La calidez que sentía Kagami en ese momento era muy reconfortante ahora que estaban en el tiempo más frío del invierno, pero para su suerte Aomine tenía un día de descanso, por lo que podía estar entre sus brazos todo el día y toda la noche, mientras miraban cómodamente en el sofá una película navideña, envueltos entre mantas.
Kagami oculto sus manos entre las mantas, y busco las de su esposo que reposaban sobre su abdomen para calentarlas.
Las manos de Taiga estaban heladas, lo que les recordó a la noche en la que Aomine se le confesó, parecía como si hubiera sido ayer...
...
Kagami y Aomine se habían reunido junto con los otros miembros de la generación milagrosa para pasarla juntos en una fiesta en la víspera de Navidad. Se habían divertido platicando y bromeando, pero había llegado la hora de ir a casa.
Todos tomaron diferentes rumbos, pero Aomine le había sujetado del brazo antes de que pudiera alejarse, haciendo que su corazón diera un pequeño salgo ante la sonrisa del moreno y su cálido agarre.
-Vamos a jugar Bakagami-El pelirrojo se soltó, y lo miro como si estuviera loco.
-Ya es la una de la mañana, mejor ve a casa, además, no traemos balón-El moreno sin embargo volvió a aferrarse a su brazo para evitar que se fuera.
-Les dije a mis padres que dormiria en tu casa, así que no te queda de otra-Kagami soltó un suspiro ante su respuesta, y Aomine sólo sonrió, se había salido con la suya.
-Esta bien, vamos a mi casa entonces.
Taiga ni siquiera intento preguntar por que no lo había soltado aún.
Cuando llegaron a su departamento ni siquiera entraron más allá de la sala, sólo tomaron el balón y se fueron caminando al parque, ya era la 1:30 am, las calles estaban solas, y en el cielo brillaban unas cuantas estrellas, acompañadas del hermoso azul oscuro de la noche.
Ambos jugaron hasta el cansancio, cuando sus respiraciones ya eran pesadas por el aire frío entrando a sus pulmones, y los jadeos hacían ver evidente el vapor. Pero a pesar de que sentían la piel ardiendo por el aire helado y la nieve alrededor, algo más cálido hacía que sus corazones latieran rápido.
Cuando la pelota cayó del aro por última vez, anunciando la victoria de Aomine, Kagami se tallo las manos, en un vago intento por calentarlas. Le echaba por completo la culpa a sus dedos congelados el haber perdido, tal vez ignorando el verdadero motivo de su distracción.
El sonido de la respiración de Aomine aumentaba conforme se iba acercando a el, intento ignorar la forma en que sus ojos brillaban como cristales de hielo, pero cuando Taiga lo tuvo frente a el casi podía jurar que le había arrebatado el aliento.
Las manos morenas sostuvieron las suyas, y Aomine empezó a acariciarlas, las acercó a sus labios y exhalo para calentarle.
En ningún momento quiso alejarse, sólo quería dar un paso más cercas de el, para ver los irises azules que le miraban con devoción.
En una confesión silenciosa, Aomine besó las palmas de sus manos.
Cuando partieron del parque, no preguntaron el por que entrelazaron sus dedos, tampoco se cuestionaron el por que llegando al apartamento Aomine le beso, ni averiguaron los motivos por los cuales durmieron juntos esa noche.
No había una respuesta exacta para esa emoción desbordante y que se acumulaba en su interior cuál nieve espesa cayendo en invierno, haciendo que sus almas temblaran y se estremecieran. Pero si había una respuesta en la que creía con firmeza.
Nunca hubo dudas de que fue amor.
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Tinta y sentimientos
FanfictionPermíteme dibujar mis sentimientos, y estos quedarán plasmados por la eternidad. Colección de drabbles por el Fictober del grupo "Aokaga 5x10 (Aomine x Kagami)"