Breezango

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Se dijeron cosas, pero ninguno la cumplió, en el momento en que ella llegó, las cosas se volvieron algo complicadas.

Se miraban uno al otro, descifrando lo que el otro estaba pensando, tratando de comprender el como habían llegado a tal situación. Las miradas que se transmitían habían sido de pura ira y odio, ninguno de los dos entendían como llegaron a eso punto en donde su hermandad había quedado en alguna parte del tacho de basura que tenían al lado. Estaban juntos por el simple echo de que (t/n) cruzaría esa puerta en cualquier momento después de su pelea y ellos la esperarían.

Tyler fue el que primero que la vio, pero Fandango era el que había hablado con ella el primer día en que llegó a NXT, queriendo marcar territorio uno del otro habían logrado distanciarse y poner a la chica en una situación bastante complicada, los veía a los dos como sus mejores amigos, pero ellos querían algo más.

(T/n) caminaba por los pasillos buscando a ese par de hombres que la hacían reír y a veces enojar, pero de igual manera los quería a los dos por igual, habían logrado que su lugar y estadía aquí se facilitará y no fuera tan incómoda como creía que sería.

— Tyler — lo llamó ella, él se dio la vuelta con una sonrisa, dejando atrás al que era su amigo — Fandango — lo saludó también. Se acercó a ellos y le dio un beso en la mejilla a cada uno, provocando un escalofrío en ella.

Se colocó en medio de los dos y comenzaron a hablar, en ese momento todo parecía estar muy bien, los tres eran amigos y la relación del equipo no se veía afectada en lo mínimo, hasta que llegó ese momento que nadie quería que llegara. Va la chica no quería que llegara.

— (t/n), sabemos que es muy apresurado, pero necesitamos una respuesta — habló Tyler, mirándola directamente a los ojos, esperando una respuesta.

Hacía ya unos días, en el NXT de la semana anterior los chicos se confesaron a ella, diciéndoles lo que tanto les gustaba y lo hermoso que sería pasar una vida con ella. Claramente lo hicieron por separado y a distintas horas, pero eso la había confundido a la chica, dudando de lo que estaba pasaba en su cabeza cuando los veía, y en sus tripas cuando se rozaban.

Las mejillas se le tornaron de un color más rojizo, la vergüenza había florecido y ella se sentía expuesta por su propio cuerpo, sus sentimientos saldría en cualquier momento.

— chicos, necesito más tiempo, los conozco de hace algunos meses y aún no tengo una idea completa de lo que pienso, mis sentimientos son un caos y ustedes son los cómplices de eso. — los apuntó a los dos — los quiero a los dos, por igual, son mis amigos y se lo que sucede aquí, pero no deben de pelear por mi culpa. — dejó de mirarlos a los dos y pasó su vista hasta un cajón cercano de donde estaba, concentrándose en algún infinito escondido.

Los chicos a sus costados se miraron, ella sabía ya de las múltiples peleas que había entre los dos, pero no quería interferir en ello, quería que los dos, como grandes adultos que eran, resolvieran sus conflictos hablando. Trataban de transmitirse alguna señal de que debían de arreglar esto pero no sabía cómo.

— los quiero, mucho, a los dos, pero si siguen peleando y tratando de sacar a alguno de los dos de mi vida, voy a tener que salir yo de las suyas. — se paró y caminó hasta los vestidores de mujeres, el show había terminado y ya podría irse.

Los dos se quedaron allí pasmados, por lo que habían acabado de escuchar, no quería que aquello ocurriera, pero tampoco dejarían que el otro se quedara con ella. Lo resolverán, en algún momento, pero no recurrirán a una solución absurda como hacer piedra, papel o tijera.

𝐎𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭 / 𝐖𝐖𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora