Día dos: Aliens

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Ese día había un evento en la Universidad, en donde todas las facultades se reunían para hacer distintos tipos de presentaciones. Tenían puestos de comida, exhibiciones de arte y demás cosas.

Kagami no había estado muy interesado en participar, siendo parte del club de astronomía no había muchas cosas que pudieran hacer, pero la jefa de su club, una loca de los aliens, insistió que en vez de hacer un pequeño show de proyección en la sala que ocupaban, ese día proyectarian películas de alienígenas, haciendo un proyecto conjunto con el club de fotográfia y vídeo.

No conocía mucho a los miembros, así que cuando llegó al salón donde tenían todo el equipo, no sabía con que tipo de personas se podría topar. Al único que conocía era a Aomine Daiki, su rival de preparatoria.

-Buenas tardes...-No pudo terminar de abrir la puerta, pues una alta figura se asomó y lo recibió.

-Bienvenido Bakagami.

La escena que se topó dentro fue por demás ridícula, y a pesar de que le daba un poco de nervios convivir con el otro club, ahora no podía parar de reír.

-¡Oi! ¡No te burles idiota!- Intentó callarse luego de que Aomine le gritara, pero sólo provocó que ahora llorara de risa.

El moreno traía puesto un traje barato de alienígena, y llevaba puestas unas ridículas gafas que intentaban imitar unos ojos grandes y ovalados, tenía la cara mal pintada con un color verde fluorescente.
Los demás de su equipo estaban vestidos de otros tipos de aliens, también había un chico con botarga de vaca que no se veía muy feliz.

-Bueno, si a esas vamos Bakagami- En medio de su risa, vio como Aomine sujetaba sus manos para apartarlas de su estómago, y lo jaló para terminar acercando su rostro. Finalmente la risa murió cuando Aomine le plantó un beso.

Kagami se quedó de piedra, y dejo los ojos abiertos en todo momento. Los del club de fotográfia estaban boquiabiertos, y uno que otro tomo fotografías para burlarse luego de Aomine.

Por la puerta entraron los demás miembros del club de astronomía, quienes miraron la extraña escena. La jefa del club sólo soltó un pequeño grito.

- ¡Kagami-kun está siendo abducido!


Lo que resto del evento, Kagami estuvo todo rojo y acurrucandose con Aomine, quien se la pasó a lo grande viendo las reacciones del chico ante las burlas de su club. Tal vez se había confesado por impulso, pero había valido la pena.

Tinta y sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora