Día veintitrés: Pañuelo

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Los dedos largos y delgados acariciaron el satin azul rey, notando la suavidad de la tela, mientras sonreía. El color era precioso, por lo que no dudo en pedir medio metro de tela e hilos dorados para bordar.

Kagami siempre había sido muy bueno con las tareas del hogar, ya que  sus padres le habían enseñado muchas cosas para que pudiera valerse por si mismo cuando tuviera que vivir sólo.

Y ahora las clases de bordado a la que lo habían inscrito cuando estaba en primaria habían servido de algo.

En Japón se acostumbraba mucho a usar pañuelos, personas de todas las edades los tenían, y el, que desconocía dicha costumbre nunca había traído uno consigo.

Así que cuando el se cayó y se raspo el brazo cuando estaba jugando un uno a uno con Aomine en el parque, nunca se espero que el moreno sacará de su mochila con pañuelo azul de algodón.

- Si serás Bakagami, ya estás muy grandecito para tropezarte mientras juegas-Aomine se puso de cuclillas a su lado y tomo el brazo que se había lastimado, para luego empezar a enjuaguarlo con un poco de agua embotellada.

-¡Callate! No me digas nada-Aomine le miro con seriedad, y chasqueo la lengua al ver la cara avergonzada del pelirrojo, para luego usar su pañuelo y envolverlo al rededor de su herida.

- Listo, con esto debería parar el sangrado.

-Gracias...lo siento por tu pañuelo Aomine, seguro estará estropeado- Seguro ya estaba todo manchado con su sangre, y siendo el pañuelo de color azul cielo, era muy probable que no saliera la mancha por completo.

- No te preocupes por eso, anda, vamos-Le tendio una mano para ayudarlo a levantarse, y la acepto con una sonrisa.

Cuando llegó a su departamento fue que se permitió emocionarse al tener el pañuelo de Aomine, el no había dudado en dárselo, incluso aunque pudieron ir a una farmacia por vendas.

Pero ahora el pañuelo estaba arruinado, por lo que se le ocurrió que el podría hacerle uno, incluso más bonito y con sus iniciales.

Se la pasó un buen rato bordando el nombre de Aomine, batallando un poco por los detalles de los caracteres.
Pero crei que valía la pena el esfuerzo.

Al día siguiente, cuando se encontró con Aomine solamente le dio una caja y se marchó sin decir palabra, no quería avergonzarse más a si mismo, ya si Aomine quería tirar el pañuelo o conservarlo era su asunto.

Daiki se quedó muy sorprendido y confuso cuando vio que Kagami lo había citado en el parque de siempre para darle una caja e irse sin decir nada.

Cuando la abrió y vio el detalle junto a una pequeña nota, una sonrisa tonta llegó a su rostro, y a toda prisa empezó a buscar a Taiga, quien al final fue alcanzado y abrazado.

- Tu también me gustas Kagami.

Tinta y sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora