CAPÍTULO 5: SOY UN ACOSADOR

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Me levanté muy contento, encendí la terma y entré a la ducha. Estaba tan distraído que ni me tomé la molestia de verificar el agua, simplemente abrí la llave y tuve que ahogar un grito de susto. El chorro de líquido salió helado. Busque un par de toallas para abrigarme, temblaba de frío.

Cuando me recuperé me fijé en la terma, sí estaba encendida pero el agua seguía fría. Busqué con la mirada el desperfecto, mis ojos se detuvieron en un pequeño cable cortado. Esto no estaba así ayer. Anoche tomé una ducha caliente antes de acostarme.

Alguien lo había hecho y tal vez mientras dormía. Y sólo podía pensar en una persona que quisiera que mi vida fuese miserable. Y casualmente soñé con ella, no recuerdo bien pero sí que la vi en mis sueños.

Si quería verme molesto no lo iba a lograr. Yo sería el que le eche a perder el día. Niña vengativa, ya me iba a conocer.

Bajé a desayunar. May estaba preparándome un jugo.

—Buen día niño ¿Dormiste bien?— preguntó.

—Como un bebé May, creo que hace mucho que no descansaba tan bien—

—Tomate el juguito. Te he preparado huevos, pero no los he frito, eso sólo hace que pierdan sus vitaminas, te los he pasado por agua, pélalos y cómelos— se fue a la cocina y regresó con una bandeja con 4 huevos sancochados. Eso me trajo gratos recuerdos, del tiempo en que yo llevaba a la escuela la lonchera más nutritiva y elaborada.

Tomé mi jugo rápidamente y pelé los huevos uno a uno.

Mi mente estaba perdida ideando las más descabelladas situaciones y así desquitarme del agua fría de la mañana.

El sabor del huevo se hizo agrio y me lo saqué de la boca para ver porque. Me llevé un susto. No tenía yemas amarillas sino rojas.

— ¡May!— grité, mientras partía los otros huevos.

— ¿Niño?— la anciana se acercó a mí. Todos los demás huevos estaban igual de raros. –Ay niña tonta, le dije a mi nieta que fuera por los huevos y me trajo los que estaban empollando, no los que son para comer— retiró todo de mi vista, mientras yo corría al baño para lavarme los dientes. ¿Me había comido un huevo con un pollo adentro? Qué asco.

Esa… berrinchuda. Será muy guapa, sexy, tentadora… pero estaba tratando de hacerme la vida imposible.

Ya iba a ver. Con Edward Cullen no se juega.

Salí a caminar por la hacienda, haciendo lo posible porque mi sonrisa fuera la más deslumbrante que se haya visto por estos lares.

Encontré mucha gente en la zona de los trabajadores, casi todos en una pequeña y acogedora casita, la más apartada. Parecía nueva, es más, dos hombres estaban en el tejado terminando de colocar algo. Me acerqué a ellos. Jacob Black estaba allí sonriendo como siempre, con una sudadera sin mangas. Fanfarrón.

—Ey, buenos días con todos— saludé. La mayoría ni se inmutaron, ya sabía que no les caía muy bien pero no me importaba.

—Hola señor Cullen— Black como un anfitrión salió de entre todos a recibirme.

— ¿Es tuya?— pregunté señalándole la vivienda.

—Sí. Los muchachos me ayudaron a construirla sólo faltan las cortinas, uno que otro tapete y las canaletas para las lluvias. Hoy mismo traeré todas mis cosas— parecía feliz, pobre hombre, no sabía en lo que se metía.

—Pues les quedó hermosa, ¿Puedo?— dije en el umbral de la puerta, quería ver cómo se veía por dentro. No estaba mal la verdad, parecía acogedora.

ACOSADOR -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora