CAPÍTULO 20: ESO ES UN CHANTAJE

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— ¡Edward! ¡Edward!— alguien saltaba en mi cama. Alguien que tenía la voz más hermosa que haya oído aunque a veces me grite. ¿Estaba saltando en mi cama? Cuidado Bella que este león puede atacar si es molestado en su territorio y serías la presa más deliciosa que pueda cazar.

—No te han dicho que entrar en la habitación de un hombre puede ser peligroso— murmuré jalando la almohada más cercana a mi rostro cuando me di cuenta que Bella estaba por abrir la ventana.

— ¿Peligroso? Ja. No eres peligroso en absoluto— escuché el ruido de las cortinas y me aferré más a mis cobijas. –Levántate vago, son más de las 10 de la mañana, tenemos todo listo para la cosecha— de un solo tirón quedé descubierto. –Ay ¡por los clavos de Cristo!— la escuché gritar y me reí. –Cúbrete estás en cueros— volvió a gritar, la vi de reojo, estaba mirando hacia una pared y aún así tenía sus manos tapando sus ojos.

—Así duerno— me levanté y tomé una bata. –Ya estoy medio vestido— le anuncié.

—Edward la cosecha debe empezar, mira el sol tan bonito que hay afuera, estamos retrasados, debemos acabar al menos una parcela para el almuerzo—traía un vestido floreado y el cabello recogido. Me hablaba con tal intensidad que volví a sonreír como el idiota enamorado que soy.

—Me visto en seguida y salgo, ni siquiera me voy a bañar. Sólo porque tú me lo pides— tomé ropa limpia del closet.

—Mentiroso, no te bañas porque no soportas el agua fría y echaste a perder todas tus termas ayer— me sacó la lengua y se fue corriendo. Mi berrinchuda linda. –Ponte una camisa blanca— la oí gritar desde no sé dónde.

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— ¡Listos!— grité después que Charlie terminada su escueto discurso de inicio de cosecha.

— ¡Sí!— me respondió todo mundo entre risas.

— ¡Adelante!— dije muy feliz.

Sé que debía permanecer sólo observando según indicaciones de Charlie. Pero se me hacía muy aburrido nada más mirar. No soportaba seguir así.

— ¿Ey ricachón, no quieres meter las manos en esta parra?— me reí porque había confundido su última palabra. Ay Bella si supieras donde quiero meter mis manos.

—Con todo gusto. ¿Qué debo hacer?— me acerqué a su lado y dejé que me mostrara. Me enseñó cómo cortar los racimos y luego tomó mis manos para aprender el ángulo adecuado de los cortes. Sus dedos eran suaves a pesar del trabajo que hacía pero también eran muy firmes y yo sabía que pegaban fuerte.

—Más despacio, atento a que no se caiga el racimo— los rosados granos cayeron en mi mano. Se veían apetitosas y tan brillantes.

—Son… perfectas. Se ven deliciosas— quise probar una grano pero no me lo pude comer, Bella se me adelantó y me lo quitó de entre los dedos con los labios. Su boca tocó un instante mis dedos y me estremecí de deseo.

—No se comen las uvas cuando se cosechan. Pero esa estaba deliciosa— Sin decir más se apartó de mí y siguió caminado debajo de las parras entretenida en la recolección. Ya no me podría concentrar en otra cosa que sus labios jugosos con sabor a uvas. Nunca me pareció una fruta sexy pero hoy si. Más tentadoras incluso que las manzanas.

Para el almuerzo habíamos terminado dos parcelas completas, nos sentamos a comer bajo de una ramada.

No quise ir a casa y comer solo, May entendió y me sirvió a mí también. No pude estar cerca de Bella, las chicas estaban todas juntas un poco alejadas de nosotros.

— ¿Ya le hablaste?— preguntó Quil mirando a Jacob.

—No. Hoy en la tarde voy a ir a verla, me ha estado evitando— dijo triste.

ACOSADOR -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora