En un lugar apartado del amplísimo taller se encontraban varios experimentos puestos en pausa, en uno de estos estuches se encontraba la cápsula que Bulma buscaba, con algo de premura la científica libera una habitación, pero al entrar la científica está bastante avergonzada, una vez ahí dentro tendría que permitir que Vegeta conociera en lo que estaba pensando pero ahora sabe que esta opción es mejor que dejar marchar al príncipe. En la habitación existe lo que Bulma consideraba al inicio como una broma de su cerebro, un subproducto de su labor diseñando componentes para la cámara de gravedad, siempre buscando materiales resistentes a los cambios gravitacionales y lo suficientemente duros para soportar el ataque de un saiyajin, se encontró un día preguntándose de qué otra manera podía beneficiar un entrenamiento tan extremo aparte de construir robots que no duraban ni un solo día, pensando en eso buscó entre diseños terrestres alguno que pudiera servirle de inicio y encontró aparte de varios juegos de pesas el diseño de unas muñequeras pesadas, recordó de inmediato que Goku usaba algo similar para entrenar, entonces ella podía diseñar unas todavía mejores, usando los materiales aptos para un satélite logró unas muñequeras no solo resistentes sino que añadió el principio básico un imán, así podía construir un aparato diseñado exclusivamente para atraer las muñequeras y el portador debería usar la fuerza para no permitirse ser arrastrado hacia el aparato. A Bulma le pareció una buena idea, pero al momento de llevarla a la práctica comprendió que era inviable, los componentes no soportarían el incremento de varias gravedades y su experimento quedó descartado. Una noche en que trabajaba sola se sentía deprimida y comenzó a beber un poco, refunfuñando por la lejanía del saiyajin, pensó en muchas cosas propias de una persona alcoholizada y deseó poder atar al hombre para obligarlo a escuchar y poder gritarle todo lo que pensaba, pero la idea era ridícula, ninguna soga o cadena podría someter a un saiyajin, hasta que recordó su experimento fallido, sin reparos tomó las muñequeras y les hizo unos ajustes. Al día siguiente, cuando vio su experimento fue víctima de una risa nerviosa, felicitándose por haberse quedado dormida a tiempo y de que nadie nunca vería ese producto de su loca imaginación. Pero ahora estaban los dos ahí, en ese lugar donde ella había escondido su proyecto para luego destruirlo con calma.
El príncipe no entendía que avergonzaba a la humana, allí no había más que una cama, reuniendo paciencia ya pensaba en cómo disuadir a la humana de buscar más acercamiento físico, él no estaba dispuesto a arriesgarse a liquidar la vida de la mujer. Con algo de timidez Bulma busca la mano del hombre, sonrojada le pide una vez más que la siga, el príncipe permite una vez más que las cosas marchen según el deseo de la humana, termina recostado y con las manos adheridas a la cabecera de la cama, Vegeta harto de ese extraño proceder comienza a protestar, pero toda discusión es acallada en el momento en que Bulma se sitúa sobre el saiyajin, ella desabrocha la parte superior de su jardinera dejando que la prenda se deslice por su cuerpo, luego retira una diminuta polera roja dejando ver su blanco brasier. Cada acción de la humana dejaba más intranquilo a Vegeta que está a punto de acabar con la situación, pero Bulma se acerca a su rostro con un susurro tranquilizador –sé que puede funcionar, Vegeta...
El peliflama estaba indeciso, si permitía o no que la mujer continuara con sus juegos –Desde cuando andas pensado en esto? –puede ver el rubor del rostro femenino intensificarse – una pregunta mejor, desde cuando llevas trabajando en esto? Las muñequeras incrementan su agarre a medida que intento mover las manos...
–Esto fue un desacierto de mi parte, pero hubo un momento en que quise detenerte el tiempo suficiente para gritarte lo desconsiderado que eras, la respuesta obvia era que tu fuerza hacía imposible cualquier intento por inmovilizarte – los duros abdominales en los que estaba sentada la distraían, tomando aliento continuo – por eso debí ingeniármelas con una solución que eliminara la posibilidad de que me dejaras hablando sola como lo hiciste en alguna ocasión – dice besando su rostro – una solución que me permitiera tenerte tal y como yo te quería... –besa con fuerza los labios del saiyajin antes de que él pudiera decir otra cosa – solo no debes incrementar tu ki, no lo hagas, si tienes miedo de que tus manos me lastimen no rompas tus ataduras y yo estaré bien, fuera de eso... fuera de eso yo puedo demostrarte mi afecto, Vegeta...
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EN EL PRINCIPIO, EN EL FIN
FanficHabía en un inicio un príncipe llamado Vegeta, este comenzó su vida como el heredero de una de las razas guerreras más poderosas, era una persona fuerte, valiente, pero con un carácter que pocos se atrevían a tolerar. Este fue un niño muy peculiar...