó.

—Lo pensé casi al principio, pero después de investigar más llegué a la conclusión de que no sería tan fácil...—explicó la azabache. —Al menos no sin un buen plan...

—El akuma al que te enfrentaste es capaz de mandar a otros a dimensiones desconocidas...— siguió Chat Noir. — Tú, por suerte, llegaste a esta que es muy similar a la tuya.

—Todo eso ya lo sé...— replicó, desviando su vista al paisaje que la cima de la torre Eiffel le regalaba. —¿A qué quieren llegar?

—No podemos usar nuestros miraculous solo para regresarte con el deseo porque sería peligroso...— volvió a hablar ella. —Si regresas y el villano te ataca a ti o a alguien más de nuevo será otro problema, nada nos asegura que regresarás aquí exactamente...

—Pero si el plan de my lady es correcto, que siempre lo es, no solo volveras a casa sino que derrotaremos al akuma. Todos ganamos.

Colín se quedó en silencio unos segundos, después suspiró.

—Es un plan muy arriesgado...

—Por favor, ¿quién no ha jugado con el espacio-tiempo antes?, ¿qué es lo peor que puede pasar?

La sonrisa sarcástica que tanto le caracterizaba apareció en su rostro.

—Bien, pero si alguien pregunta por la persona que hizo que el mundo colapsara quiero que me den todos los créditos.

—Todos tuyos.

(...)

Ya le habían explicado la situación al director, y como buen ciudadano y fan que era, les había cumplido su petición; necesitaban la escuela vacía.

Habían llamado a Rena Rouge y a Carapace, justo como el plan de Ladybug dictaba. Chat Noir usaba el prodigio de la serpiente por el momento.

Colín estaba de pie frente al salón, rodeado de los demás.

—¿Estás listo?— preguntó Ladybug, antes de colocarse el prodigio. —¿Recuerdas el plan?

—Me lo explicaste más veces de las que has rechazado a Chat Noir, claro que sé que hacer.

Todos rieron ante el comentario, a excepción del rubio, quien hizo un puchero molesto.

—Si no funciona y mueres ¿puedo quedarme con tus cosas?

—No Carapace, no puedes.

La de rojo suspiró y comenzó a respirar lentamente, tratando de calmarse en vano.  Se colocó el anillo, y al instante, una luz comenzó a emerger de las joyas. Sintió una fuerte corriente eléctrica recorrerle por completo, haciéndola caer de rodillas al suelo. Tuvo que hacer un ademán de manos para evitar que los demás se acercaran a ayudarla.

Habían muchos riesgos de usar aquellas joyas juntas y por eso es que hasta ese día el hacerlo estaba prohibido. Los deseos nunca eran gratis, y no sabían si serían capaces de pagar por él.

Marinette había estudiado qué hacer exactamente desde el primer día pero estaba que moría por el nerviosismo. Sus piernas hormigueaban y se sentía incapaz de reincorporarse, así que Colín tuvo que agacharse a su altura. Le pidió autorización una última vez al chico, y en cuanto esté asintió lo tomó por fin de las manos.

Esta vez fue él el que sintió un calor abrasador invadirle por completo. Fue despojado de sus sentidos sin aviso y repentinamente. No veía, sentía o percibía olor alguno;  se sintió flotar en una oscuridad abismal, como si hubiera desaparecido en el todo convirtiéndose en la nada. Colín en ese instante no era nada.

Él No Es Chloe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora