Rewrite The Stars ➰ || Alec Lightwood [#2] (COMPLETA)

032. Juramento De Sangre.

╔═════╗

➰Rewrite The Stars/Capítulo Treinta y dos➰

╚═════╝

          Katia Lightwood-Campbell se encontraba sentada en el sofá del desván de Magnus, observando la espalda de su esposo, quien se encontraba de pie en el balcón, observando hacia la ciudad. Por otro lado, Marcus, Magnus y Rick se encontraban conversando, Magnus y Marcus discutían sobre quién era mejor brujo y Rick se burlaba de ellos dos.

— ¿Estás de acuerdo? —La voz del vampiro Hathaway llegó a los oídos de la castaña, por lo que giró su cabeza hacia él, dándose cuenta de que la observaba con las cejas alzadas. Katia frunció su ceño—. ¿Estás escuchando algo de lo que estamos diciendo? —Volvió a preguntar el chico con el cuerpo lleno de pecas, arqueando aún más sus cejas.

—Lo siento —Respondió la ojiverde, negando con la cabeza con una expresión de disculpa dibujada en su rostro, observando de reojo cómo el par de brujos se lanzaban una mirada cómplice.

La chica les lanzó una mirada de disculpa, para después levantarse del sofá y girarse hacia la puerta del balcón. Respiró hondo y comenzó a caminar con paso lento, pero firme, hasta aquel lugar, sin apartar la mirada del de ojos avellana.

Katia caminó hasta posicionarse del lado derecho de Alec, reposando sus codos sobre la baranda, observando ligeramente el perfil del chico. El de ojos avellana tragó saliva y se dispuso a hablar, sin apartar la mirada de la ciudad.

— ¿Cuántos subterráneos crees que vivan en Nueva York? —Inquirió el chico de ojos avellana, hablando con un tono de voz lleno de una mezcla de curiosidad y preocupación, manteniendo su ceño fruncido.

—No lo sé —Respondió la de ojos verdes, fijando su mirada en el perfil del chico, buscando que él también girase su cabeza para mirarla—, pero no son tu responsabilidad —Frunció sus labios, no le gustaba que el azabache pensase demasiado las cosas, ya que se preocuparía demasiado y después se culparía si algo llegase a salir mal. Alec giró su cabeza hacia ella, manteniendo su habitual ceño fruncido.

—Pero tú sí —Replicó, señalando a la chica con la cabeza, provocando que sus mejillas se tornasen de un color rojizo y no pudiese evitar dibujar una sonrisa en su rostro.

—Yo puedo cuidarme a mí misma —Respondió la castaña, después de haber sacudido la cabeza, no podía dejar que el azabache se preocupase más de lo que debería, y menos por ella.

—Tal vez —Volvió a hablar el de cabellos oscuros, provocando que la chica arquease las cejas con expresión de incredulidad—. Pero esto es diferente —Replicó, dejando escapar un pequeño suspiro lleno de preocupación, provocando que la expresión de la chica cambiase—. Puede que hayas cuidado de ti misma por años —La mandíbula de la chica se tensó al instante—, pero ni siquiera la Edad Oscura ha sido tan oscura —Su tono de voz reflejaba preocupación pura.

—Alexander —Habló la ojiverde, utilizando un tono de voz suave, intentando tranquilizarlo, pero seguía sin posar su vista en ella—, sé que las cosas pueden parecer sombrías —Comenzó su discurso, logrando atrapar la mirada de color avellana del azabache. Katia se interrumpió por un segundo, sintiendo un nudo en su garganta—, pero nada fue tan devastador como verte de pie en esa cornisa —Confesó, sintiendo un ligero temblor en sus manos. Alec se giró por completo hacia ella, provocando que ella hiciese lo mismo.

—Fue la magia —Replicó hablando con cierto tono firme, provocando que la chica apartase la mirada—. Yo nunca, nunca... —La voz del de ojos avellana fue interrumpida por la de la de ojos verdes.