Seth Rollins

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"Tú ausencia llega. De golpe como un balde de agua fría, que me paraliza y me hace recordarte, me hace echarte de menos."

Ahora todo lo que me quedaba era el final de una triste carta, sueños que no terminaron y un gran vacío que a cada segundo se expande cada vez más en esta inmensa casa, llena de cosas que jamás creí encontrarle el sentido hasta que las tiré contra la pared, fue como una terapia, solo que había dejado todo sucio.

Miré la cama, esa cama que tanto nos gustaba, en donde la mayoría de tiempo nos quejábamos porque era algo dura, pero dormíamos muy bien, esa cama donde era el lugar indicado para poder leer tus ojitos en la mañana, donde me gustaba acostarme contigo y sentir que nada estaba mal. Miré el balcón, ese que habíamos pintado, en la que tenía mis plantas y tus pesas, ese en la que pasábamos el mayor tiempo de la mañana cuando nos levantabamos temprano.

Divisé mis maletas, aún echas a un costado de la habitación, había llegado temprano en la mañana y no tuve el tiempo de ordenar y te diré que no lo haré, las saqué afuera, con otras cajas donde también tenía algunas de mis cosas.

Busqué el tarro, ese tarro con el que más de una vez habíamos hecho chistes, tarro al cual no le encontraba sentido, pero hoy se lo había encontrado y lo usaría.

Tus cosas no estaban, hace un par de días ya no estaban, lo podía notar por esa pequeña capa de tierra que tenían los muebles. Primeramente creí que era porque estabas en el trabajo y no podrías venir siempre a casa, no podrías ocuparte de todo mientras yo viajaba y visitaba a mi madre, por eso fue una de las tantas cosas por la que tus animales no estaban aquí.

Los fósforos estaban en la repisa de la cocina, saqué unos cuantos y los guardé en mi pantalón. Saqué alguna que otra cosa que era mía y la dejé al lado de las demás, en mi auto. Conecte mis auriculares a el teléfono y la música de Twisted Sister - "We're not gonna take it", comenzó a solar a todo volumen.

Llené el piso superior del líquido inflamable, que haría que de una buena vez todos estos recuerdos se fueran al carajo, en todas partes, en todos los lugares, en la cama, en el baño, en el balcón, en cada rincón, hice los mismo con el la parte de abajo, en la escalera, en la cocina, en la sala. Estaba volviéndome loca, el dolor estaba volviéndome loca.

Guardé todo en el auto, al terminar encendí uno de los fósforos y lo tiré en la puerta de la casa, mi ojos brillaban al ver como el fuego se propagaba, como las llamas se extendían por todo el lugar, quemando todo, cada cosa, hasta ese estúpido sillón que era en que este momento también odiaba, todos esos recuerdos quedarán bajo ceniza, bajo una gran capa de ceniza, si es que no llegan primero los bomberos. La música aún estaba inundando mis oídos, el metal era uno de los tipos de música que más amaba, y ahora que todo había acabado podía irme sin el mínimos de los resentimientos, o volvería al día siguiente porque van a querer que testifique por lo que hice, pero para ese entonces ya no estaré aquí.

Entré al auto y me fui, nuevamente, a el aeropuerto, compraría un pasaje para mañana a mi casa, a el departamento que aún conservaba.

Pare en el hotel que se encontraba cerca de ahí y solo baje una de las maletas, pagué una noche, subí al ascensor y pulse el botón en donde se encontraba mi cuarto por esta noche, al llegar abrí la puerta y ni me molesté en mirarlo, solo entré me saqué la ropa y me coloqué unos pantalones deportivos negros y una remera del mismo color, unas zapatillas azules y una sudadera gris, salí caminando hasta el aeropuerto.

𝐎𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭 / 𝐖𝐖𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora