🍁CAPÍTULO DIECIOCHO

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Talina


Estoy observando el hermoso paisaje que está frente a mis ojos. Ahora me encuentro de pie frente a un gran ventanal.

—Talina ya llegué —anuncia Eitan entrando por la puerta—, y traje suficiente leña para la chimenea —añade.

Ahora estamos alojados en una vieja cabaña lejana de los tres reinos. Aquí nadie nos encontraría.

Eitan pone la leña sobre el piso de madera y se acerca hacia mí.

—Talina no es conveniente tener las cortinas abiertas —advierte Eitan cerrando las cortinas—. Alguien te podría ver.

—Lo siento —musito en voz baja.

Él no me responde y solamente me mira con picardía.

—¿Qué tramas? —indago enarcando una de mis cejas.

Eitan me alza con sus manos y enrolla mis piernas alrededor de su cintura. Jadeo cuando siento sus húmedos labios en mi cuello y después los estampa con mis labios. Él no para de besarme ni un segundo mientras me carga y me lleva hacia la cama.

—Sabías que te amo mucho Talina —expresa Eitan con sinceridad.

—No —le contesto con mi voz juguetona.

—Quieres que te lo demuestre ahora —susurra Eitan cerca de mi oído, haciendo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo.

Lo miro con una mirada seductora. —Adelante vampirucho.

Eitan me recuesta sobre la cama y se sube lentamente sobre mí, mientras separaba mis piernas para ponerse entre ellas. Después surgieron garras de sus uñas y Eitan con sus garras rompe mi vestido con delicadeza; luego se inclina hacia mis pechos dejando pequeños besos en ellos por encima del sostén.

—Eres mía Talina —murmura Eitan con su voz ronca pero a la vez muy sexi.

—Y tú eres mío —le hablo mientras admiro como me arranca el sostén con sus dientes.

Desesperada, le arrebato la camisa con rudeza haciendo que los botones de su camisa volaran por los aires. Después bajo el broche de su pantalón para quitárselo; luego de tener a Eitan en toda su gloria lo tomo del cabello y lo beso con locura.

Mi cuerpo arde en llamas en este instante, ya que ansiaba hace tiempo este momento. Eitan y yo hicimos el amor una y otra vez; y no puedo negar que este ha sido el mejor día de mi vida y no me importaba para nada hacer esto, sabiendo perfectamente que estoy casada con Jeidan y que le estoy siendo infiel.

De seguro Jeidan me estaría buscando en estos momentos.

Dejando esos pensamientos a un lado, abrazo a Eitan en la cama y apoyo mi cabeza sobre su pecho hasta quedarme dormida.

•••

Abro mis ojos de par en par y no veo a Eitan en la cama, así que me levanto con los pies descalzos y lo busco por toda la cabaña. No lo encuentro en ningún rincón y solo me falta revisar el sótano. Bajo hacia el pequeño sótano de la cabaña y lo veo tumbado sobre el piso sosteniendo su pecho.

—Eitan... —pronuncio su nombre en un hilo de voz.

—Perdóname Talina, pero no seré capaz de aguantar más —su rostro estaba más pálido de lo habitual—. Me estoy muriendo lentamente.

Me acerco hacia Eitan y me pongo de rodillas a su lado.

—Sabes que solo puedes morir si te arrancan el corazón —acaricio su mejilla y le regalo una sonrisa—, además yo te daré de mi sangre cuando mueras para que revivas como la otra vez.

Tres reinos en guerra 🍁Editando🍁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora