Se iba. Mi hermano marchaba a Madrid. Me tocaba afrontar México sola. No mentiré, el miedo como si de un escalofrío se tratase, me recorrió todo el cuerpo. Abracé a mi hermano muy fuerte, como pretendiendo parar el tiempo. Justo ahí, en ese abrazo. Olí profundamente su colonia y me acurruqué en su cuello.
- Me alegro mucho.-dije casi en un murmullo.
Le di un beso de abuela en el moflete y sonreí. Quise sacar fuerzas de donde fuera, él necesitaba marcharse viéndome fuerte, bien y feliz.
- Me sabe fatal irme y dejarte sola, Miri.-dijo cabizbajo.
- Estaré bien, carallo. No tengo cuatro años.-respondí riendo.
- Además, yo puedo estar a su lado estos días si lo necesita.-dijo Malú tras de mí.- Bueno, yo me conozco de hace mucho tiempo México y puedo echarle un cable si lo necesita.-añadió.
- ¿En serio? Malú de verdad que si tienes faena pues tampoco hace falta, sino puedo llamar a Madrid y...
- No tengo faena, ve a Madrid tranquilo que tu hermana estará bien, además, es una mujer valiente, seguro que tampoco me deja estar muy encima de ella.-cortó Malú a mi hermano con una sonrisa en sus labios.
- No sabes de quien te haces cargo, tiene un carácter de cuidado.-respondió mi hermano sonriente.
- Entonces nos divertiremos mucho porque soy igual.-respondió mirándome.
Negué con la cabeza mientras sonreía.
- Bueno, ¿nos bajamos ni que sea al pub del hotel a hacer una cañas para despedirnos?-sugirió Efrén.
Ambas aceptamos. Total, unas cañas más ya no se iban a notar y ya nos había cortado el rollo así que vimos factible bajar y estar tranquilamente bebiendo y hablando. Una vez allí, nos sentamos en unas butacas situadas al fondo del recinto.
- Yo voy a por las cañas.-dije nada más llegar a las butacas.
Empecé a pensar en todo lo que había sucedido en la habitación. Me sonrojé. Nunca había sentido esa atracción por ninguna mujer. A decir verdad, desde que lo dejé con Pablo no había vuelto a ver a nadie de ese modo. Mi instinto sexual había estado dormido profundamente. También hay que decir que con Pablo jamás tuve una situación de tanta tensión sexual, no me podía quejar en la cama pero tampoco era muy dado a jugar y probar. "No te va a querer nadie, ¿me oyes? Ya te acordarás de mí cuando estés tocando en el metro, no tengas a nadie a tu lado y sin un mísero euro en tu cartera." Resoplé. Noté unas manos en mi espalda. Me giré rápidamente. Era Malú.
- Uy, tu cara dice que necesita esa caña urgentemente.-dijo frunciendo el ceño.- ¿Va todo bien?
- Sí, tranquila.-respondí sonriendo.
Clavó su mirada sobre mis pupilas. Sabía que no estaba todo bien pero también sabía que no quería hablar de ello en aquel momento. Me apartó un mechón de la cara y lo colocó detrás de mi oreja.
- Aquí tiene las cervezas, señorita.-dijo el camarero al otro lado e la barra.
Malú sonrió y se giró hacia las cervezas. Cogió dos y yo cogí la tercera.
- Al final me harás de guía y protectora, eh.-dije mientras íbamos hacia Efrén.
- Y más cosas podría hacerte si quisieras.-respondió sonriente.
- Eres insaciable.-respondí riendo.
- A ver si te crees tú que me sacio quedándome a un palmo de ti, leona.-respondió ladeando la sonrisa.
- Yo que pensaba que preferías al otro Rodríguez.-contesté sonriente.
- No me va mucho a mí eso de ir al médico.-respondió guiñándome un ojo.
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HALA KEN
FanfictionPercibir cómo lates, saber cómo lates y descubrir dónde lates. Ese es el verdadero desafío de esta vida. Abrir las alas y cerrar los ojos al miedo.