Su penetrante mirada marrón se clavó en mis ojos. Suspiró cuando vio que se cerraron las puertas. Quitó sus manos de mis labios.
- No vuelvas a llamarme así en voz alta.-dijo nerviosa apartando su mirada.
- ¿Te persiguen o algo?-pregunté confusa.
- ¿No sabes que tengo a la prensa pisándome los pies o eres la única española que no lo sabe?-preguntó cortante.
- Pues no, neno.-respondí borde.- Ni que te tacharan de narco.
- No tienes ni idea.-dijo en un suspiro clavando su mirada en el suelo del ascensor.
Suspiró, rodó los ojos y se apoyó en la barandilla del ascensor. "Vaya una estirada" pensé. Aquella reacción estaba lejos de la que tuvo la primera vez que nos vimos, en los Dial. Allí fue amable y cercana. Sin embargo, en aquel instante fue hostil, borde y distante. El ascensor abrió sus puertas, estábamos en la tercera planta, salí y me frené delante de mi puerta, ella tras de mí. De reojo miré hacia atrás estaba sacando su tarjeta. Genial, la tenía justo en frente. Abrí mi puerta y me colé en el interior de la habitación. Me fui directa hacia la ducha. El agua se deslizaba por los poros de mi piel, la hidrataba y limpiaba.
Salí de la ducha, mis ondulaciones dejaban gotas de agua sobre mi piel y las gotas emprendían camino por mi piel. Recorrían de manera aleatoria los poros de mi piel. Me envolví en la toalla y me fui directa hacia el armario. Me vestí y mientras me ponía las botas en mi cabeza buscaba la respuesta a una pregunta que me había emergido durante la ducha "¿Por qué la prensa perseguía a Malú?" Tal vez porque a los artistas de su talla siempre les persigue la prensa, tal vez la había liado y yo no me había enterado, tal vez... Miles de probabilidades aterrizaron en mi cabeza, me llené de dudas. Me vestí, cogí mi guitarra y salí de mi habitación. Pum. De frente. Ella también salía de su habitación. Resoplé y anduve en dirección al ascensor. Sentí sus pasos tras de mí.
- ¿Ahora me persigues tú a mí?-pregunté aún de espaldas a ella.
- Creo que... te debo una disculpa.-dijo bajando la voz a medida que pronunciaba la oración.
Me gire hacia ella con una ceja alzada.
- ¿Por qué exactamente? ¿Por ser una borde? ¿Por taparme la boca como si me fueras a secuestrar? ¿O tal vez por seguirme?-pregunté relajando el rostro.
- Bueno gallega tampoco te vengas tan arriba eh.-respondió sonriente.
- Vaya, si la prófuga de la prensa me reconoce y todo.-contesté riendo.
- ¿Te crees que iba a olvidarme de ti?-respondió rápida con un aire de chulería mirándome de arriba a bajo.
Debo reconocer que eso me puso nerviosa, qué era ese tipo de pregunta, no quería montarme una película pero ¿me estaba tirando la caña la mismísima Malú? Para mi suerte antes de que pudiera responder, el ascensor se abrió y ambas entramos dentro. Pulse el botón de la azotea, ella se limitó a ponerse a mi lado con una amplia sonrisa.
- ¿Dónde vas tú?-pregunté con la mano todavía donde los botones.
- A la azotea.-contestó ampliando su sonrisa.
- Ya, claro.-dije sonriendo y agachando la cabeza.
Nos quedamos en silencio.
- ¿Ahora eres mudita, gallega?-dijo ladeando la sonrisa.
- ¿Ahora te intereso, profuguita?-contesté repitiendo su tono.
- Ni que fuera narco.-dijo haciendo mención a mi anterior comentario.
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HALA KEN
FanficPercibir cómo lates, saber cómo lates y descubrir dónde lates. Ese es el verdadero desafío de esta vida. Abrir las alas y cerrar los ojos al miedo.