Fer manejó por un par de horas hasta llegar a una cabaña que se encontraba a las afueras de la ciudad.
-Amor, llegamos - comenzó a darle besos para despertarla.
Mayte se estiró y volteó a ver a Fer - ¡Ah caray! ¿Dormí mucho?
-Bastante - rio - pero es entendible, estabas cansada mi amor.
-Te habrás aburrido todo el camino, perdón - se desprendió el cinturón de seguridad.
-No amor, venía escuchando música - apagó el coche - ¿vamos adentro?
May observó pero estaba todo oscuro pues era de noche - me da miedo Fer, no se ve nada.
-No te preocupes - bajó y tomó un bolso en el que había llevado ropa para unos días.
Le dio la vuelta al coche y tomó la mano de May guiandola a la única luz que provenía de la cabaña.
-¿Dónde estamos? - se aferró a la cintura de Fer.
-Ya verás - se le hizo raro que no reconociera el lugar pero la compendio pues había pasado mucho tiempo y era de noche.
Al abrir la puerta Mayte quedo sorprendida, el lugar estaba repleto de velas y pétalos de rosas - Fer, es la cabaña que alquilaban nuestro padres cuando veníamos de vacaciones juntos. Pensé que el lugar ya no existía, aquí pasé los mejores momento de mi niñez - volteó a verla - junto a ti.
-¿Te gusta? - dejó el bolso en el suelo y enredó sus brazos en la cintura de May.
-Me encanta - le dio un beso tierno.
-Pues me alegro - intensificó el beso - ¿vamos a ver la recámara?
-Vamos - le sonrio levantando una ceja.
Caminaron por el pasillo, también alumbrado solo por la luz de las velas, hasta llegar a la recamara principal de la cabaña. Fer se colocó detrás de May y le cubrió los ojos con sus manos.
-¿Qué haces Fer?
-Todavia hay una sorpresa más - le susurró al oído.
Con su mano libre abrió la puerta de la habitación que también se encontraba repleta de velas aromáticas y le destapó los ojos de May para que viera el corazón de rosas que se encontraba formado en la cama.
-Es hermoso - se acercó a observarlo.
-Mira allí - señaló la esquina de la habitación donde se encontraba una mesa con una charola de fresas y otra con salsa de chocolate.
-Te amo - le brillaron los ojos - se me ocurren algunas ideas.
-Mhh ¿Cómo cuáles? - se acercó a ella y la pegó a su cuerpo.
-Ya lo verás - acarició su espalda hasta llegar a sus nalgas las cuales apretó suavemente.
-¿No era que estabas cansada? - fue dejando besos húmedos por su cuello.
-Para ciertas cosas - desprendía el cinturón de la morocha - para otras no.
Fer fue guiando a Mayte hasta la cama y la acostó quedando encima suyo pero rápidamente Mayte la volteó tomando ella el control. Lentamente se fue quitando la blusa mientras que Fer la observaba con deseo acariciando sus piernas.
-Me parece que esto estorba - tomo el borde de la blusa de Fer y comenzó a subirla mientras rozaba sus dedos por la piel de la morocha.
Una vez se deshicieron de su ropa Mayte hizo que Fer cerrara los ojos, se levantó de la cama y fue en busca del chocolate.
-Date la vuelta - dijo y Fer obedeció quedando de espaldas.
Se sentó sobre ella disfrutando de la vista y comenzó a dejar un línea de chocolate por el medio de su espalda - ¿Que me estas poniendo?
-Nada - sonrio y lo dejo en la mesa de luz.
Mayte comenzó a saborear el chocolate de la espalda de Fer haciendo que esta se exitara el sentir la lengua recorrer su cuerpo desnudo.
-Sabes decioso - la volteó para apoderarse de sus labios en un beso pasional.
-Y tu sabes a chocolate - mordió el labio inferior de May mientras acariciaba cada una de sus curvas.
-Te necesito - susurro al sentirla besar y morder sus pezones.
-No te apures - la recostó boca abajo mientras besaba y respiraba cerca de su oreja.
-No me tortures mmh - sintió la mano de Fer bajar a su intimidad.
-Estas lista para mi - sonrió y comenzó a intensificar sus movimientos mientras besaba el cuello de May.
Bastaron solo unos cuantos minutos para que el cuerpo de Mayte se tensara y comenzase a temblar de placer. Al recuperar el aliento se volteó y observó a Fer mirándola con deseo. No lo pensó dos veces, la besó y se colocó entre sus piernas para moverse primero lento y luego más rápido.
-Te ves ahh.. hermosa - la admiraba Fer desde abajo teniendo una vista perfecta de su cuerpo desnudo. Los pechos de Mayte se movían cada vez más ante cada nuevo movimiento. Unas gotas de sudor bajaban por su cuello abriéndose paso por medio de sus senos. Era la gloria.
Fer trataba de controlar su cuerpo pero ver a Mayte de esa forma la había vuelto loca.
-Voy a llegaaar - dijo más como un gemido.
-Mmh yo igual - cerró los ojos sintiendo el placer apoderarse de su cuerpo nuevamente a medida que intensificaba los movimientos - Aaah te amo - se dejo caer sobre el cuerpo aún tembloroso de Fer.
-Y yo a ti - paso su mano por el cabello de la rubia.
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Por amarte así
Roman d'amourDicen por ahí que cuando se está enamorado el corazón se acelera, las ganas de estar con esa persona aumentan y al verla te invade la sensación de nerviosismo. Exactamente eso era lo que les sucedía a Mayte y Fernanda cuando estaban juntas. Era algo...