Cap. 13: Os echo de menos

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— Decepcionado es como me siento ahora mismo — comenzó a hablar el comandante Erwin dirigiéndose hacia el grupo de amigos — No puedo comprender que unos soldados disciplinados como vosotros hayáis insultado y agredido a la joven Nayeli Ackerman por su mentira.
— ¿Pero usted ya sabía su nombre? — preguntó Christa dando un paso al frente.
— Sí, y sé también que ella no es ninguna titán cambiante — miró a Conny — ni ninguna desgraciada... o ninguna traidora.

Ymir, Mikasa y Armin bajaron la cabeza arrepentidos por sus insultos.

— Gracias a vuestras malas acciones esta mañana ha desaparecido del cuartel y se tiene registro de que va camino del muro Sina, probablemente para reencontrarse con su padre. Id a buscarla y rogad para que os perdone, sobre todo tú; Eren.
— ¡Cómo ordene! — dijeron los jóvenes al unísono antes de abandonar la sala.

Reiner apoyó a Eren para auto convencerle de que Nayeli escondía algo, los demás simplemente lo negaron y cogieron sus caballos para ponerse en camino.

— Si dice que es inocente... ¿por qué escapó entonces? — siguió argumentándose Reiner — es mejor que nos olvidemos de ella.
— ¡Cállate ya, joder! — le gritó Eren.
— Eren, tranquilo... — dijo Mikasa intentando calmarlo.
— ¡Encontraremos a Nayeli cueste lo que cueste y nos disculparemos! ¡Aunque recibamos golpes por su parte, nos los merecemos! Ahora, Reiner, calla la maldita boca y vamos a Sina.

... En Sina...

No podía hacerlo ya. Nunca les odiaría a pesar de todo. Ellos seguían siendo como una familia, las familias tienen altibajos...

Todo lo que pensaba era confuso mientras esperaba bajo unos fríos soportales a que la lluvia en la ciudad de Stohess cesara. La gruesa chaqueta que llevaba sobre mis hombros mantenía el calor para evitar que este escapase, tenía que esperar a mi padre para reunirme con él... si es que seguía en la ciudad.

Acaricié el corte ya cicatrizado con cuidado bastante triste, pensaba que la relación de amistad con Eren ya estaba llegando a un buen punto, pero me equivoqué irremediablemente. Parece que él mismo lo evita, pues cada vez que congeniábamos siempre surgía una pelea que nos volvía a separar. En cuanto a Armin, sus palabras fueron dolorosas; todavía conservaba su pañuelo entre las manos para recordarle todo el tiempo, creí haberme enamorado de él y no de Eren.

Pensé en el resto de mis compañeros, sentía entre odio y compasión por los que me insultaron, tristeza por los que se callaron y extrañaba a la capitana, al comandante y a Nifa; quienes no sabían nada de lo que ocurrió esa tarde.

— Vaya día que hace... — se quejó una voz familiar.
— ... Jean... — retrocedí sin comprender como él estaba allí.
— Hey, bombón... — saludó con timidez — ¿qué tal?
— ¿Bombón...? — me froté los ojos para comprender que no estaba soñando — espera, si tú estás aquí... ¿también los demás?
— Sí... hemos venido a disculparnos aunque puede que no te sirva-

Abracé a Jean con fuerza y lloré un poco escondiendo la mirada en su hombro. Me asombró que hubiesen tenido el detalle de intentar averiguar dónde estaba y acudir a mí para disculparse.

Pero como todo en esta vida, las cosas no iban a salir bien. Recordé que le envié una carta a mi padre llena de desesperación para contarle todo lo sucedido; la respuesta fue que se ocuparía de "eliminarlos" por hacerme daño. Debía de encontrar a mi padre y rectificar cuanto antes mi error.

— Los demás están cerca, creo, vamos con ellos. Están deseando abrazarte.

Mientras caminábamos por las calles, una vez cesada la lluvia, no dejaba de pensar en si podría encontrar a mi padre y frenarle.

Jean y yo llegamos hasta un callejón en el que estaban todos descansando, al parecer. Tenían expresión de preocupación y frustración, apoyados en la pared. Giraron sus miradas y sus rostros se iluminaron con lágrimas y sonrisas. Había pasado un día desde lo sucedido, pero eso no influía en ir a abrazarles uno por uno y llorar juntos. Armin se puso frente a mí algo tímido y se disculpó con un beso en la mejilla y un abrazo.

— En nombre de todos, Nayeli, lo sentimos desde lo más profundo de nuestros corazones — dijo Mikasa — te juzgamos mal y ojalá puedas perdonarnos, eres una chica muy amable.
— Así que... vosotros le hicisteis daño a mi hija — comentó mi padre riéndose detrás de mí.

LA CHICA DE FUERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora