CAPÍTULO 3: ¡ERAS TU...!

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—Mi nombre es Edward— corregí al capataz. La mirada de su hija recayó en mí, se quedó unos segundos viéndome fijamente.

—Mucho gusto señor— dijo y volvió a mirar a su papá.

Creo que no me reconoció, algo dentro de mí sintió un poco de alivio, su padre era muy grande y parecía que tenía mal carácter.

–Me encontré con Tanya Denali, la invité a la boda ¿Hice bien?— le preguntó a su progenitor. Me lleva el diablo, Tanya, mi pesadilla campestre.

—La "señorita Tanya" Bella, debes referirte a ella con más respeto, es la hija del dueño de la hacienda vecina. Hiciste bien en invitarla, yo le dejé una invitación a su padre pero de seguro ni la leyó— Bella era preciosa, tenía algo que me hacía querer desafiar a su padre y plantarle un beso allí mismo.

—Pero fuimos compañeras de escuela y era muy tonta la verdad— dijo con total desparpajo.

En eso llevaba razón, Tanya era la niña más desubicada que conocía. Mi padre invitaba a los Denali a las fiestas que hacíamos en la ciudad. Eleazar y su bandada de hijas eran recibidas con mucho cariño por mi madre. Mi hermana Alice solía encerrarse en su habitación y yo en la mía. No había quien las mantuviera calladas, parecían unas cotorras y Tanya en especial encontraba divertido seguirme a todas partes. Hacía más de tres años que no las veía, apenas renté un apartamento jamás regresé a casa cuando habían reuniones sociales.

—No hables así Bella— Charlie le hacía señales con los ojos mirándome para que su hija no dijera tales cosas pero a mí me hacía gracia. Ella era una chica distinta, decía lo que pensaba y hacía lo que quería. Muy interesante.

—Ay lo siento, pero ya sabes que es cierto, no puedo decir mentiras—sonrió y logró que la mueca adusta en el rostro de su padre se borrara.

—Bella ¿Podrías acompañar al señor Cullen a que de la vuelta a la hacienda? Necesito a todos los chicos conmigo, tenemos mucho trabajo— vaya parece que hoy sí amanecí con suerte era cierto eso de que al que madruga Dios lo ayuda.

Me miró y arrugó su frente, luego esbozó una pequeña sonrisa y aceptó. Corrió hacia la camioneta.

—Gracias Charlie— dije también encaminándome al auto.

—Regresen para el almuerzo— nos recordó el capataz.

Que suertudo, cerca de esa belleza por más de 4 horas.

Llegué al auto pero ella estaba en el volante.

—Yo conduzco— le dije.

—No. De regreso si quieres te dejo el volante, pero es mejor que alguien que conozca el camino conduzca— me sonrió.

—Sé conducir muy bien— presioné un poco.

—Tal vez en las autopistas pero estos caminos son de trocha y hay mucho barro, anoche llovió— seguía con el volante en las manos. Caray, ¿Qué hacer? Nadie me decía a mí que no. Por favor, soy el dueño de todo esto.

—Insisto— dije sonriendo pero molesto.

—Bueno, como quieras pero cuando nos atoremos no digas que no te advertí— se movió hacia el copiloto y subí a hacerme cargo del volante.

Encendí el automóvil y salí rápidamente, quería impresionarla con mi pericia conductiva, sentí un golpe y frené en seco. Bella soltó una carcajada. Bajé rápidamente para ver que había golpeado.

— ¡Maldición!— escuché gritar muy cerca. Bajo una de las llantas del auto estaba una motocicleta vieja, ahora retorcida. — ¡Por qué no se fijan!— Jacob llegó hasta nosotros para verificar los daños.

ACOSADOR -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora