30. Fin de ciclo - Epílogo

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Aquellos días fueron una locura, conseguimos entregar los documentos a la justicia y fue ella quien puso a cada uno en el lugar que le correspondía. Después de un proceso larguísimo, diferentes declaraciones, luchar por la custodia de la pequeña Lucía, amenazas y tener que vivir con un equipo de seguridad custodiando nuestra casa y acompañándonos a cada paso que dábamos, aquella mañana cuando me levanté recibí un mensaje muy especial de nuestro abogado que sellaba toda aquella etapa tan oscura: Pepe y Albert entraban en prisión, también Alejandro por cooperación. Además de un seguido de personas destacadas de diferentes gremios que habían tenido vinculación con aquella banda de blanqueo de capitales.

Pese a haber vivido un poco agazapadas, Malú retomó las riendas de su vida y durante el embarazo volvió a escribir e incluso lanzó un tema, aunque estuviera casi sin producir. Era un tema dedicado a la pequeña Lucía. Ay la pequeña Lucía... qué torbellino. La pequeña Lucía nació a mediados de abril, sana y preciosa. A nuestro lado estuvieron aquellos que no se doblegaron cuando las cosas se pusieron feas. Los que de verdad nos querían. Lucía era una niña feliz y ese era nuestro mayor logro.

Malú y yo seguíamos juntas, con nuestras mejores y peores épocas, como todas las parejas. Además, añadiéndole el componente de cuidar de una criatura. No fue fácil, ni lo sigue siendo pero, ¿qué es fácil en esta vida? Nada viene libre de pendientes inclinadas que nos hacen perder el equilibrio pero lo que nos mantiene juntas en la escalada de nuestro Everest es justo que cuando las vida se nos pone en pendiente vertiginosa, es cuando más fuerte nos agarramos la mano. Nos mudamos juntas a una casa cerca del centro con jardín y una pequeña piscina. El zoo de Malú y mi Loleta hicieron buenas migas rápido y eso lo facilitó todo mucho. Raquel y Sol, Efrén e Inés, Agoney y Mimi nos ayudaron a hacer la mudanza. Lo agradecimos mucho porque entre el zoo, la pequeña Lucía y que Malú todavía estaba recuperándose del parto cuando nos mudamos... De hacerlo las dos solas no hubiéramos podido. Por si os lo estáis preguntando, sí, Sol y Raquel terminaron juntas. Lo descubrimos cuando volvimos de la ecografía. Cuando entramos en el ático de Sol vimos a Sol contra la pared y Raquel delante de ella, besándose con pasión. Poco más había que decir ante aquella escena.

Mi disco salió y fue todo un éxito, tuvo una acogida increíble, hicimos una gira espectacular, casi todos los conciertos con el cartel de todo vendido colgado. Quedaba el fin de gira en Coruña. Pero antes del fin de gira había algo que debía hacer. Quedaban todavía cuatro días para el fin de gira así que a escondidas de Malú preparé una pequeña sorpresita para celebrar aquella gran noticia que había abierto el día. 

POV Malú

Me revolví entre las sábanas, alargué el brazo para alcanzar la cadera de Miriam pero en su lugar palpe las sábanas que cubrían el colchón. Abrí los ojos y me giré hacia su lado de la cama. Efectivamente, estaba sola en la cama. Me levanté, me puse una camiseta ancha y fui hacia la habitación de Lucía que estaba al lado de la nuestra. Tal habría ido a darle el biberón, pensé. Sin embargo, allí no estaban ni Miriam ni Lucía, ahí empecé a preocuparme seriamente. Fui hacia la cocina, nadie, al salón, tampoco. En mi cabeza, el miedo aterrador a que aquellos que nos hicieron tanto daño hubieran podido volver y hacer daño a mis dos personas favoritas, fue aumentando considerablemente. Volví a la habitación en busca de mi teléfono, por si Miriam me había dejado algún mensaje avisándome de si había salido a pasear con Lucía o algo así. Pero tampoco. Le llamé hasta diez veces, nada. Estaba realmente angustiada. No sabía dónde podía haber ido. Agobiada, decidí salir al único rincón de la casa donde no había buscado, el jardín. 

Abrí la puerta corredera pensativa, sin fijarme demasiado en qué había al otro lado de la puerta, puse un pie en la escalera de madera que conducía al jardín y escuché un estallido, rápidamente abrí los ojos y vi ¿confeti? volar sobre mi cabeza. Bajé la cabeza y vi a Miriam con la pequeña Lucía en brazos. Fui corriendo hacia ellas sin fijarme en quién más había ahí. Las abracé.

HALA KENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora