Cap. 20: Estoy cansada de luchar

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Cap. dedicado a @VanessaMota039 naomymichell @Una_Persona_ Qti y de nuevo a ItzariCruz por su gran apoyo en la historia, muchas gracias! ❤️❤️❤️

Cabalgaba con el uniforme nuevo puesto; un traje oscuro que conservaba el modelo de cintas de sujeción, con unas placas metálicas y las alas grabadas en negro a estas. Era un uniforme innovador para adaptarnos a las nuevas armas que íbamos a portar junto con las espadas; llevaríamos unas "lanzas torpedo", armas que consistían en lanzas metálicas que podían explotar al tirar de una cuerda, casi como si de una granada de tratarse.

Mantuve la posición del caballo cerca de Armin, a su lado toda aquella basura parecía insignificante, qué ansias por retirarme junto a él.

La capitana Hanji dio la orden de seguirme ya que todavía recordaba el camino que seguí, poniéndome así a la cabeza de la expedición, y les guié hasta cruzar la cordillera. El calor era intenso ese día, las cigarras cantaban aferradas al tronco de los árboles, fueron pocos los titanes que tuvimos que asesinar durante el viaje y los caballos no tardarían en tener sed.

Nos detuvimos en una colina a cierta distancia de Eldia para observar, simplemente observar, pues la mención de aquel guerrero misterioso que Pieck señaló me mantenía alerta. Armin cogió mi mano y me sonrió dulcemente para calmar mis nervios. Decidimos separarnos para poder acceder más fácilmente y sin sospechas, yendo tapados con nuestras capas; Levi, Jean, Mikasa y yo íbamos juntos.

—Bien, este es el plan — comencé a explicar dibujando un boceto de la zona en la tierra con una ramita — Jean y Mikasa, os situaréis al borde de este edificio, en el cuarto piso está el apartamento de Zeke. Esperaréis junto a la puerta para ver si sale o entra y así tenderle una emboscada.

Levi y yo estaríamos en la azotea en caso de que escapase por el tejado, digamos que Zeke tenía "Levifobia" y seguro que a mi primo le encantaría volver a verle.

Una vez elaborado el plan por nuestra parte, y habernos infiltrado por un lateral con las capas sin emblema cubriéndonos, Levi y yo activamos el EMT desde la parte trasera del edificio y llegamos al tejado.

— Espero que esto funcione para capturarlos de una vez — comenté sacando las espadas por si las moscas.
— No creo que se convierta en titán dentro de la ciudad, contamos con esa ventaja.
— Me pregunto... ¿qué habrá sido de esos niños que abandoné? No me paré a pensar en qué les ocurrió.
— Murieron seguro. Era imposible recorrer treinta kilómetros de distancia en pleno invierno sin provisiones. Pero ahora no pienses en eso.
— Tiene razón, superior.

Levi mostró una pequeña sonrisa y revolvió mi cabello cariñosamente.

— Somos familia, no me trates de usted más.
— Perdone, quiero decir, perdona — contesté riéndome.

Escuchamos pasos detrás de nosotros y giramos la vista rápidamente para ver a un hombre de cabello largo castaño que le caía en los hombros, con un poco de barba; no se podía ver su rostro el cual estaba tapado por una capucha negra. Sacó dos pistolas y nos apuntó, pero fuimos más rápidos y le alcanzamos antes de que disparase.

— ¡Agarra sus muñecas, Nayeli!
— Nayeli... — susurró el sujeto.

Hice caso al capitán y caí al suelo sobre el cuerpo del hombre, apretando sus muñecas hasta que soltó las armas. Levi acercó el filo de su espada al cuello de la persona y preguntó por su nombre.

Antes de que respondiese, los gritos de la gente en la parte este de la ciudad nos alarmaron haciendo que Levi me dejase con el hombre para ver el estado de Jean y Mikasa. Miré al sujeto con malos ojos y agarré la capucha con la intención de retirarla para ver su rostro.

— No lo hagas o te arrepentirás — me dijo con tranquilidad sujetando mi mano.
— No me he saltado las vacaciones para que me digas esa estupidez — cesé su agarre con un manotazo y retiré la capucha hacia atrás — ....
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— Qué ha ocurrido — preguntó el capitán llegando hasta donde Mikasa y Jean.
— El titán cuadrúpedo, capitán Levi. Está al este, en donde Sasha, Conny, Armin y la capitana están también.
— Avisaré a Nayeli para que venga, id yendo en su ayuda.
— ¡Entendido!
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— Diablos... si la gente deja de moverse tanto nos sería más sencillo llegar al titán — maldijo Conny al ver a la gente huyendo despavorida al darse cuenta de la presencia de los soldados allí.
— Tenemos que intentar llegar hasta él, o fracasaremos — apoyó Hanji a los jóvenes soldados — ¡vamos!
— Espero que Nayeli y los demás estén bien...
— Tranquilo, Armin, están con el capitán.
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Las manos me temblaban de nervios, una gota de sudor resbaló por mi frente al mirar a esos ojos verde esmeralda que tanto añoré, sin embargo eran fríos e inexpresivos, no tenían ese brillo alegre que vi por primera vez.

Las manos me temblaban de nervios, una gota de sudor resbaló por mi frente al mirar a esos ojos verde esmeralda que tanto añoré, sin embargo eran fríos e inexpresivos, no tenían ese brillo alegre que vi por primera vez

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— No... tú no puedes ser Eren — dije asustada echándome atrás — tú eres... otra persona, no eres él.
— Nayeli, soy yo.
— Imposible, m-mírate... tú eres otra persona... no eres él...

Se levantó para caminar hasta mí, obligándome a retroceder de nuevo. Empecé a llorar ligeramente al verle de nuevo, sin creerme que en realidad tenía a Eren ante mí de nuevo tras cuatro años de incertidumbre sobre su paradero.

— Intentaste matarnos a Levi y a mí... por qué...

Cogió mi mano entre las suyas y la llevó a su mejilla.

— Cuánto tiempo sin sentir tu suave piel...
— ¡C-Contestáme!

Depositó un beso en ella para luego soltarla poco a poco. Apartó un mechón de pelo de su cara y me miró serio, su expresión me dio miedo en un principio.

— Me tuviste delante aquel día que llegaste a Eldia... te di mi caballo para que pudieses volver a las murallas... ¿y así me lo agradeces?
— ¿¡Por qué quisiste matarnos a Levi y a mí!? ¡Contesta a la pregunta!

Sus manos se posaron en mi cintura y me arrimó contra él para besarme. Me estremecí incómoda intentando liberarme de sus labios, pero fue imposible, él era más fuerte... por no mencionar que también había crecido, pasando de estar a la altura de metro setenta a superarme con su metro ochenta y tres.

— Siempre me has gustado, por qué no me correspondes y contestaré tú dichosa pregunta.
— Tú no eres Eren... — repetí con la voz quebrada por las lágrimas.
— Qué pesada eres, joder.

Una fuerte bofetada de su parte me sacó mi consciencia e hizo que cayese desmayada en sus brazos. Todo se volvió negro y silencioso.

LA CHICA DE FUERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora