Sousuke Yamazaki era un empresario muy talentoso, adinerado, guapo y casado. Hace tres años que se había sacado la lotería con una ternurita llamada Makoto Tachibana, un hermoso joven de cabello castaño, ambos se conocieron mientras Makoto trabajaba de mesero en un restaurant muy elegante que Sousuke frecuentaba.
Makoto no era una persona complicada ni nada, era humilde y una de las mejores personas que pueden existir, no estaba acostumbrado a regalos costosos ni a salidas a lugares extravagantes, menos a que le vieran a él una persona muy común junto con un empresario tan importante como lo era Sousuke. Sin embargo Sousuke siempre le dijo que ambos eran el uno para el otro no importaba la clase social ni raza ni el sexo ni nada, para Makoto no era tan fácil ya que muchas chicas le odiaban por tener tan buena suerte al conseguirse un millonario como Sousuke y aunque sufría de bulling en la universidad debido a su personalidad tan tranquila y nada violenta termino su carrera a duras penas debido a varios sucesos que le transcurrieron.
Cuando termino todo lo que debía hacer en Tokio se marchó sin decirle a nadie, después de todo ya no quedaba nadie para él. Sus padres habían fallecido junto a sus hermanos en un accidente aéreo en su tercer año de universidad, fue un impacto muy fuerte para el quien dependía mucho de ellos para seguir adelante, sin embargo no se dejó morir ya que les había prometido terminar la universidad sea como sea.
Varios días después se encontraba en la playa de algún lugar que no recordaba su nombre, tenía dinero para algunos días pero tenía que buscar trabajo pronto y mientras él estaba en busca de algo que lograra alejarlo de su dolor, Sousuke había contratado a algunos agentes para que buscaran a su desparecido chico, dejo la empresa en manos de su mejor amigo solo para buscar al castaño y una vez dio con el simplemente no lo dejo ir, se volvieron novios y pronto hubo una boda para nada lujosa ni excéntrica fue algo sencillo para ambos y después de unos días de luna de miel, Makoto ya estaba en su nueva casa, era algo grande y solitaria además de ser demasiado lujosa para su gusto.
Mientras deambulaba y revisaba su nueva casa fue hasta su habitación donde desempaco su ropa para ponerla en su lado del closet pero estaba lleno, ropa nueva que tenía su talla además de una nota;
“me tome el atrevimiento de comprarte ropa que creo que lucirá perfectamente en ti, esta noche ponte un traje para salir a comer fuera, Te amo S. Yamazaki”
Su cara estaba totalmente roja, su esposo era demasiado detallista, se ducho y pronto comenzó a probarse las prendas que su esposo había comprado para él. Todo se ajustaba a él y más los pantalones, resaltaban sus bonitas piernas y más sus glúteos. Estaba un poco acostumbrado a eso, después se fijó en un cajón que tenía un bonito tallado, lo abrió y se asustó un poco, habían unas ligas y antifaces, unas bragas pequeñas habían también algunos potes de lubricante y algunos juguetes. Tomo uno que tenía una larga cola de color blanco con manchitas cafés y amarillas.
-veo que encontraste mi secreto. Una voz detrás de él le hizo soltar lo que tenía en sus manos.
-¡S-Sousuke! Makoto se intentó cubrir ya que solo llevaba una camisa puesta.
-he vuelto. Beso intensamente sus labios para después recoger lo que había soltado. -además valla sorpresa que me das estando vestido así, tan sexy y erótico
-lo siento no quise estar de curioso y tampoco creí que llegarías aun.
-está bien es tu casa también, no lo olvides.
-creí que vendrías más tarde.
-si pero termine mi trabajo antes así que pensé e venir y estar con mi hermoso esposo.
-he…no digas esas cosas
-quieres que tomemos una ducha juntos?
-acabo de ducharme
-bien hagámoslo otra vez.
Makoto fue llevado hasta el baño donde Yamazaki le pidió entrar a la tina donde su cuerpo fue cálidamente abrazado y acariciado por el mayor.
-¿quieres probar los juguetes que compre para ti?
-e-es que no me gustan esas cosas
-por qué nunca las has probado.
Una vez que terminaron la ducha ambos fueron hasta la habitación y Sousuke recostó a Makoto sobre la cama donde comenzó a acariciarlo y besarlo y mientras hacía esto estimulaba la entrada de su chico usando lubricante.
-Sou… hace calor…allí
-lo sé, pronto lo sentirás muy placentero miamor.
Sus dedos eran largos y agiles, se movían con destreza dentro del castaño que pronto comenzó a ceder al deseo arqueando su espalda y temblando debido al placer que recibía, pronto su cuerpo fue girado para ser lentamente penetrado por un enorme falo duro y grueso, sus ojos se pusieron en blanco cuando los últimos centímetros se enterraron profundamente en él, con el trasero levantado y con sus codos doblados sobre la cama, Makoto era envuelto con los fuertes brazos de Sousuke que recorría su cuerpo besando su espalda mientras su trasero era golpeado con rudeza.
Cuando ya no pudo soportarlo más se dejó caer sobre el colchón.
-¿estás bien?
-solo estoy cansado
-¿quieres que lo dejemos por hoy?
-no, solo sigue.
Para Sousuke era glorioso que su esposo cediera tan bien al placer que estaba por otorgarle. Unas veces más y ambos decidieron pedir comida a domicilio y quedarse acurrucados en su cómoda cama.