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Odd Wallace
—Oh Stansonn, también conseguí una lista de apartamentos en los que te puedes quedar—mi paladar se sentía amargo solo de pronunciar esas últimas palabras.
—Gracias Señor Wallace, los tomaré en cuenta.
Tomó los documentos y entró a su oficina. Se notaba en su cara que no era lo que ella quería y tampoco era lo que yo quería pero con el tiempo, aprendí una cosa. Cuando enamorado, siempre tratarás de darle lo mejor a esa persona aunque no sea lo mejor para ti, porque al final lo que te interesa es su felicidad y no la tuya. Si Colette realmente se siente así como me dijo en la mañana, es por que no la hago feliz. Nunca la hice feliz y eso me duele por dentro porque ella a mí sí me hace feliz. Solo con verla mi corazón late y mis manos ansiosas no soportan tenerla lejos, pero si ella no se siente igual, lo mejor será alejarnos.
Luego de que ella me mintiera de como se sentía de salud y se fuera a donde la Sastre, me di cuenta que no me tiene confianza como para platicarme de su malestar. Que no es respeto si no, temor. No quiero eso, realmente no quiero que ella sufra más, así que me haré a un lado y dejaré esta decisión en sus manos.
Salí de la oficina, no quería seguir cerca de ella sabiendo que mañana no será más mía.
—Dina, dile a la Señorita Stansonn que cuando necesite a Philip estará listo para recogerla, yo me voy.
—Está bien Señor Wallace, buenas tardes.
Asentí y salí hacia los elevadores.
Mi cabeza estaba tan perdida que podía sucederme lo que sea y no estaría consciente, nada me doliera porque nada duele más que lo que acabo de hacer. Dejar ir a Colette.
—Philip, al apartamento.
Ambos entramos al auto y salimos de la empresa.
Desde que contraté a Philip me ha parecido una buena persona, es respetuoso pero llevadero y platicar con él es muy entretenido pero ni eso me quita a Colette de la cabeza.
—¿Se encuentra bien Señor?
—Claro, ¿Porqué lo dices?
Philip ladeó la cabeza pero siguió con la vista al frente.
—Pues, se ve un poco depresivo, no estoy siendo entrometido, con su debido respeto Señor, se ve un poco triste.
Sonreí de lado.
—No importa Philip, me parece bien que te preocupes por la salud de tu jefe pero estoy bien. Es sólo que...
No sabía si desahogarme con él, era mi empleado y yo casi no hablaba mucho con mis empleados, siempre era frío con ellos.
No con Colette.
—Señor, recuerde que me hizo firmar un acuerdo de confidencialidad. Debe estar seguro que lo que usted me diga, no sale de este auto.
Asentí de nuevo.
—Es solo que...la dejé ir—al decir eso me tomé la cabeza con ambas manos.
—¿La dejó ir?....¿De la Señorita Stansonn estamos hablando?
—Si Phil, del amor de mi vida.
—Y la dejo ir ¿Porqué?
Mi vista se concentró en un punto fijo y pensé bien esta respuesta.
—Porque soy un imbécil que no la hace feliz.
—Señor, pero ella se miraba feliz al salir del Sastre.
—¿Se miraba feliz? ¿Porqué lo dices?—Ahora toda mi atención estaba en mi Chófer.
—Señor Wallace, cabe recordar que no firmé ningún acuerdo de confidencialidad con ella, así que supongo que no importaría comentarle lo que dijo.
—Eres un hombre muy inteligente Philip, a ver dímelo.
—Pues dijo que lo amaba, que se quería casar con usted, seguir viviendo a su lado y...—Philip se detuvo pero no había marcha atrás.
—Oh vamos Philip, no puedes detenerte. Habla.
—Ella quiere tener sus hijos.
Trague duro. Mi pecho se infló y comencé a respirar pesado.
—¿Estas seguro que ella ha dicho eso?—mi voz ahora sonaba más grave de lo normal.
—Señor, ella se miraba genuinamente dispuesta a hablar con usted cuando llegara a la Empresa.
Mierda. Ella iba a pedirme perdón y pedirme explicaciones pero en cambio de eso le di la anulación de nuestro compromiso.
Respiré profundo y mire hacia la ventana.
—Bueno, ahora me siento más idiota pero ya no hay marcha atrás. La decisión está en sus manos y si ella no quiere estar a mi lado, tendré que aceptarlo.
—Señor Wallace, confíe en usted mismo, no quiero sonar entrometido de nuevo pero...
—Olvídate de esas reglas estúpidas de no dirigirme la palabra si yo no te lo pido, estoy cansado de ser un hombre amargado en su propia empresa. Dime lo que quieras Philip, que en estos momentos me sirves de psicólogo.
—Confíe en usted mismo señor, confíe en ella, confíe en su amor, porque déjeme decirle que la base de un sólido matrimonio es la confianza y la honestidad.
Asentí mientras miraba mis manos. No podía creer que estaba dejando a un empleado decirme que hacer con mi vida.
—Gracias Philip—dije viendo cómo se estacionaba frente al edificio—Debes estar pendiente de Colette por si llama.
—Claro Señor, estoy para servirle, que descanse.
Bajé del auto pero aún me sentía diferente respecto a Philip, así que antes de cerrar la puerta del auto me giré hacia él y estiré mi mano frente a él para estrecharla y vi agradecimiento en sus ojos.
—Que descanse igual Philip—dije con media sonrisa al estrechar nuestras manos. Al alejar nuestras manos cerré la puerta y me di la vuelta para entrar al edificio.
—Buenas tardes Señor Wallace—Habló Greg con miedo.
—Buenas tardes—dije en su dirección dejándolo muy desúbicado.
Caminé hacia el elevador y subí a mi apartamento. Esta noche no dormiría, no sería capaz de concebir sueño pensando en Colette y en lo que decidirá.
Estando en mi apartamento caminé hacia el pequeño bar en mi salón y saqué una botella de Whiskey, no bebería para olvidar, bebería para poder soportar esta noche.