La conversación de las invitadas no cesaba para disgusto de Bulma, conversación en la que su nuevo amante era el único protagonista.
– Que tal si es un chico tímido, de esos que apenas saben hablar con el sexo opuesto– decía una mujer rubia que se arreglaba el cabello frente a un espejo.
–Puede ser, uno que ha pasado toda su vida en un internado de varones o algo parecido– añadía su amiga rubia retocando su labial.
– Será en una academia militar, ese porte y esa severidad son propias de un soldado, esa mirada debe ser de un integrante del ejército – dijo una pelirroja que anudaba un elegante pañuelo de seda al cuello.
– Si tienes razón...– y los comentarios seguían, Bulma no sabía que pensar, en su corazón sentía la ya familiar espina cuyo nombre conocía muy bien: celos, estaba celosa de que otras mujeres hablaran así de él, chico tímido? Ya quisieran ellas, instituto militar? Ahí se acercaron un poco, fuerte y con una mirada matadora? Si ella lo sabría, pero como deshacerse de los celos, estaban allí y llegaron para quedarse, las amigas de su madre eran de edades variadas, muchachas de 20 hasta señoras de 40 o más. Para colmo todas ellas tenían atributos físicos que podían poner a los hombres a sus pies, eran mujeres muy bellas. Las invitadas se quedaron con la sola esperanza de volver a ver a su ahora amante, que podría hacer? El mundo estaba repleto de mujeres y era obvio que hubiera competencia, solo le quedaba tener paciencia y esperar, Bulma se iba a su laboratorio cuando escucho lo que la hacía tener nuevas esperanzas en el saiyajin:
– No creo que sea tímido, nos ignoro olímpicamente, no se detuvo ni movido por la más mínima educación a saludarnos.
– Es por eso que te lo digo, tal vez no sabe cómo tratar con mujeres, por eso se muestra casi hostil – la llegada de la mamá de Bulma cortó la charla, la científica estaba mejor después de escuchar lo anterior, Vegeta siempre se movía con ella, desde que le dijera en el tono más bromista: "hola pequeño tu nombre es Vegeta? puedes venir a mi casa pero no dejare que te enamores de mi" todavía recordaba el rostro de indignación del saiyajin, pero no la había ignorado, por más que lo intento a partir de ese día el príncipe terminaba prestándole su atención. Se alejó más tranquila, la visita concluía y nadie más que la propia Bulma podría agasajarse con la presencia del hombre, así como lo había hecho hasta hace media hora atrás. Con una sonrisa de vitoria jugando en sus labios caminaba directo al laboratorio, hasta que escucho las invitadas de su madre decir con voces alegres y hasta empalagosas que no veían la hora de volver a hacer otra visita, para disfrutar otra tarde de té.
Lo que la científica de la Corporación Capsula no esperaba era ver a todo ese grupo apenas dos días después, todo el grupo y más. Las mujeres entraron risueñas y traían pastelillos, la madre de Bulma las recibió con su enorme sonrisa, se quedaron en el jardín platicando mientras servían el té, con disimulo las invitadas miraban a su alrededor para poder ir tras de un hombre desconocido que de alguna manera había robado la atención y era la noticia del momento, el cual no tenía ni la menor idea de lo que sucedía, entrenaba como un poseso en su cámara de gravedad. Caminando distraída en sus planos, Bulma pasaba con su overol de trabajo y unas herramientas metidas en los bolsillos que sobresalían hasta casi caerse, entonces las vio a todas ahí reunidas, riendo, vestidas para matar y disfrutando del día esplendido, reían y miraban a su alrededor. En otra época un sentimiento de vergüenza la haría sentirse incómoda por su apariencia nada formal, pero su reacción fue por entero diferente, frunció el ceño y de inmediato se puso en guardia, esas harpías querían algo que ella ya había señalado como suyo y que le costó mucha paciencia conseguir, por eso guardo con cuidado los planos, se quitó de encima toda herramienta que cayeron tintineando contar el piso y corrió a su habitación ya pensando en que atuendo la haría lucirse más. El tiempo parecía en su contra avanzando aceleradamente pero la labor estaba realizada, fueron los 20 minutos más largos que recordara. Cuando bajó terminaba de acomodar unos rizos rebeldes pero estaba más tranquila, Vegeta continuaba encerrado entrenando, quizá ajeno a todo aquel alboroto. Dominada por los celos a ojiazul olvidada que su relación era un secreto, solo había espacio en su mente en la necesidad de delimitar sus dominios, celosa pensaba en la mejor manera de desbaratar los planes de todas sin medir las posibles consecuencia de tales actos.
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EN EL PRINCIPIO, EN EL FIN
FanfictionHabía en un inicio un príncipe llamado Vegeta, este comenzó su vida como el heredero de una de las razas guerreras más poderosas, era una persona fuerte, valiente, pero con un carácter que pocos se atrevían a tolerar. Este fue un niño muy peculiar...