CAPÍTULO 11: SUEÑO HÚMEDO

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Me incliné hasta que mis labios tocaron su cuello. Apenas la rocé. Aspiré su aroma con fuerza.

Embriagador. Potente.

De sus labios salió un suave gemido, me tensé ¿Acaso había despertado?

Su cuerpo se removió y se hizo para atrás, quedó pegada a mí, atrapó la mano que no había retirado de su cintura y la llevó a uno de sus pechos. ¡Por Dios!

Juro que no sabía qué hacer, mi reacción sanguínea no se hizo esperar, tal vez yo fuera algo lento para actuar pero algunas partes de mi cuerpo pensaban por sí mismas. Tuve una erección… y no podía des hacerla.

Y mi supuesta víctima de acoso pareció notarlo porque empezó a restregarse contra mí. Sus caderas se movían lentamente y en círculos, sus manos tenían aferrada la mía y acariciaba su cuerpo con ella. No sabía realmente si dormía o estaba despierta.

—Edward— la escuché suspirar. Me quedé de una pieza, al menos mi conciencia, porque el resto de mi cuerpo se estaba dando un festín sólo. ¿Por qué me llamaba a mí? Su voz fue apenas un murmullo, sensual y muy suave.

Debía estar dormida. Pero ¿Cómo podría mencionar mi nombre en la cama que supuesta mente debía compartir con su marido? De todas formas debía averiguarlo. Me incorporé un poco para ver su rostro.

Sus ojos estaban cerrados, aunque parecían moverse, como si en sueños estuviese mirando algo que tenía toda su atención.

Fue una mala maniobra la que hice, porque mis brazos tenían acceso a otros lugares y ella llevó mi mano prisionera a su entrepierna. No pude evitar soltar un gruñido al darme cuenta de lo caliente que estaba, mis dedos parecieron cobrar vida propia y se movían suavemente, buscando que subir un poco aquel camisón. Me apreté más a ella, si estaba soñando conmigo le iba a dar un buen sueño.

Empecé a respirar con dificultad porque Bella se movía cada vez más rápido, mi mano se había enredado en su camisón y apenas podía tocarla con esa estorbosa tela en medio, aun así me las ingenié para usar adecuadamente los dedos y excitarla más. Pronto sus gemidos se hicieron más audibles, quería que gritara pero tenía miedo por las personas que podrían estar fuera de la habitación o si tal vez su esposo había decidido finalmente no tener sexo con la meretriz podía aparecer en cualquier momento. Y allí sí que era hombre muerto. Muerto y castrado.

Bella empezó a temblar de pronto y apuré mis fricciones en su zona más intima. Podía ver parte de su rostro, ¿estaba teniendo un orgasmo? Esos gestos eran claramente un clímax. Era la expresión más sensual que había visto en mi jodida vida y yo sin poder hacer mucho. Qué frustrante.

Sus ojos se abrieron de pronto y quise salir corriendo como una de esas arañas machos que acaban de copular con sus hembras y tiene que huir antes que ellas los maten. Pero aún sujetaba mi mano. Me agazapé a su espalda como un cobarde. ¿Cómo diablos salía de esto entero?

—Jake ¿Qué me haces?— quitó mi mano de su intimidad. –Debiste despertarme— trató de incorporarse pero la abracé para mantenerla quieta.

—Suéltame, debo ir al baño— dijo algo molesta. Miré a la ventana ¿Cuánto me tomaría llegar allí y saltar? Antes que ella se dé cuenta claro.

— ¿Jake? Que me sueltes— exigió, simplemente la abracé para que no se levantara.

Eran 10 pasos, a un segundo cada uno. 15 segundos y podía estar fuera.

Sus manos acariciaron la mía, dedo por dedo. Y se detuvo abruptamente, no sabía que esperar pero estaba alerta, quizás empiece a forcejear más.

Sentí un dolor en el estómago y la solté para llevar mis manos a la boca del mismo, sí que sabía golpear, casi me dejó sin aire. Y cómo se vio libre de un salto se puso de pie y me miró.

ACOSADOR -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora