Capitulo 10

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Con demasiada frecuencia subestimamos el poder de una caricia, una sonrisa, una palabra amable, un oído atento y un cumplido sincero, o el más pequeño acto de cariño, todos los cuales tienen el potencial de cambiar una vida.

Leo Buscaglia.

—x—x—x—

—Volvió—escuchó del otro lado. Era triste que se oyera tan feliz.

—Vengo a entregar la cena—dijo Levi.

—Oh, ¿qué hay esta vez? —Una media mano pálida, con pequeñas cicatrices y algunos raspones en los dedos, sobresalió de la rejilla.

—Mierda—respondió Levi.

—Que apetitoso... y mi favorito—murmuró el chico con falsa alegría. Cuando la bandeja fue entregada, desapareció y la mano fue remplazada por un par de ojos verdes—. ¿Sabe, sabe cuándo voy a salir de aquí?

—Aún no.

—Mmm, Bueno— susurró el castaño decepcionado. Los ojos verdes desaparecieron, se escuchó el tintineo de la bandeja y con la poca luz, Levi pudo observar como el chico se acomodaba. Los orbes esmeraldas volvieron a aparecer— He estado pensando que quizás podrían servir cereal.

— ¿Cereal? No te has quejado de lo mal que sabe la leche.

—Sí, pero, no creo que se pueda arruinar más de lo que ya está, ¿verdad?

—Supongo que no, si no te molesta el sabor de pintura y tierra imagino que estará bien.

—Sería mucho mejor que el caldo, el-...

Pero Levi tenía prisa, los golpes y monólogos de las otras celdas sonaban desesperadas—. Tengo más trabajo, mocoso, volveré más tarde—interrumpió.

—Mhmm. Bien— se escuchó el murmuro resignado y luego el chico se alejó de la puerta.

Cuando Levi terminó de entregar todo, notó que el mocoso seguía observándolo entre las rejillas. Apenas se acercó y estuvo a unos cuantos pasos cerca de la celda cuando el mocoso comenzó a hablar, divagando sobre como los 'Hot Dogs' eran de lo más fácil de preparar y que podría comerlos todo el tiempo si pudiera.

Hablar de comida nunca había sido un tema común, ni mucho menos interesante para Levi, pero de todos modos se quedó y escuchó.

Descubrió que esos temas no eran tan malos.

...

Levi siguió yendo a aislamiento.

No tenía un horario fijo, a veces podía entregar la comida o a veces la cena, o ambos en un mismo día. Y en todo momento el mocoso lo estaba esperando. Podía ver la sombra del castaño debajo de la puerta, y cuando abría la rejilla podía ver esos enormes ojos verdes observarlo. Apenas acercaba la bandeja y el castaño hablaría de cualquier cosa, haría "casualmente" una pregunta irrelevante para que Levi tuviera una excusa para regresar cuando entregará las demás comidas. Levi no debería de volver, pero de todos modos lo hacía y escuchaba todo lo que el mocoso tuviera que decir y respondía a las cosas que estuvieran dentro de sus posibilidades.

Y por todos esos breves momentos que pasaba con el castaño, más evidente era que el chico no pertenecía ahí. El castaño hablaba mucho, demasiado en opinión de Levi, parecía siempre buscar compañía. Levi no lo podía culpar, aislamiento era un lugar muy jodido; La mayoría de los presos ahí lo merecían y los pocos que no, pedían estar ahí por propia voluntad porque no podían aguantar lo que pasaba afuera. Pero Levi tenía la certeza de que ese chico no merecía estar ahí.

Chico Problema.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora