029. La Fiesta.

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➰Rewrite The Stars/Capítulo Veintinueve➰

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          Katia se encontraba entrando a su desván, había decidido tomar un descanso y dejar trabajar a los mejores organizadores de fiestas de todo Nueva York. Recorrió el lugar con la mirada mientras agudizaba su oído, esperando no encontrarse con algo desagradable allí adentro.

Después de revisar que todo estuviera en orden, exhaló un suspiro cansado y se encaminó hasta su sofá, debía descansar un poco antes de ponerse a investigar sobre el demonio que le había mostrado el ángel.

La castaña estaba a punto de echarse en el sofá, cuando escuchó un grito desde la terraza del desván. La voz provenía de Jace, le era imposible no reconocer aquella voz, y mencionaba su nombre. Dejó escapar un bufido y se encaminó con rapidez hacia la terraza, ya que su grito no era de ayuda, si no de enfado.

La chica abrió la puerta que daba a la terraza y entró, cerrando dicha puerta a su espalda. Sus ojos dieron hasta el rubio de ojos azules que se encontraba sentado en uno de los sofás, rodeado de libros y con una libreta reposando sobre su pierna, en la cual se notaba que había hecho anotaciones, ya que sostenía una pluma en su mano derecha.

Katia se encaminó hasta él, observando la razón de la molestia de su mejor amigo. Jace estaba rodeado de gatos, y uno de ellos se encontraba sobre el sofá, pegándose al cuerpo del rubio. Katia sonrió con una mezcla de burla y ternura al ver esa escena. Katia dejó escapar un ruidito de ternura.

La ojiverde se acercó hasta Jace, observando el gato que se encontraba a su lado, era de color blanco, con la espalda y pate de la cara de un color café anaranjado.

—Eres nuevo, ¿no? —Habló la de ojos verdes, dirigiéndose al gato, observando por el rabillo del ojo cómo el rubio se removía incómodo, apartando al gato de su cuerpo. Una sonrisa tierna se dibujó en el rostro de la chica.

Katia dio media vuelta y utilizó su magia para llenar tazones con leche, los cuales se encontraban allí debido a Magnus, provocando que los gatos presentes corrieran hacia dichos tazones, alejándose del rubio. La chica sonrió enternecida, mientras que el chico suspiró con alivio.

—Los alimento —Habló la de ojos verdes, girándose en dirección hacia su mejor amigo—. Magnus los tiene consentidos —Les lanzó una rápida mirada—, y creo que yo también —Frunció sus labios—, pero es la única forma de ganármelos —Volvió a girarse hacia su mejor amigo, mostrando una sonrisa en su rostro.

—Supongo que cuando te lo propones puedes ganarte a cualquiera, ¿eh? —Respondió el de ojos verdes, lanzándole una rápida mirada a la chica, para después volver a concentrarse en los apuntes que se encontraba haciendo. La mandíbula de Katia se tensó.

—Hablas de Alec —Mencionó la ojiverde, sentándose en la silla frente al rubio.

—Oye, te entiendo —El rubio continuó hablando, mientras revisaba los libros junto a él para continuar con sus apuntes. Katia sabía que estaba investigando sobre el demonio—. Es un torbellino, quema tanto, que lo único que puedes hacer es sacarlo —Alzó la mirada, encontrándose con los ojos verdes de su mejor amiga, los cuales reflejaban tristeza.

— ¿Eso es lo que crees que es? —Inquirió la de cabellos castaños, hablando con un tono de voz dolido, mientras que el rubio volvía a fijar su mirada en los libros. Le había dolido que el rubio le dijese eso, ¿por qué nadie creía que lo suyo con Alec iba en serio?—. Una aventura —Tensó su mandíbula y mordió el interior de su mejilla.

Rewrite The Stars ➰ || Alec Lightwood [#2] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora