— Esta mancha no sale... — maldecí a la pequeña mancha seca en el cristal de la ventana del ático.
El capitán me informó con seriedad que a partir de aquel día, y hasta nueva orden, quedaba relegada bajo supervisión. Alguien llamado Eren, como si de un niño pequeño se tratase, se "chivó" al superior de que no había participado en la misión y aquello era una especie de castigo para que reflexionase. Dándome un trapo y un cubo, subimos al ático y advirtió que limpiase o las consecuencias serían negativas para mí.
Y allí estaba, perdiendo mi valioso y escurridizo tiempo batallando contra una mancha que no conseguía despegarse del frío cristal. Patético.
— Ya estamos otra vez... — logré escuchar la odiosa voz del castaño detrás de mí — bueno... mira quien está aquí también.
Ignoré su comentario y seguí frotando el paño. Juré que como no terminase pronto de limpiar le pegaría una patada a la ventana y a tomar viento.
— Que, tonta, ¿ya no estás tan agresiva?
— No me llames tonta.
— Por qué, es que lo eres.
— Eres odioso, no sé cómo puedes tener amigos.Él simplemente se rió y vi que el capitán también le había puesto a limpiar. Cogió su escoba y se puso a barrer tirando el polvo sobre mí.
— ¿¡Eres retrasado o eres retrasado!? — no podía aguantar más su comportamiento.
Saqué con rapidez mi inseparable puñal para defenderme y lo arrinconé con un empujón contra la pared, poniendo mi brazo en su cuello y acercando el filo del arma a su mejilla.
— No juegues con fuego — le avisé con una voz siniestra.
— ¿¡Cómo es posible que tengas un puñal!? ¿¡Quién eres en realidad!? — exclamó asustado y enfadado a la vez.
— Soy-
— ¡Qué estáis haciendo ahí arriba, mocosos!Eren cogió el puñal y lo puso entre nosotros para después con el otro brazo atraerme hasta su rostro y unir nuestros labios. Estaba impactada, pero pronto entendí el porqué; solo disimulaba antes de que el capitán viniese y viera el arma.
— Típico de críos como vosotros... — comentó al llegar a la puerta.
Tras irse, Eren y yo mantuvimos las distancias en silencio. Mi puñal fue devuelto y no pronunciamos palabra hasta que terminamos de limpiar aquel oscuro ático.
Saqué un papel y escribí una carta a mi padre para relatarle todo lo ocurrido, quizás me había pasado arriesgándome a sacar el puñal y por no mencionar que casi le digo a Eren mi verdadero nombre.
Era hora de descanso para todos, menos para mí que estaba bajo supervisión y tenía que hacer lo que el capitán me ordenase. Me apuré en escribir el mensaje y dejé la carta en el buzón que había afuera antes de que el superior volviese.
Esperé de brazos cruzados en su habitación por su prolongado regreso, era una habitación bonita y clásica, habría sido agradable haber tenido una habitación como aquella. Mientras esperaba mi cabeza me recordaba una y otra vez el beso de Eren; solo había sido fruto de la improvisación para esconder el arma... nada más... ¿verdad? Fuese lo que fuese, ese beso fue agradable para mí a pesar de que mi odio por el chico iba en aumento; sus labios se sentían bien, la manera de besar fue dulce... casi olvidabas que no era más que una simple tapadera, que era forzado y sin sentimiento. O quizás sí lo era.
— Por lo menos sabes limpiar — dijo el capitán cerrando la puerta tras de si — pero no hacía falta que limpiases los labios de Eren.
— Me disculpo por eso...
— Ahora ve a correr doscientas vueltas al campo.
— ¿¡Doscientas!?Y esa es la historia de como morí...
En realidad no, pero estuve tres horas corriendo bajo el pesado sol, no calentaba mucho, pero comenzaba a pesar sobre ti el calor cuando no dejabas de correr.— ¡Ary! — oí decir a Armin acercándose a mí tras caer al suelo exhausta — hace tiempo que no te veía, ¿qué tal?
— No... es... un... buen... momento... — intenté hablar, pero mis pulmones reclamaban aire a gritos.
— Tranquila, venía a traerte agua — dijo tendiéndome su cantimplora con una sonrisa.Bebí hasta saciar mi sed y se lo agradecí enormemente, Armin sonrió y se sentó en el suelo junto a mí ya que apenas tenía fuerzas para levantarme. Recosté mi cabeza en su regazo y suspiré más cómoda.
— Creo que después de todas esas vueltas ya no hace falta que entrenes por un mes — bromeó el rubio acariciando mi cabello.
— Ojalá... estoy deseando que la supervisión acabe ya.
— Por cierto... pronto iremos a la cuidad para hacer guardia por allí, ¿te gustaría... que comiésemos juntos en algún restaurante? ¿Tú y... yo?
— Por mi bien. Siempre y cuando ningún indeseable interrumpa.
— Qué va. Muchísimas gracias, Arya, eres la mejor.
— No es nada...
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LA CHICA DE FUERA
FanfictionNayeli Ackerman es una chica misteriosa que ha vivido fuera de los muros desde que tiene noción del tiempo. Un día ese peculiar estilo de vida cambiará cuando el cuerpo de exploración la encuentra y es obligada a entrar en este. Allí dentro conocerá...