CAPÍTULO 21: LA REINA DE LA VENDIMIA

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Un auto amarillo estaba estacionado delante de la casa. Mi sonrisa se ensanchó sin quererlo. Tal como lo anunció, la enana adivina había llegado.

¿Ahora quien podrá salvarme del interrogatorio? Era capaz de sacarme todo bajo tortura. Mejor ni le decía quien era Bella o era capaz de presentarse en su casa sin anunciarse y reclamándole algo. Por ejemplo: porque se había robado mi corazón.

No, Alice no debía saber de la existencia de Bella, al menos no del impacto que tenía en mi vida. Era mejor quedarme callado.

— ¿Edward?— esa voz no era de la enana. ¿Rosalie Hale? ¿La sexy modelo de pasarelas francesas en mi hacienda? Y parecía que no venía preparada, traía un vestido corto y ligero y unos zapatos enormes, de esos que hacen lucir las piernas pero que las mujeres odian. Jamás comprenderé eso. ¿Porqué tanto sacrificio para verse bien?

— ¿Rosalie? Pensé que no te gustaba el campo— me acerqué a saludarla.

— ¿Gustarme? Me encanta. En películas claro, no sé si notas mi sarcasmo pero me dejé convencer por la loca de tu hermana. Te ves fatal Edward, parecen un peón— dijo mirando mi ropa informal.

—Esa es la idea, estamos en cosecha. ¿Quieres conocer la hacienda?— pregunté.

—Bueno, ya que tu hermana no va a soltarse de esa nana que tienen. Pero no pienso poner un pie en el suelo, estos Jimmy Choo no fueron creados para hundirse en la tierra— dijo mirando sus zapatos. Mujeres.

—Puedo cargarte hasta mi auto— le señalé la cochera. Lo dije en broma pero parece que ella si hablaba en serio, levantó sus brazos y no me quedó de otra que cumplir mi palabra. ¿Quién me mandaba a abrir la boca? Estaba pesada y eso que ella vive a dieta, en comparación con Bella debía tener unos 10 kilos más.

A duras penas llegué a mi coche y antes que pudiera dejarla en el suelo para abrir la puerta alguien se me adelantó.

—Gracias— dije sin mirar quien fue y dejé a Rosalie en el asiento del copiloto.

—De nada— era Bella, pero se fue tan rápido que no pude hablarle. Tampoco sabía que decirle todavía no terminaba de procesar aquello.

Dimos una vuelta por el lugar, no me aventuré muy lejos porque ya oscurecía.

— ¿Cómo te convenció Alice de venir?— pregunté interesado, Rosalie no era alguien que se dejaba manipular por Alice.

—Me prometió un hombre— solté una carcajada. Si había algo que Rosalie no tenía era discreción para hablar. Era terriblemente directa y decía las cosas de frente. Una cualidad que compartía con Bella.

Caray allí estoy de nuevo, comparándolo todo con mi berrinchuda como si ella fuera una medida universal. Todo giraba en torno a ella, hasta yo. Me había atrapado en su gravedad, eso me convertía en un tonto satélite.

— ¿Un hombre? Aquí sólo hay trabajadores no creo que sean de tu agrado— le sonreí.

—Ya sabes cómo es tu hermanita. Me dijo que un amigo tuyo iba a venir y que era mi tipo. Ver para creer— estacioné frente a la casa y bajé para abrirle la puerta y ayudarle a bajar.

— ¿No conoces a Emmett?— pregunté. Bueno creo que no habíamos coincidido todavía. Nuestros círculos eran otros. Yo no salía mucho con Alice, ella vivía inmersa en el mundo de la moda y yo… haciendo uno que otro negocio por allí.

—Si lo conociera no estaría aquí— se fue haciendo sonar sus tacos.

Bueno al menos ya no estaría sólo en casa. Mis amigos empezaban a llegar. Si Alice está aquí Jasper no debía tardar y mi amigo oso pronto aparecería a mirar mi cosecha como prometió.

ACOSADOR -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora