Día catorce: Bebé

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Aomine siempre tuvo presente que casarse con Kagami significaba que nunca tendrían hijos propios, y que probablemente no les dieran en adopcion a un niño por ser una pareja homosexual. Y tal vez ese hubiera sido su destino, el permanecer sin hijos, y a pesar de que ambos lo deseaban, a Aomine no me importaba.

Pero la repentina muerte de Alex, la entrenadora de Kagami, les llegó como una sorpresa a todos. Y más cuando el y su pareja se enteraron de que la rubia les había dejado la tutela de su bebé de 5 meses a ellos en caso de que algo le pasará a ella.

Ahora mismo sostenía en brazos al pequeño, de cabellos rubios ligeramente rizados, y lindos ojos verdes. Estaban en la improvisada habitación de bebé que habían acondicionado en cuanto se enteraron de que serían los tutores de ese pequeño.

Los dos estaban muy tristes y callados, en especial Kagami, por lo que hasta ahora el moreno había sido quien atendió al niño. Cuando escucho a su esposo, se sorprendió.

-Ella siempre fue muy precavida...-Siempre habia sido cuidadosa, pero aun asi eso no la salvo de ese accidente automovilístico, todo por un imprudente que se paso el semáforo. Taiga tenía la voz temblorosa, acababan de pasar apenas unos 5 días de la repentina pérdida.

Se veía tan frágil el pelirrojo así, por lo que sintió la necesidad de recordarle que debían superar ese momento juntos por el bien de el niño que dependía de ellos, se levantó de la mecedora en la que estaba y camino hacía el.

-Casi parecía como si ella lo supiera-Aomine le paso el pequeño niño a Taiga, que al principio intento negarse, pero  al final, lo sostuvo con firmeza entre sus brazos.

Apenas llevaba unos días con ellos y ya lo amaba. Y como no hacerlo, Alex les había dejado el recuerdo más importante de ella. Pero tenía miedo de no ser un buen padre.

Levantó la vista de la pequeña carita, y miro a Daiki, quien los miraba a ambos con una sonrisa.

-Gracias a Alex, por confiar en nosotros, ella nos  permitió cumplir un sueño que veíamos irreal-Aomine abrazó al pelirrojo, con cuidado para no molestar a su hijo. Si, el ya se había hecho la idea de que el pequeño rubio era el bebé de ambos.

- Si, no le faltará nada a Tyler-Al ser nombrado el pequeño abrió los ojitos, y los miro con una sonrisa.

Por su memoria harían muy feliz a ese bebé.

Puede que ellos no lo supieran, pero Alex pudo partir en paz al saber que había tomado la decisión correcta.

Tinta y sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora