Qué ironía, en un vuelo a Jacksonville otra vez.
— ¿Necesita algo más señor?— la azafata claramente me ofrecía lo que no venía en la cartilla del menú.
—Gracias, estoy bien— que mentira más grande, si no estuviera rodeado de personas en un vuelo comercial seguramente estaría tomando litros de whisky para atrofiar mis sentidos. Eso era lo que más ansiaba hacer. Desaparecer mi conciencia, mis recuerdos, desaparecerla a ella.
Llegué a la casa de la playa al anochecer, no había comido ni bebido nada. Pero tenía 5 botellas de licor que fácilmente me durarían un par de días. Los suficientes para despedirme de aquella casita.
No tenía idea que haría después con mi vida. Ni puta idea… y eso no me importaba. Sólo quería una copa más. Y olvidar…
.
El teléfono sonaba cerca, sentía su zumbido en mi hombro. Quería seguir durmiendo, ¿Por qué me traían de vuelta? Yo no quería estar aquí, quería seguir soñando o en cualquier otro lugar pero no en este mundo.
No tenía idea de la hora ni del día. ¿Cuánto habría pasado? ¿Un día? ¿Dos?
Que importa, el dolor todavía estaba allí, en medio del pecho.
Ignoré la melodía alegre del timbre de Alice. Llevaba oyéndola varios minutos. Tomé el teléfono ¿Qué le diría? ¿No molestes? "Ya lo sé, soy un cornudo" "Les deseo que sean muy felices"
No, maldita sea no les deseo felicidad, les deseo que se maten entre ellos, que Bella tome un día un adorno de su mesa y le parta la cabeza al infeliz. Y ruego que él no le haga nada… o yo mismo lo mataré.
Ya deja de pensar en ellos Edward, déjalos allá, revolcándose en la hacienda. Déjalos con sus correrías campechanas. Lo que necesitas es volver a ser el hombre alegre y sin preocupaciones que fuiste. Libre y sin responsabilidades, inmaduro y sin planes serios.
Necesitaba una fiesta, amigos divertidos como Emmett y mucho trago… y tal vez alguna amiguita para pasar la noche.
Tiré el teléfono tan lejos como pude. No quiero escuchar a nadie.
Salí esa tarde después de bañarme. Había estado todo el día medio inconsciente. Llegué a un bar pero en Jacksonville no conocía a nadie.
—Ey guapo, ¿me invitas un trago?— una voz muy sensual me habló, me giré a verla, no estaba mal, cuerpo perfecto, ojos celestes, cabello rubio. No se parecía en nada a Ella.
—Lo que quieras— le sonreí. No entendía porque una sonrisa me costaba tanto.
— ¿Soy Heidi y tú?— elevó los pechos en clara señal de deseo.
—Edward— dije secamente. No me provocaba tomarla, creo que mi pequeño Eddie tenía depresión.
— ¿Qué haces por acá tan solo? jamás te había visto— ni me verás, pensé.
—Solo pasando el rato— respondí.
—Eres casado— no fue una pregunta, estaba mirando mi anillo, el de oro que había cambiado por el barato. No me lo había quitado, que tipo más patético soy.
—Sí— no quise entrar en detalle.
— ¿Y tu esposa?— preguntó.
—No lo sé…— sonreí ante su comentario. ¿Dónde estaría Bella? ¿Habrá hablado con mis padres? ¿Ya lo sabrán todo? Que importaba ya… Carlisle me había echado de su hacienda y no pensaba volver por nada del mundo.
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ACOSADOR -Terminado-
FanfictionACOSADOR (Mayores de 14 años) Todos los personajes le pertenecen a S. Meyer, sólo la trama es original. QUEDA PROHIBIDA TODA COPIA SIN PERMISO DE LA AUTORA SUMARY: El engreído Edward Cullen es enviado a la hacienda de su familia, él odia el campo y...