Capítulo 49 Tormentosa debilidad

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Fue un ruido que no supo identificar lo que despertó a la ojiazul. Abrió los ojos y estaba recostada cerca del fuego que se extinguía. El saiyajin estaba cerca de la entrada a la gruta que debían explorar. Lo observó algo tenso. El calor que disminuía apresuró a la mujer a vestirse para evitar enfermarse, se colocó cada prenda tratando de ignorar el aroma a humo y la ceniza que las manchaba de gris. Trató de domar sus rizos azules antes de que el hombre se acercara para llevársela a recorrer quién sabe qué lugares oscuros y terribles que ella no tendría que conocer si tan solo no la curiosidad no la hubiera alentado.

El saiyajin se acercó a ella y sin decir mucho la levantó para iniciar de una vez su incierto recorrido. Bulma volvió a pensar que su hombre se encontraba tenso. Tal vez se encontraba de un humor terrible por el problema gratuito en que ella los dejó varados. Tal vez se cuestionaba la compañía de ella, o tal vez era algo más. Antes de dormir no notó que él estuviera conteniendo un regaño. Pudo suceder algo más? No lo creía, antes de dormir estuvo entre sus brazos soñando despierta, besándose, dándose cariño sin dar tregua, pero sus recuerdos terminaban abruptamente después de eso. Abrió los ojos sorprendida y acallo un gemido delator al comprender lo sucedido.

Se quedó dormida.

No podía creerlo, azuzó e incentivó la pasión, y dejó al saiyajin esperando. Eso podía explicar el mal humor del hombre. Bulma tuvo que detener la respiración para contener una risa nerviosa, también detuvo un gesto de pena y hasta una disculpa, pero los párpados se cerraron sin que ella pudiera hacer nada más que sucumbir a un grato sueño en esos mismos brazos que ahora la llevaban esquivando obstáculos, brindándole seguridad y refugio en ese sitio peligroso e inestable. Sujetó con más decisión la linterna que el príncipe recuperara tratando de alumbrar el mayor espacio posible, agradecida de que al menos este sencillo aparato funcionaba.

Vegeta por su parte había explorado solo un poco los alrededores aprovechando el sueño de la humana. Pero la realidad era que no tenía la menor idea de a donde se dirigían esos túneles, no quedaba más opción que recorrerlos hasta dar con una salida. La última hora de la tarde todavía podía dar sus resultados y se dispuso a sacarle provecho, llevó a la mujer en un largo vuelo recorriendo sin detenerse por un tiempo prolongado sin conseguir la menor señal de que estaban cerca de una salida. El agua volvía a subir y Vegeta eludía al líquido elemento, lo haría mientras tuviera opción de hacerlo.

Para Bulma cada gruta era tan igual a la otra. El eco que provocaba su voz le resultaba algo escalofriante, no comprendía por qué el sonido se deformaba de tal modo hasta hacerse un ruido inteligible. Optó entonces por hablar en voz baja, aunque no podía ni intentar una conversación para distraerse un poco de esa terrible sensación de estar completamente perdida en ese laberinto subterráneo.

Rocas de todos los colores adornaban los muros, estas le recordaron su cita en el restaurant, así como el mármol resplandecía en el local estas rocas destellaban con la luz de la linterna, asombrosas formaciones de piedras extrañas podrían simular un enorme candelabro. Hasta el humor del saiyajin parecía ser el mismo. Era extraño, la vegetación que escasamente cubría los pasajes le recordaron a las uvas decorativas. Bulma suspiró, no sabía si era una broma de su cerebro o si estaba tratando de distraerse con el recuerdo de esa noche que inició de una manera poco alentadora para convertirse en una promesa de furor e intimidad. Cuánto extrañó las estrellas que fueron testigos de esa unión, añoro verlas con todo su corazón. Así pensaba la humana, entonces distintas luces se hicieron visibles de bajo sus pies, peces que brillaban de manera hipnótica salían haciendo visible sus ornamentos, saltaban y se escondían, encendiendo y apagando sus luces. Ingresaron a una nueva galería y las luces se multiplicaron, diminutos destellos se perdían en la profundidad de las aguas.

EN EL PRINCIPIO, EN EL FINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora